Entrevista Howie Hawkins
Barry Sheppard
A l’encontre, 11-8-2020
Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa
La Convención Nacional de 2020 del Partido Verde de los Estados Unidos debió realizarse en línea. La misma ratificó la elección de Howie Hawkins como candidato a la presidencia. Hawkins recibió 205 de los 357 votos emitidos en las primarias en los diferentes estados del país. Angela Walker será la candidata a vicepresidenta. En 2006, la candidata presidencial del Partido Verde, Jill Stein, había registrado 1.457.044 votos.
– Barry Sheppard: Para empezar, hábleme de usted.
Howie Hawkins: Tengo 67 años y soy un camionero retirado. Vivo en Syracuse, en el estado de Nueva York. En los años 60, cuando era adolescente, empecé a militar, en San Francisco, en los movimientos por los derechos cívicos, por la paz y el medio ambiente, así como en el movimiento obrero. En 1964, después de ver cómo republicanos y demócratas se oponían a los derechos cívicos u obstaculizaban el respeto de los mismos, después de ver cómo republicanos y demócratas se apoyaban mutuamente en la escalada de la guerra de Vietnam en 1965, me comprometí con una política independiente de clase trabajadora por una sociedad democrática, socialista y ecológica.
Participé en la organización de la primera reunión nacional del Partido Verde en agosto de 1984 en el que seguí, desde entonces, militando. En 2010, como candidato del Partido Verde para gobernador de Nueva York, fui el primero en hacer campaña por un Nuevo Pacto Verde (Green New Deal). En 2014, y luego en 2018, hice campaña para gobernador. En cada oportunidad, recibimos suficientes votos como para que el Partido Verde pudiera presentarse en las elecciones de Nueva York cuatro años después. [1]
– ¿Cómo se opone el Partido Verde al poder y a los intereses de los propietarios de los combustibles fósiles? ¿En qué se diferencia el Green New Deal eco-socialista de su partido del que proclaman los demócratas de izquierda como, por ejemplo, Alexandria Ocasio Cortez?
Queremos socializar todo el sector energético, incluyendo las empresas de carbón, petróleo y gas. Queremos invertir los ingresos del sector de los combustibles fósiles generados durante la transición en energía limpia y renovable, en lugar de producir más carbón, petróleo y gas.
Nuestro Nuevo Pacto Verde es eco-socialista y se centra en las empresas públicas y en la planificación de los sectores de la energía, el transporte y la industria manufacturera, con el fin de llevar a cabo una rápida transición, de aquí a 2030, para alcanzar emisiones de carbono equivalentes a cero o negativas, con a una energía 100% limpia.
El Nuevo Pacto Verde fue la piedra angular del Partido Verde en el 2010. Los demócratas adoptaron el lema a finales de 2018, pero modificaron buena parte del contenido. La resolución de carácter no vinculante sobre un Nuevo Pacto Verde, presentada por Alexandria Ocasio Cortes en el Congreso, eliminó la mayor parte del Nuevo Pacto Verde del Partido Verde como, por ejemplo, la prohibición de la fractura hidráulica (para la extracción de petróleo, NdT) y nuevas infraestructuras de combustibles fósiles, la eliminación gradual de la energía nuclear y recortes profundos en el gasto militar para ayudar a financiar el Nuevo Pacto Verde. El Green New Deal de los Demócratas pospone a 2050 el objetivo de cero emisión de carbono, en lugar de 2030.
Pero la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, no permitió que la Cámara votara la resolución no vinculante. En el Senado (donde los republicanos son mayoría), todos los demócratas votaron «presente» (ni sí ni no, sino un voto que cuenta como quórum para validar o invalidar una ley) en lugar de «a favor», con la excepción de los cuatro demócratas que votaron «no», junto con los republicanos. Los demócratas no promulgarán nunca un Nuevo Pacto Verde, como lo dejan bien en claro las políticas pro-energía fósil de Joe Biden y la plataforma demócrata de 2020.
