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CORTAR LA CABEZA DE LA SERPIENTE

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Por Gustavo Espinoza M.

Si una serpiente venenosa se introduce abruptamente en tu vivienda y se convierte en una amenaza letal, no tienes más alternativa que cortarle la cabeza. Eso ocurre cuando asoma el fascismo en los marcos de la sociedad  de nuestro tiempo, y pone en riesgo lo más elemental:  el trabajo de la gente.  

Resonantes derrotas electorales de la extrema derecha por lo menos en tres grandes países -España, Reino Unido y Francia- han mostrado la voluntad de millones de europeos, de cerrar el paso al fascismo y por qué no, cortar la cabeza a la serpiente venenosa que busca anidar en sus entrañas.

Lo de España fue la primera sorpresa. Todos daban como ganador de las elecciones parlamentarias celebradas el 23 de julio del año pasado, a VOX, el esperpento neo Nazi que unido, al ”Partido Popular” buscaba el Poder para restaurar en nuevas condiciones los remanentes del franquismo. La movilización popular lo impidió.

Probablemente en la conciencia de los españoles, pesó el llamado de la historia. La lucha por la restauración de la República,  proclamada en 1931 y puesta en marcha cinco años después, como antesala a la Guerra Civil que ensangrentara la Península durante tres años,  con una secuela de un millón de muertos y 40 años de martirio; el heroísmo de los mineros de Asturias; los poemas de Miguel Hernández y Rafael Alberti; el martirio de las 13 Rosas;  la sangre de Federico García Lorca; los vibrantes discursos de “La Pasionaria”;  las Jornadas de Lucha de las clandestinas Comisiones Obreras.

Quizá todo eso -y mucho más- generó el voto de rechazo al fascismo, que el 23 de julio del 2023, negó a la Ultra Derecha la posibilidad de formar Gobierno, y regir los destinos de España.

En el Reino Unido las cosas no marcharon por un rumbo esencialmente distinto.  Varios años, los “Tories” -el Partido Conservador”- mantuvieron en sus manos las riendas del Poder que de alguna manera heredaran de la obscura administración de Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro».

Esta vez sin embargo, fueron espectacularmente barridos por los Laboristas de Keir Starmer,  que pasó a convertirse en el nuevo Hombre Fuerte de Downing Street 10, sede del gobierno británico. Los suyos alcanzaron más de 450, de los 650 escaños del Parlamento, y pasaron a integrar el Nuevo Ejecutivo, para sorpresa incluso de los mendigos que dormitan bajo los puentes del Támesis.

Pero donde resultó más estruendosa la derrota del fascismo, fue en Francia. Allí, los seguidores de Marine Le Pen tuvieron su “Domingo 7” y no sólo perdieron la posibilidad de formar gobierno, sino que además quedaron relegados al tercer lugar. Luego de un resultado electoral que los consideraba “favoritos”.

Aquí sí estuvo por cierto presente la historia. La traición de Julio Favre y  Adolf Thiers .“El Verdugo de la Comuna de Paris”, como lo llamara Marx; la muerte de los Comuneros, en mayo de 1871 y   el Muro de los Fusilados; También los sucesos de 1936 y el surgimiento del Frente Popular, la traición de Laval y Petáin, la ocupación germana de Paris, los pasos de Hitler por la escalinata de La Madeleine; pero además, el heroísmo de los Maquis y su lucha, la valentía de Politzer, el aporte unitario de comunistas, socialistas, demócratas, republicanos, radicales y cristianos que combatieron con las armas para derrotar al fascismo.

Esta vez el Nuevo Frente Popular que tomó las banderas del pasado- obtuvo la primera votación.  Surgió por voluntad de las masas y decisión de direcciones políticas, sindicales y sociales que percibieron que estaba allí planteada la voz de su destino.

Como alguna vez dijera Tomás Borge a los dirigentes de los mini partidos de la Izquierda Peruana, “aquí se unen, o se mueren”. A diferencia de nuestras tierras, en Francia resolvieron unirse para seguir viviendo, y lograron triunfar. La Fuerza de la unidad.

No es simple el futuro que le espera a Francia. Aunque todos los que hoy enarbolan la bandera del Nuevo Frente Popular cantan la Internacional, levantan el puño para celebrar la victoria, enarbolan banderas rojas y sueñan con el socialismo; lo real es que no todos suscriben verdaderamente esa opción.

Forjar el Socialismo, implica construir un Proceso Revolucionario. Eso, exige una tenacidad indispensable y un combate social muy amplio. Implica sacrificio y renunciamiento.

Y con seguridad, en las filas victoriosas, hay quienes incuban la idea de optar por transformaciones “graduales” y “pacíficas” que permitan “mejorar la vida de la gente” y “atender a los pobres” sin abandonar la plácida vida burguesa que ofrece el sistema a quienes consienten vivir bajo la administración capitalista sin cuestionarla.

Por lo demás, hay que superar las limitaciones “reformistas” que parecen haber anidado en ciertas cúpulas partidistas de la izquierda francesa, que hoy se mueven tras la sinfonía de la OTAN en la guerra contra Rusia y en ayuda al régimen Neo Nazi de Zelenski.

La estrategia Imperial es clara. Buscará “embolsar” esas derrotas para minimizar el efecto de los cambios que sean inevitables. Pero no perderá de vista su objetivo principal: atacar al socialismo. Necesita quebrar a China y, antes, derribar a Rusia, a la que busca someter a cualquier precio.

La lucha está planteada. Hay que cortar la cabeza de la serpiente.

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