360 Noticias Junio 10, 2020
(Sputnik).- El 11 de mayo, la periodista chilena Alejandra Matus descubrió inconsistencias en el método de conteo de muertes relacionadas con covid-19. Sin grandes recursos ni apoyo de los medios tradicionales, publicó una investigación usando sólo mensajes de Twitter. Durante semanas su trabajo fue desestimado y vilipendiado por el Gobierno, pero este finalmente cedió.
Las autoridades debieron cambiar la metodología de cálculo, revelando que habían 653 posibles víctimas del virus que no estaban siendo contadas.
Las primeras semanas de mayo en Chile fueron extrañas. Mientras se anunciaba que la cifra de contagios de coronavirus pasaba de los 30.000, un alcalde de Santiago era criticado por reabrir un centro comercial con parafernalia y la justicia multaba a empresarios millonarios por escapar de las cuarentenas en helicópteros. En ese contexto, Alejandra Matus redactó un tuit que cambió el foco de las noticias nacionales.
“El comportamiento de inscripción de fallecidos en los primeros meses del año muestra un patrón relativamente estable en promedio de los últimos 4 años. Pero marzo y abril de 2020 (cuando comenzó la crisis en Chile) se desacoplan de esa tendencia”, tuiteó Matus el 11 de mayo.
Usando datos del Registro Civil, la periodista reveló que había un exceso de muertes durante los meses de pandemia que sobrepasaba en más de 900 personas el promedio de fallecimientos de los últimos años, dando a entender que, posiblemente, la cifra de 270 fallecidos por coronavirus informada durante marzo y abril era en realidad mucho mayor. Con más de 1.000 retuits, el mensaje consiguió llamar la atención del Gobierno de Sebastián Piñera.
LA NEGATIVA Y LA VOLTERETA
Las cifras que fue publicando Matus durante esa semana remecieron al ministro de Salud, Jaime Mañalich. El hombre duro de Piñera, calificado incuso dentro de su propio sector político como alguien “poco simpático, pero efectivo”, ocupó la conferencia de prensa diaria del 14 de mayo para desestimar todos los tuits de la periodista en un tono poco amable.
“Las informaciones falsas, que aterrorizan, que son copiadas una y otra vez con un cierto grado de ingenuidad por algunos medios serios producen mucho daño. Hay que certificar siempre la fuente de los datos”, afirmó el ministro. Mañalich aseguró que la información que usó Matus no era correcta y emplazó a los ciudadanos a “pensar qué intenciones hay detrás de una noticia falsa”.
Veinticuatro días después de esa conferencia y luego de que varios expertos salieran a respaldar las cifras de Matus, el ministro Mañalich, de profesión médico epidemiólogo, se paró en el mismo estrado pero con una postura y un tono completamente distintos. Ese día, 7 de julio, Mañalich anunció un perfeccionamiento a la metodología del Ministerio de Salud para contabilizar los fallecidos por coronavirus, lo que significó que la cifra de víctimas se elevara de 1.541 a 2.190 en un sólo día.
EXILIADA Y COMBATIDA
La resistencia contra el trabajo de Matus no es nueva. En 1999 escribió “El libro negro de la justicia chilena”, una obra que mostraba las malas prácticas en el Poder Judicial. El libro fue censurado y la periodista fue acusada de violar la Ley de Seguridad del Estado. Eso la obligó a vivir dos años en el exilio. Actualmente, Matus está radicada en Estados Unidos. De hecho, el golpe periodístico lo dio siguiendo las noticias de Chile desde su casa en Nueva York.
Durante una entrevista a un medio nacional, a la periodista le preguntaron por qué decidió publicar la información en Twitter, en desmedro de otras plataformas más tradicionales como por ejemplo, un medio de comunicación.
“Twitter no es solo una herramienta de difusión, sino también de reporteo. Mucha gente me hizo llegar información a través de ese medio”, respondió Matus, demostrando que este género periodístico, que sólo necesita un computador en casa y mensajes de 140 caracteres, puede causar los mismos efectos que la nota dura de diario o en un canal de televisión.