-¿Cuál es el significado de la fuerza de Black Lives Matter (BLM, Las Vidas Negras Cuentan)? ¿Está naciendo un nuevo movimiento radical?
La importancia del nuevo impulso que ha tenido BLM es la siguiente. Según las encuestas, por primera vez en la historia de los Estados Unidos, la mayoría de los blancos apoyan un movimiento contra el racismo sistémico. Tal vez estemos presenciando el amanecer de un nuevo movimiento radical, si observamos la cantidad de jóvenes blancos que a través de BLM manifiestan su solidaridad con las personas negras.
Pero no podemos saber si este movimiento se convertirá en un movimiento radical que aspire a cambiar las estructuras de poder o en un movimiento de reformas que se limite a exigir que la estructura de poder existente cambie ciertas prácticas.
-¿Cuál es la posición del Partido Verde ante los llamados cada vez más frecuentes a efectuar recortes drásticos en el financiamiento de la policía e incluso a la abolición de la misma?
Nosotros apoyamos las reivindicaciones de «desfinanciamiento» y de abolición, pero también consideramos esencial reclamar el control de la comunidad sobre la policía.
El sistema policial que tenemos fue diseñado por los políticos -a pedido de la industria inmobiliaria y sus propietarios, de los promotores, de los abogados y de los banqueros que financian sus carreras políticas- para mantener a la gente de abajo, en particular a los negros, a una «distancia segura» de las clases superiores.
La policía vigila los distritos escolares y municipales según el New Jim Crow [2] gracias al que la segregación racial y de clase, así como los arrestos masivos, se desarrollan. La policía se controla a sí misma a nivel interno, lo que le permite salir bien parada en casos de asesinato, agresión y otros delitos, incluida la confiscación de bienes tras una condena.
El control comunitario de la policía implica comisiones de policía elegidas públicamente o elegidas por sorteo dentro de la comunidad, como en el caso de los jurados. Estas comisiones de policía tendrían que tener la potestad de contratar y de despedir a los jefes de policía, de definir políticas y presupuestos, y de investigar y sancionar las infracciones cometidas por la policía.
Si al movimiento le bastan las reformas de las prácticas policiales, como la prohibición de las llaves de estrangulamiento u otras reformas de uso de la fuerza, sin atacar a los que gobiernan y controlan la policía y para los que ésta trabaja, la brutalidad policial y el racismo continuarán.
Apoyamos el reclamo de reducciones drásticas en los presupuestos policiales y la inversión de ese dinero para satisfacer las necesidades de la comunidad. Estamos ampliando nuestras demandas porque, de otro modo, los presupuestos de la policía no bastarían para poder alojar a las personas sin hogar en lugar de acusarlas de delitos penales, para brindar atención médica a los drogadictos en lugar de criminalizarlos, y para que las comunidades pobres dispongan de escuelas y servicios de salud decentes.
También llamamos a suprimir la financiación del ejército y que el presupuesto que se le dedica sea invertido en la creación de empleos, en el desarrollo de empresas cooperativas y colectivas, en la vivienda, las escuelas y la salud, indispensables para las comunidades racializadas, que desde el período de la esclavitud hasta la actualidad, han sido segregadas, discriminadas y explotadas.
Las comunidades sometidas a la opresión racial no sólo denuncian la brutalidad policial, el acoso constante, la represión abusiva de las infracciones menores y de los comportamientos no delictivos. También denuncian la ausencia de policía en sus comunidades para hacer frente a los delitos violentos y graves contra la propiedad que tienen lugar en ellas.
Los crímenes violentos como los homicidios, las violaciones y las otras formas de violencia representan sólo el 5% de las detenciones. Los delitos graves contra la propiedad como las rapiñas, el hurto y el robo de coches representan alrededor del 12%. La policía arresta sólo al 25% de los responsables de esos delitos. Y el 60% de las víctimas de esos delitos no los denuncian porque temen, a menudo, que la policía los acuse de haber estado en la escena del crimen. Estas comunidades se quejan de que la policía siempre está presente para acosarlas pero está ausente cuando se trata de hacerse cargo de criminales peligrosos.
