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¿Cuba resistirá la «máxima presión económica»?

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JACOBIN

UNA ENTREVISTA CON

Carlos Fernández de Cossío

Traducción: Florencia Oroz

Hablamos con el viceministro de Asuntos Exteriores de Cuba sobre las relaciones bilaterales con Washington y lo que queda del socialismo cubano en un periodo de escasez y malestar.

Los cubanos pasan frente a la embajada de Estados Unidos mientras marchan por el paseo marítimo de La Habana el 20 de diciembre de 2024, durante una manifestación contra el bloqueo y la permanencia de Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo. (Yamil Lage / AFP vía Getty Images)

El 6 de abril de 1960, el diplomático estadounidense Lester D. Mallory escribió un memorándum en el que abogaba por un embargo contra Cuba «para provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno». Dado que la mayoría de la población de la isla apoyaba a Fidel Castro y que el país había vivido recientemente una revolución, consideraba que solo medidas extremas podrían influir en la opinión popular.

Casi sesenta y cinco años después, a pesar del fracaso manifiesto en sus propios términos, esa política sigue vigente. Los trabajadores cubanos siguen sufriendo las consecuencias. Sin embargo, los últimos años han sido diferentes a las seis décadas anteriores. Tras una apertura durante la administración Obama, el embargo contra Cuba se radicalizó mucho más bajo Donald Trump. En la campaña electoral de 2020, Joe Biden habló de la «fracasada política hacia Cuba» de Trump y señaló su voluntad de volver al enfoque de Barack Obama. En el cargo, sin embargo, hizo poco para cambiar las cosas.

Combinado con el impacto del COVID-19 y la guerra en Ucrania, la intensificación del bloqueo ha provocado una mayor escasez, apagones paralizantes y nuevos brotes de malestar social en la isla. El presidente entrante, por su parte, ha pregonado abiertamente la perspectiva de un «cambio de régimen» en La Habana. Sin embargo, para muchos estadounidenses progresistas, Cuba y la revolución que una vez capturó su imaginación y comandó su solidaridad parecen estar más lejos que nunca de sus mentes.

El editor y fundador de Jacobin, Bhaskar Sunkara, conversó recientemente con Carlos Fernández de Cossío, viceministro de Asuntos Exteriores de Cuba, sobre las relaciones bilaterales con Washington y lo que queda de los logros de la Revolución Cubana en estos tiempos difíciles.

 

BS

Usted nació en 1959, el mismo año de la Revolución Cubana. ¿Qué significó la revolución para su generación, la generación que quizás era demasiado joven para recordar la movilización masiva de recursos, las campañas de alfabetización y toda la actividad de ese primer período?

CFC

Llamamos a 1959 «el año de la liberación». La mía es la primera generación que recibió todos los beneficios de la revolución. Es la primera generación que ingresó masivamente en un sistema educativo público. La primera que masivamente llegó al bachillerato, la primera que masivamente llegó a la universidad. La primera que se vacunó masivamente.

Eso llevó a un equilibrio en el que independientemente de dónde nacieras, de tu barrio, tu formación, tu actividad profesional, la riqueza tuviera tu familia, todos íbamos a la escuela y al trabajo con las mismas condiciones. Así que yo diría que es la generación que más se benefició de la revolución.

Llegamos a la mayoría de edad en el momento de mayor prosperidad en Cuba: finales de los años setenta, principios de los ochenta. Experimentamos un aumento constante del nivel de vida y la distribución equitativa de la riqueza en Cuba y la mejora de la condición social de la población en su conjunto.

Miles de personas se iban a estudiar a la Unión Soviética y a los demás antiguos países socialistas. Es el momento en que se tienen los primeros doctores y en que explota nuestra capacidad científica. También es la generación que participó masivamente en nuestras operaciones internacionalistas en África, como nuestra batalla [contra la Sudáfrica del apartheid] en Angola.

 

BS

¿Teme que algunos de los logros de la revolución se hayan perdido en las generaciones más jóvenes que alcanzaron la mayoría de edad durante el Periodo Especial y después?

CFC

Conocen una realidad diferente. Son los hijos de la generación de la que hablábamos, que no tuvieron la fortuna de vivir los logros de la Revolución Cubana como los vivieron nuestras generaciones, y eso por dos razones: primero, porque Cuba atravesaba una grave situación económica. Pero segundo, porque nacieron cuando muchos logros podían darse por sentados, como tener atención médica para todos, acceso a la educación, barreras raciales borradas, y más.

Podían dar por sentados estos logros y, sin embargo, se enfrentaban a las limitaciones económicas del Periodo Especial, cuando la economía cubana cayó un 36% en cuatro años. Después, cuando empezó a recuperarse, nunca alcanzó las posibilidades de la década de 1980, y ahora los más jóvenes están experimentando las dificilísimas condiciones de los últimos cinco años.

