[Imagen: Fernando de la Rúa huye en helicóptero del palacio de gobierno, Buenos Aires 2001]
Arturo Alejandro Muñoz
Es posible que a muchas personas interesadas en las cuestiones propias de la política y sus avatares no les agrade el tema; tal vez, hasta lo esquiven cuando salta a la palestra en las conversaciones de amigos, o lo prohíban en las reuniones de mayor alcurnia. Pero, a decir verdad, a mí me atrae, y no es por morbo, tanto como sí lo es por su característica de hecho histórico cuyas causales, por raro que pueda parecer, generalmente resultan enlazadas hermanablemente.
Cuando un presidente, un mandatario, un jefe de estado, debe hacer abandono súbito y no deseado de su importante cargo, ¿a qué se ha debido, cuáles son las causas y quiénes los causantes? En América latina este tema ha llegado a ser recurrente, pues la cantidad de mandatarios ausentándose ad eternum de sus responsabilidades configura un volumen nada despreciable. Claro que ello nunca ha sido por voluntad ni decisión propia del afectado. Eso debe quedar sentado prístinamente. Entregar el poder de manera brusca y anticipada, y renunciar a los privilegios que él otorga, jamás será por hastío ni por aburrimiento ni por empobrecimiento económico del que ocupa el principal sillón de la nación.
Para efectos de esta nota, interesan solamente algunos escasos ‘abandonos’ que han hecho historia en nuestro subcontinente, y que han terminado con el mandatario respectivo efectuando una especie de ‘fuga o huida’ a las apresuradas, independientemente de que el jefe de la nación haya sido demócrata o tirano. ¿Los casos más importantes, o al menos los que mejor recuerdan la prensa y la gente? Pocos, pero atrayentes.
“Llegó el comandante y mandó a parar” (canción de Carlos Puebla). En el mes de diciembre de 1958, acercándose ya la noche de las fiestas del año nuevo, Fulgencio Batista, dictador de Cuba durante siete años (1952-1959), desapareció de La Habana casi de un sopetón, abandonando sin siquiera sonrojarse a muchos de sus asesores y compinches, pues en el silencio de la madrugada del 1 de enero (ya era 1959) abordó uno de los pocos aviones que le restaban a la Fuerza Aérea de la isla, y emprendió viaje hacia República Dominicana llevando consigo una fortuna cercana a los cien millones de dólares. Horas más tarde de aquella fuga vergonzosa, las victoriosas tropas revolucionarias de Fidel Castro (el comandante, a quien cantó Carlos Puebla), bajo el mando del Ché Guevara, Camilo Cienfuegos y Eloy Gutiérrez Menoyo, ingresaban triunfantes a La Habana.
“Los ‘Leopardos’ reemplazan a los Tonton Macoute”. Jean Claude Duvalier ha sido el mandatario más joven en la Historia de Latinoamérica . Tenía solamente 19 años de edad cuando en 1971 sucedió a su padre, el terrorífico dictador François Duvalier (Papa-Doc), como “Presidente Vitalicio de la República de Haití”. Se le conoció con el mote de ‘Baby Doc’, o ‘Bebe Doc’, y asesinó, torturó y encarceló a más haitianos que su propio padre. Su esposa se destacó por una incesante consumo de joyas, vestuario y zapatos, lo que provocó la publicación de libros y películas al respecto, junto con –evidentemente- las iras del pueblo. Creó el sanguinario grupo “Leopards”, reemplazando a la pandilla de asesinos que había defendido a su progenitor: los Tonton-Macoute. Finalmente, ’Baby Doc’ y señora hubieron de escapar a matacaballo de Puerto Príncipe rumbo a Europa donde se exiliaron luego que EEUU le restara apoyo y la sociedad haitiana comenzara su lucha en calles y ciudades. ¿Cómo fue su fuga? A las cuatro de la madruga del 7 de febrero de 1986, abordó el avión que tenía preparado desde días antes, y voló a Francia junto a su esposa y a un séquito de una veintena de sus asesores.
“El ‘funeral del labrador’ en la voz de Chico Buarque de Hollanda”. Brasil, 1964. A Janio Quadros lo sucedió Joao Goulart. Todo muy democráticamente. Fue el paso dado por el pueblo brasileño en procura de justicia social y mejores oportunidades para la mayoría de la sociedad de esa nación. Pero, Estados Unidos bregaba por algo distinto. Era la época de mayores conflictos de la llamada ‘guerra fría’, y los moradores de Washington deseaban imponer en su patio trasero una nueva política: aquella de la “seguridad nacional”, un eufemismo destinado a luchar con socialistas y comunistas. Para esos efectos, la Casa Blanca contaba con los cipayos de siempre: mega empresarios y fuerzas amadas, que son y han sido los sectores más dependientes y colonizados en todas las naciones del subcontinente latinoamericano. Joao Goulart huyó refugiándose ensu hac ienda familiar (en la frontera con Uruguay), mientras los militares con Humberto Castelo Branco a la cabeza, tomaron el poder ese año 1964, instalando una dictadura sanguinaria que duraría hasta 1985.
En aquella antigua serie de televisión”La isla de la fantasía”, un simpático enano gritaba siempre: “el avión, el avión”. En el caso que nos ocupa no fue un avión el medio que utilizó en su huída el presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, fue un helicóptero. Su gobierno había marchado a tropezones severos, y los días 19 y 20 de diciembre en el año 2001 estalló una masiva revuelta en Buenos Aires que lanzó su furia contra las medidas económicas del gobierno (entre ellas, “el corralito’). La revuelta popular dejó un saldo de treinta muertos, a de la Rúa aislado y sin apoyo. Encerrado en la Casa Rosada, presentó su renuncia y huyó de la casa de gobierno a bordo de un helicóptero.
En Chile prácticamente no ha habido ‘fugas’ de ningún presidente de la república, a menos que la salida de Ibáñez del Campo en 1931 pueda considerarse como tal, pero no contiene los elementos necesarios para tildarla de ‘fuga’.
No ha pasado, pero podría ocurrir. Si esa situación se produjera actualmente, ¿cómo cree usted que sería la mentada fuga de un mandatario nuestro? Yo tengo algunas ideas…¿usted también?
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