La abolición de la policía tal y como la conocemos significa concebir un sistema de seguridad pública que proteja a las comunidades racialmente oprimidas, reemplazando la estructura actual de poder. El control comunitario de la policía nos permitiría hacerlo.
-¿Cuál es su posición sobre la inmigración?
La liberación de los inmigrantes detenidos será el primer paso que daremos, junto con la apertura de la frontera mexicana para dejar entrar a los migrantes, para que padres e hijos separados puedan estar juntos de nuevo y ayudar a estas personas a encontrar vivienda, trabajo y los servicios que necesitan.
Abogamos por una apertura de las fronteras similar a la que existe entre los países de la Unión Europea. La gente debería ser libre de ir y venir a través de las fronteras para trabajar, comprar, ir de vacaciones o establecerse donde quiera. Bastaría con registrarse en la aduana y si no hay orden judicial de arresto, ser libre para que cada cual haga lo que prefiera.
¿Y con respecto a la atención médica?
Proponemos el programa Medicare for All. Durante el primer año, un programa de seguro de salud nacional se encargará de ponerlo en práctica, haciéndose cargo de todos los tratamientos médicos. Podrá financiarse exclusivamente a través de impuestos progresivos sobre el patrimonio y los ingresos, sin deducciones u otros gastos a cargo del paciente.
Durante la próxima década, extenderemos el programa a un servicio nacional de salud bajo control público. Los hospitales y las clínicas pasarían a ser de propiedad pública. Los médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud serían empleados del sector público. Todo el sistema estaría regido por juntas sanitarias locales elegidas públicamente que se federarían a nivel estatal y federal para planificar y coordinar los recursos y las necesidades.
-Si resultara electo, ¿cómo abordaría la lucha contra la pandemia de coronavirus?
Utilizaría la Ley de Defensa de la Producción, de1950, para poner en práctica un programa federal de pruebas, rastreo y cuarentena de personas infectadas o que hayan estado recientemente en contacto con personas infectadas para suprimir la propagación del Covid-19.
Una vez que la circulación del virus esté ampliamente controlada, podríamos retomar con seguridad la economía y las escuelas adoptando medidas de salud pública como mascarillas y otros equipos de protección personal, así como el distanciamiento físico.
Durante el período de emergencia, le pediría al Congreso que autorizara los gastos necesarios para mantener los puestos de trabajo de la gente, los gastos generales de las empresas, el financiamiento de las casas, de los alquileres, de los servicios de salud y los ingresos hasta el final del estado de emergencia.
El Green New Deal eco-socialista resulta necesario para sacar a la economía de la depresión de la Covid-19, para la recuperación económica, así como para la protección del medio ambiente y del clima.
La incompetencia en la lucha contra el virus en los Estados Unidos muestra que los dos partidos en el poder están presidiendo un Estado que ha fracasado. Con el 4% de la población mundial, los Estados Unidos son responsables de más del 25% de las muertes por Covid-19 en el mundo. Trump renunció. La Covid-19 ganó.
Trump es un perdedor. Pero, ¿qué podemos decir de Joe Biden? Vive a unos pocos pasos del «White House press corps» (Cuerpo de prensa de la Casa Blanca) [3]. Como candidato demócrata, podría hacerse oír, en ocasión de las conferencias de prensa, para llamar a la opinión pública y al Congreso a que apoyen el programa de pruebas, de seguimiento y de cuarentena que el país necesita con urgencia. En lugar de asumir el liderazgo, de proponer una dirección, parece que siguiera escondido en su sótano.
Nuestras declaraciones, desde el mes de marzo, han llamado sistemáticamente a una respuesta urgente y con base científica a la crisis de Covid-19. (Desde el 3 de marzo, hemos publicado ocho documentos sobre este tema: el último se titula «Redlines for Covid and Economic Recovery», con fecha del 30 de julio…https://howiehawkins.us/red-lines-for-covid-and-economic-recovery/)
-El Partido verde se presenta como «explícitamente anticapitalista». ¿Es usted socialista?