 

BS

¿Puede describir el alcance de estas dificultades, desde la pandemia y la escalada del bloqueo por parte de Trump?

CFC

En los últimos cinco años Cuba ha atravesado una situación muy difícil como resultado de una combinación de factores. Uno es que el Gobierno de Donald Trump, que a partir de 2019 comenzó a poner en marcha una política que denominó de «máxima presión económica» contra Cuba. Se trata de la economía más fuerte del mundo tratando de asfixiar a un país pequeño y a su economía.

Esto ha tenido un impacto severo en Cuba, especialmente porque los esfuerzos no solo se dirigen contra Cuba, sino también contra los socios económicos que hacen negocios con Cuba, incluidas las instituciones financieras. Todo eso es un gran impuesto sobre nuestra economía.

A esto se añaden los efectos del COVID-19. Cerramos totalmente el país, tanto a los extranjeros —lo que afectó a una de nuestras principales fuentes de ingresos, que es el turismo— como a las fábricas y los centros de trabajo, y la economía aún no se ha recuperado de ello.

Y hay que añadir un tercer factor: la guerra en Ucrania. Ucrania, Rusia y Bielorrusia han sido tradicionalmente importantes socios comerciales de Cuba. Productos como los fertilizantes, el aceite de cocina, las semillas y otros productos que importamos de esa parte del mundo se han detenido o se han vuelto muy difíciles de obtener como resultado de esa guerra, y eso tiene un impacto en la economía.

 

BS

¿Podría hablarnos del alcance actual de la escasez en Cuba, en lo que se refiere a bienes sociales y electricidad?

CFC

La gente se enfrenta a largos apagones. Los servicios de salud, uno de los grandes logros de Cuba, se han visto afectados de una manera desconocida para nuestra población. La capacidad del sistema de salud pública para garantizar el esquema básico de fármacos y medicamentos que requiere el país es muy grande. De modo que las limitaciones implican que muchos cubanos simplemente no tienen acceso a los fármacos y medicamentos básicos que necesitan, algunos de ellos para enfermedades crónicas que requieren atención permanente. Tenemos problemas con la disponibilidad de alimentos y un problema de inflación que supone una enorme distorsión en la economía.

 

BS

¿Cuáles son algunos de los factores internos que perjudican a la economía?

CFC

Hay un cuarto factor. Empezó en 2011, cuando tomamos la decisión política de transformar nuestra economía. Lo llamamos actualizar el modelo económico socialista, pero empezamos a tomar medidas en 2016.

En primer lugar, tuvimos que lidiar con nuestra moneda, y había una convicción largamente sostenida de que necesitábamos corregir la existencia de dobles monedas y múltiples tipos de cambio. [Esa unificación monetaria] se produjo en plena pandemia, en enero de 2021. Eso ha tenido un impacto en nuestra economía, y es difícil gestionarlo bajo las severas restricciones a las que nos enfrentamos.

 

BS

Cuba ha lidiado con estas limitaciones —el embargo y la presión estadounidense— durante décadas. ¿Puede describirnos un poco más cómo ha empeorado la situación en los últimos años?

CFC

Entre las medidas que tomó la administración Trump —y que continuó el gobierno de Biden— estaba mantener a Cuba en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo. Eso impacta ampliamente en la economía de Cuba: en la disponibilidad de combustible, en la cantidad de divisas que el país es capaz de generar para hacer frente a las necesidades básicas, y también en la capacidad de producir electricidad.

El consumo de energía en el país se ha disparado porque la gente tiene más equipos eléctricos, electrodomésticos, bicicletas eléctricas, todo eso. Así que la demanda ha crecido, nuestra red eléctrica ha envejecido y hemos tenido durante este periodo muy difícil limitaciones para el mantenimiento, para las reparaciones, para la modernización. La única manera de equilibrarlo es mediante lo que llamamos generación distribuida. Esa generación distribuida depende de la importación de gasoil o fueloil, que se nos ha encarecido mucho, sobre todo por las sanciones de Estados Unidos contra las compañías que transportan petróleo a Cuba.

 

BS

¿Cómo se compara esto con el Periodo Especial?

CFC

La diferencia entre ahora y los años 90 es que en los 90 la situación era más equitativa. Hoy ves inflación y precios muy altos. Ves restaurantes que están por encima del salario de la mayoría, pero tienen clientes. Hay cubanos que van; ves los precios en las tiendas privadas que se han establecido, pero hay gente que compra y muchos que no pueden. Hay un ingreso oculto, hay una capacidad de pago oculta para algunos en la población a través de remesas o negocios privados. No dependen de un salario como los funcionarios del gobierno, los profesores o los médicos.

Esto genera un nivel de desigualdad que no se había experimentado en Cuba desde los años sesenta. Esa es una nueva realidad que crea inestabilidad, crea este desencanto en algunos y genera migración.