Soy socialista. Apoyo un socialismo democrático y ecológico. La plataforma del Partido Verde propone una alternativa económica al capitalismo y al socialismo de Estado antidemocrático. A esta alternativa la llamamos: «eco-socialismo», «comunalismo» y «federación de una mancomunidad cooperativa».
-¿Qué propone el Partido Verde para avanzar hacia la organización de fuerzas para un cambio radical, incluyendo a los trabajadores y trabajadoras?
Unos 100 millones de personas, o sea el 42% del electorado, no votaron en las elecciones presidenciales de 2016. Esas personas provienen sobre todo de la clase obrera, de la gente de color y de la juventud. No votan porque son ajenos a este Estado bipartidista de las grandes empresas. Son el futuro de un Partido Verde que aspira a convertirse en un partido de masas y en una fuerza política en los Estados Unidos.
Nuestra campaña ayuda a nuestros miembros a nivel local y estatal a aprender a ser organizadores y no sólo activistas. Los Verdes son militantes firmes y de confianza. Siempre estamos presentes. Salimos a la calle, para defender nuestros objetivos y movilizar a nuestra gente.
Necesitamos ampliar nuestra base trabajando con las comunidades ignoradas, como lo hacen los buenos organizadores sindicales y comunitarios. No son predicadores, sino que saben escuchar. Tratan de ser reactivos y útiles en las cuestiones que preocupan a esas comunidades. Construyen relaciones, amistad y confianza.
Mediante este enfoque, podemos establecer secciones locales del Partido Verde en esas comunidades y mantenernos activos sobre todos esos temas entre dos elecciones y también durante las campañas electorales.
-Estamos en medio de una profunda recesión. ¿Qué soluciones proponen para ayudar a los trabajadores y a los oprimidos?
Estamos haciendo campaña por una «Economic Bill of Rights» [4] una «Declaración de Derechos Económicos» que incluya una garantía de empleo, un ingreso garantizado por encima de la línea de pobreza, viviendas a precios accesibles, el seguro de salud Medicare for All, una educación pública gratuita desde el preescolar hasta la universidad y una jubilación segura con la duplicación de las prestaciones de la seguridad social. La Declaración de Derechos Económicos forma parte de nuestro Green New Deal eco-socialista.
La otra parte es el programa de reconstrucción de la economía verde para reformular todos nuestros sectores productivos, incluidos la energía, el transporte, la producción manufacturera, la agricultura y la construcción, para que las emisiones de carbono vayan de nulas a negativas y la energía sea 100% limpia para 2030.
Nuestro presupuesto para este programa es de 27,5 billones de dólares en 10 años, con una creación de más de 30 millones de puestos de trabajo, principalmente en la construcción y en la industria. Es la inversión pública que necesitamos para reconstruir la economía hacia una prosperidad ecológicamente sostenible.
-Muchos activistas de izquierda, incluso personas que se definen como socialistas, llaman a apoyar a Biden para derrotar a Trump. ¿Qué les dicen ustedes? ¿Cuál es su análisis de los partidos Demócrata y Republicano?
Trump está preparando su propia derrota. El Covid-19 podría haberle permitido seguir simplemente el consejo de los expertos en salud pública, «vencer» al virus, reactivar la economía de manera segura y convertirse en el héroe de la crisis. Pero es ignorante, incompetente y egocéntrico – y muchos de sus partidarios lo ven incluso como un mentiroso compulsivo muy peligroso. Por eso está bajando en las encuestas.
Sin embargo, hay posibilidades de que sea reelecto, pese a que decenas de miles de personas mueren como consecuencia de la Covid-19 y millones han sido despedidas del trabajo, lo que implica perder su seguro médico, que está vinculado al contrato de trabajo. Esas personas corren el riesgo de ser desalojadas o de que sus casas les sean embargadas. Si los demócratas no son capaces de ganarle a Trump ante tal crisis, no son capaces de hacer nada.
Para los socialistas, la pregunta es: ¿van a votar por un programa socialista o por el capitalismo neoliberal de Biden? Los socialistas que votan por Biden se suicidan políticamente como socialistas. Desaparecen por sí mismos. Se condenan a sí mismos al silencio. Renuncian a su propia identidad de alternativa socialista. Nadie sabrá nunca que el voto de un socialista por Biden fue un voto socialista. Es un voto a un halcón de guerra neoliberal. En esa confusión, el socialismo se pierde. Los socialistas no pueden esperar que el Partido Demócrata luche de manera eficaz contra la derecha.
Los demócratas son funcionales a los republicanos. Bill Clinton llamaba a eso «triangulación» e introdujo propuestas republicanas, entre las cuales el fin de la garantía de ayuda social federal, los acuerdos comerciales dirigidos por las empresas, la llamada austeridad presupuestaria equilibrada, el aumento del gasto militar y los proyectos de ley contra la criminalidad y a favor de la encarcelación masiva.
Como presidente del Comité Jurídico del Senado, Joe Biden fue el arquitecto legislativo de muchas de estas políticas. Como Vicepresidente de los Estados Unidos, apoyó la implementación por parte de Barack Obama de la reforma republicana de los subsidios públicos para el seguro médico privado. Como presidente del Comité de Relaciones Exteriores, Biden garantizó el apoyo democrático a la guerra en Irak.
Como vicepresidente de los Estados Unidos, asumió la política de la administración Obama de no procesar a los empresarios criminales que robaron la mitad de la riqueza de la «América Negra» a través de préstamos hipotecarios predadores, de embargos y fraudes mediante «robo-signing» [5] (firma electrónica) con lo que robaron millones de casas.
Dos de los peores de ellos están ahora en el gabinete de Trump: Wilbur Ross en el (Departamento de) Comercio y Steve Mnuchin en el (Departamento del) Tesoro, debido a que la administración Obama no procesó a estos empresarios criminales. El dúo Obama/Biden se negó a procesar a los responsables de la política de detención secreta y tortura de combatientes enemigos capturados y de aquellos que se sospechaba que podían ser terroristas. Ahora, muchos de estos funcionarios -criminales de guerra de facto- están de vuelta en la administración de Trump.
Trump podría haber sido destituido y condenado por una opinión pública movilizada contra la larga lista de crímenes cometidos si el Congreso, de mayoría demócrata, hubiera querido mostrar cómo el desprecio de Trump por la ley, la codicia personal, el desprecio por el Congreso y el abuso de poder perjudican a los trabajadores, a los consumidores y el medio ambiente. Pero la presidenta Nancy Pelosi renunció a llevar a cabo una acusación de tal magnitud para proteger a sus diputados demócratas conservadores ante sus oponentes republicanos.
La izquierda estadounidense está desapareciendo en un Partido Demócrata, que se ha vuelto fundamentalmente capitalista, como resultado del Frente Popular comunista de 1936 y de la política de realineamiento del Partido Socialista en los años 50 y 60. En ella entraron estos partidos y nunca la abandonaron, dejando de ser una clara alternativa de izquierdas. En ausencia de un partido de izquierda amplio e independiente que busque movilizar a su electorado, los demócratas se fueron desplazando gradualmente hacia la derecha en busca de electores indecisos.
El Partido Republicano representa hoy un racismo blanco revanchista, que fue siempre una fuerza importante en la política de los EE.UU., pero que disminuye junto con el envejecimiento demográfico, y porque el país se dirige hacia una mayoría de personas de color. El «Grand Old Party» (GOP, Partido Republicano) está sobrerrepresentado en los estados debido a la manipulación de las circunscripciones legislativas y a la existencia de un Colegio Electoral antidemocrático.
Los demócratas representan a los estratos profesionales que participan en la gestión de las empresas, como un partido europeo cómodamente instalado en el centro-derecha del espectro político. El ala progresista del Partido Demócrata está autorizada a hacer discursos, pero las decisiones son tomadas por el ala vinculada al capital. La base de masas de los dos grandes partidos tradicionales está formada por las clases media y alta. Sólo vota una pequeña parte de la clase trabajadora.