 

BS

Las divisas de las remesas son necesarias, pero por su propia naturaleza siempre van a estar desigualmente distribuidas.

CFC

Las medidas coercitivas de Estados Unidos han tenido como objetivo que las remesas fluyan hacia Cuba por medios irregulares. No pasan por el sistema bancario, lo que nos permitiría tener una mejor gestión de la economía y una capacidad de distribuir mejor la riqueza y el bienestar en el país.

 

BS

Como resultado de muchas de estas cosas, su propia oficina de estadísticas nacionales dijo que casi un millón de personas (cerca del 10% de la población) habían abandonado la isla entre 2022 y 2023. La mayoría de ellos son presumiblemente personas en edad de trabajar. Y la población de Cuba, en parte debido a los logros históricos de su sistema de salud, está bastante envejecida. Su demografía es similar a la de los países capitalistas avanzados en términos de longevidad y tasa de fertilidad.

CFC

Cuba se parece a los países europeos en términos de desarrollo social. El avance en la educación, las oportunidades profesionales para las mujeres y los derechos de las mujeres en general repercuten en la reducción de las tasas de fecundidad. Sin embargo, prácticamente no tenemos inmigración y la emigración es relativamente alta.

 

BS

¿Esto pone en peligro inminente la continuidad de la red de seguridad social?

CFC

La pone en peligro, sí. Yo no diría que la deja al borde del colapso, pero la pone en tensión. Pero a diferencia del pasado, no podemos decir que un millón de personas hayan emigrado realmente de Cuba, al menos no de forma permanente. Siguen siendo y declarándose residentes en Cuba, pero no están en el país. Algunos van y trabajan a tiempo parcial en Estados Unidos o en otros países y regresan. Pero en términos reales, eso significa que decimos que no somos [un país de] 11 millones; somos 10 millones.

 

BS

Con esta reciente oleada de emigración cubana, los patrones aquí se acercan más a la norma de otros países latinoamericanos en comparación con décadas anteriores, cuando había menos posibilidades de que la gente regresara.

CFC

Es así, con la importante diferencia de que Estados Unidos fomenta la emigración cubana. Como sabes, hay un trato privilegiado a los cubanos que otros no tienen.

 

BS

En un contexto de dificultades económicas y escasez, ¿qué significa para usted el internacionalismo cubano? Como acaba de comentar, cuando la economía cubana era más fuerte, Cuba era la mayor fuerza internacionalista per cápita de la Tierra en términos de sus esfuerzos en África, América Central, en países como Granada, etcétera. Pero ahora, sin el bloque soviético, el contexto internacional es muy diferente, y los recursos de Cuba son mucho más limitados. Así que, en lo que respecta a los esfuerzos para apoyar al pueblo palestino, por ejemplo, ¿qué puede hacer Cuba hoy?

CFC

A pesar de nuestras dificultades actuales, en este momento tenemos más de 24.000 profesionales de la salud cubanos trabajando en cincuenta y seis países. A ellos se suman profesores, entrenadores deportivos y otros profesionales. No recibimos ningún pago, ninguna compensación por lo que hacemos en la mayoría de los casos. Es pura solidaridad. Sí recibimos compensaciones en el caso de economías mayores o mejores que la cubana.

Además, en Cuba seguimos formando a miles de profesionales de muchos países, incluidos estadounidenses y también palestinos. Los estudiantes de Palestina, los estudiantes del Sahara Occidental no pagan nada por estudiar en Cuba. Es un compromiso internacionalista que nuestra población entiende muy bien.

Y, por supuesto, Cuba se solidariza con Palestina. De hecho, nuestro presidente marchó con nuestro pueblo en apoyo a Palestina. No conozco muchos presidentes que hayan hecho eso. Nuestra posición es clara y firme, y creemos que Israel debe detener la agresión, regresar a las fronteras de 1967 y permitir que los refugiados regresen a sus hogares. Esto incluye el fin de todos los asentamientos ilegales.

 

BS

Una acusación común de los críticos de Cuba es que el internacionalismo de sus profesionales de la salud es principalmente una fuente de divisas y no un acto de solidaridad. ¿De dónde procede esta acusación y cuál es su respuesta?

CFC

Políticos anticubanos de Estados Unidos iniciaron hace quince o dieciséis años una campaña de desprestigio de la cooperación internacional cubana, sobre todo en el sector médico, donde era universalmente aplaudida.

Concentramos nuestros esfuerzos de internacionalismo médico en los países más necesitados, y solo décadas después del triunfo de la Revolución recibimos algún pago de naciones más ricas que Cuba. ¿Es esto inusual? Si cualquier institución del mundo prestara servicios vitales, se necesitaría un gasto administrativo de, digamos, el 30% para cubrir los servicios. Pero cuando lo hace el gobierno cubano, se le llama «esclavitud».