Los demócratas no tienen ninguna solución para los problemas de vida o muerte a los que estamos confrontados con el clima, las desigualdades y la nueva carrera hacia el armamento nuclear. Los demócratas no se comprometen a participar en la defensa del clima desde que la administración Clinton/Gore negoció para suavizar los protocolos de Kioto sin haber presionado nunca al Senado para que los ratificara.
Cuarenta y cinco años de estancamiento de los salarios y de creciente desigualdad han llevado a una disminución de la esperanza de vida de la clase obrera estadounidense. El Bulletin of the Atomic Scientists ajustó el «Doomsday Clock» (el reloj del apocalipsis) [6], lo más cerca posible de la medianoche. Ninguno de los principales candidatos del Partido Demócrata ha abordado la nueva carrera armamentista nuclear, incluso si el último tratado bilateral sobre armas nucleares entre los Estados Unidos y Rusia expira el próximo mes de febrero.
Los Verdes proponen soluciones reales a estos problemas. Las soluciones verdaderas no pueden seguir esperando.
Notas redacción A l´encontre
[1] En el estado de Nueva York, para poder beneficiar del acceso automático al voto, un partido debe haber obtenido al menos 50.000 votos en la elección anterior para gobernador.
[2] Las leyes Jim Crow (Jim Crow Laws) eran leyes nacionales y locales promulgadas por las asambleas legislativas de los estados del Sur entre 1877 y 1964 para impedir la aplicación efectiva de los derechos constitucionales de los afroamericanos adquiridos a partir de la Guerra de Secesión: la Decimotercera Enmienda de la Constitución estadounidense, del 6 de diciembre de 1865, que abolió la esclavitud; la Decimocuarta Enmienda a la Constitución estadounidense, de 1868, que le concedió la ciudadanía a toda persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos y prohibió toda restricción a ese derecho; la Decimoquinta Enmienda a la Constitución estadounidense, de 1870, que garantizó el derecho de voto a todos los ciudadanos de los Estados Unidos.
[3] El White House Press Corps (Cuerpo de Prensa de la Casa Blanca) es un grupo de periodistas o de corresponsales acreditados ante la Casa Blanca, en Washington, que cubren los acontecimientos relacionados directa o indirectamente con el Presidente de los Estados Unidos.
[4] The Bill of Rights, la Declaración de Derechos: es el conjunto de las primeras diez enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos. Limita los poderes del gobierno federal y garantiza la libertad de prensa, de expresión, de religión, de reunión, el derecho a llevar armas y el derecho a la propiedad.
[5] «Robo-signing» es un término utilizado por los defensores de los consumidores para describir el proceso de validación automática de la producción en masa de ejecuciones falsas o falsificadas de cesiones hipotecarias, declaraciones juradas y otros documentos jurídicos relacionados con las ejecuciones de hipotecas y con asuntos jurídicos creados por personas sin conocimiento de los hechos mencionados en los mismos. También incluye cargos de fraude notarial en el que los notarios pre y/o post certifican declaraciones juradas y firmas de los llamados robofirmantes (robo-signing).
[7] El Reloj del Fin del Mundo o Reloj del Apocalipsis (Doomsday Clock) es un reloj conceptual creado poco después del comienzo de la Guerra Fría y actualizado desde 1947 por los directores del Bulletin of the Atomic Scientists de la Universidad de Chicago, en el que la medianoche representa el fin del mundo. El reloj utiliza la analogía de la cuenta regresiva hacia la medianoche para denunciar el peligro para la humanidad de las amenazas nucleares, ecológicas y tecnológicas. La cantidad de minutos que quedan para llegar a la medianoche se actualiza después de una estimación colegial. Desde el 23 de enero de 2020, el reloj muestra medianoche menos cien segundos (11:58:20 p.m.) debido a «la incapacidad de los dirigentes mundiales para hacer frente a las amenazas inminentes de una guerra nuclear y del cambio climático».