 

BS

¿Qué hay de las quejas en torno a los médicos que prestan asistencia?

CFC

Los médicos que participan en estos programas son compensados. Los médicos cubanos reciben tanto el salario completo que percibirían en Cuba como un estipendio adicional en moneda fuerte, que a veces multiplica su salario en Cuba. Es muy difícil decir que alguien que ejerce en el extranjero es un «esclavo» cuando está allí voluntariamente y recibe unos ingresos muy superiores a los que recibiría si estuviera en Cuba. Las personas que impulsan esta narrativa no pueden encontrar más de un puñado de personas para apoyar sus declaraciones, cuando son más de cien mil cubanos los que, en el transcurso de sesenta años, han participado en estos programas.

 

BS

En los últimos días de la primera administración Trump, Cuba fue incluida en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Obviamente, usted rechaza esta clasificación, pero ¿puede explicar la justificación esgrimida por Estados Unidos?

CFC

Cuando Trump llegó al poder en 2017, hubo presiones de los sectores anticubanos en Estados Unidos para que incluyera a Cuba en la lista del Departamento de Estado de países que supuestamente patrocinaban el terrorismo. Se resistió, a decir verdad, hasta nueve días antes de dejar el cargo.

Obviamente es una calumnia contra Cuba, sobre todo teniendo en cuenta que Cuba ha sido víctima del terrorismo organizado en Estados Unidos. Pero más allá de eso, la importancia es que una vez que un país es incluido en esa lista, como hemos comentado, automáticamente se desencadena un conjunto de medidas económicas que tienen un efecto escalofriante en todo el mundo, porque amenaza a cualquiera que se relacione con Cuba.

El pretexto utilizado por el gobierno estadounidense gira en torno al papel de Cuba en el proceso de paz en Colombia. A petición del gobierno colombiano, Cuba se comprometió a acoger en Cuba a delegados de un grupo insurgente, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y a delegados del gobierno colombiano.

Ahora bien, Cuba ha participado en el proceso de paz de Colombia en el pasado, y lo hicimos junto con el gobierno de Noruega. Normalmente estos compromisos son bastante complejos porque primero tienes que garantizar tu imparcialidad. En segundo lugar, debes garantizar la seguridad de todos los que participan. No puede haber ningún proceso de paz si los participantes no creen que es así.

El gobierno de Iván Duque, como consecuencia de un atentado terrorista ocurrido en Colombia, simplemente decidió poner fin a las negociaciones. No tenemos nada en contra de esa decisión. Es una decisión soberana. Pero entonces el gobierno exigió a Cuba la entrega de esta delegación del ELN.

Había un protocolo de lo que debía ocurrir si se rompían las conversaciones, y dijimos que debíamos ser fieles a los protocolos que firmamos. No se volvería a confiar en Cuba para ningún proceso de paz en ningún lugar del mundo si entregábamos a estas personas. Recibimos el pleno apoyo del gobierno de Noruega, que era nuestro socio en este proceso. Sin embargo, esta fue la excusa utilizada por el gobierno de Donald Trump para incluir a Cuba en la lista.

Lo paradójico es que una vez que un nuevo gobierno llegó al poder en Colombia, se llevaron a cabo nuevas conversaciones de paz en Cuba. Fue en Cuba donde se forjaron dos acuerdos fundamentales [entre el gobierno colombiano y los grupos rebeldes]. Nada de esto habría sido posible si Cuba en aquel momento se hubiera doblegado y hubiera dicho: «Claro, no respetaremos nuestros compromisos».

 

BS

¿Le sorprendió que hubiera pocos cambios durante la administración Biden?

CFC

A la mayoría de las personas con las que hablamos en Estados Unidos les sorprendió. Yo diría que la mayoría de los gobiernos de América Latina también se sorprendieron. Durante su propia campaña para las elecciones de 2020, Biden dijo que cambiaría la política de la administración Trump.

Así que el hecho de que haya sido tan fiel a la política de máxima presión económica nos demuestra que nunca hubo una inclinación del presidente y de su círculo más cercano a cambiar la política de Trump. Más bien, la opción era aprovechar el hecho de que Trump había puesto en marcha estas políticas y simplemente esperar y ver, que sigan su curso y ver si son capaces de lograr un colapso total de la economía cubana, si son capaces de lograr un alto nivel de malestar social en Cuba. Todo esto, claro, sin importar el costo para la gente común, para millones de familias cubanas.

 

BS

¿Cuál es su mensaje a la administración entrante de Trump?

CFC

Estamos dispuestos a dialogar, independientemente de quién esté en el poder. Pero vamos a continuar en nuestra determinación de tener nuestro propio sistema político y económico y rechazar la injerencia extranjera de Estados Unidos o de cualquier país.

 

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