Juanita León
La Silla Vacía, 28-5-2018
A la 5 y 30 de la tarde se conocieron los resultados de la votación nacional. Con Iván Duque y Gustavo Petro en la segunda vuelta, se confirmaron las tendencias de las encuestas.
Iván Duque, el candidato de la coalición del No y el favorito en todas las encuestas, sacó 7,5 millones de votos.
Su votación superó su propia votación en la consulta de marzo, triplicó la votación de Álvaro Uribe en las legislativas y le sacó un millón de votos a la votación total de la consulta.
Su resultado es una hazaña por donde se le mire y demuestra que la estrategia de Uribe de hacer una coalición por fuera del uribismo fue acertada, que la fórmula con Marta Lucía Ramírez le funcionó y que la mezcla de uribismo 2.0 y uribismo tradicional fue la ganadora.
También fue una hazaña el segundo puesto de Petro, candidato de la izquierda, con más de 4,8 millones de votos. Su votación es la más grande de toda la historia, superando con creces los 2,6 millones que había sacado Carlos Gaviria en 2006 cuando toda la izquierda fue unida.
Petro también superó su propia votación en la consulta, y también la de toda la consulta de izquierda, rompiendo el techo que muchos consideraban que tenía al arrancar la campaña.
Obviamente, ante su triunfo, toda su alarma sobre «el fraude que se está cocinando» que advirtió días antes de la elección es ya cosa del pasado, y ni una palabra repetirán sobre esto como no lo hicieron en la consulta de marzo.
Aunque el paso de Duque a segunda vuelta estaba cantado, el segundo lugar de Petro fue apretado, pues Sergio Fajardo sacó más de 4,5 millones de votos, una diferencia del 1,32 por ciento.
Fajardo, el candidato de la Coalición Colombia, quedó de tercero a solo 250 mil votos de Gustavo Petro. Un resultado que desafió a todas las encuestas que nunca lo habían puesto por encima del 15 por ciento.
Es como el de los dos punteros,un logro impresionante dado que fue una campaña esencialmente ciudadana pues los políticos con estructura del Polo -salvo Jorge Robledo- se deslizaron hacia Petro, y porque hasta hace unas pocas semanas muchos lo daban por perdido.
De hecho hace menos de un mes, cuando La Silla Vacía, Hora20 y Red + entrevistaron a Vargas Lleras, el candidato de Cambio Radical nos dijo que Fajardo ‘estaba fundido’. El fundido resultó ser otro.
De cuarto quedó Germán Vargas Lleras, cuyo 7,2 por ciento es muy parecido al que le daban las encuestas pese a que le metió toda la fuerza a las maquinarias en los últimos días.
Como lo denunció La Silla Vacía, gobernadores y alcaldes en todo el país presionaron a los contratistas de las administraciones para que votaran por Vargas so pena de perder sus empleos. Hoy durante la jornada también se vio el despliegue de carros y buses para transportar votantes.
Sin embargo, a juzgar por sus resultados, los que fueron transportados le hicieron ‘la patuleca’ y si se movilizaron en sus carros al parecer no votaron por él.
Vargas Lleras ni siquiera sacó la votación de su partido político Cambio Radical, que en las legislativas lograron los 2 millones de votos. Y estuvo realmente lejos de las 5,8 millones de firmas con las que inscribió su candidatura.
De últimas, como lo indicaban las encuestas quedó Humberto de la Calle, uno de los arquitectos del Acuerdo de Paz.
El dos por ciento que sacó no refleja su gran aporte al país al conseguir que las Farc dejaran las armas, y comprueba que el Partido Liberal no se movió a su favor. No sacó ni el 15 por ciento de los votos rojos en las legislativas, sacó 50 mil votos menos que en la lánguida consulta interna de noviembre y tampoco pasó el umbral del 4 por ciento que era necesario para que le devolvieran el anticipo.
Lo peor para él es que muchos le achacarán (injustamente) que Fajardo no haya pasado a la segunda pues si el famoso ‘cafecito’ hubiera resultado exitoso los votos de De la Calle le habrían dado a Fajardo el impulso que necesitaba para ser el segundo.
Su resultado demuestra, además, el error que cometió al no haberse ido por firmas como lo pensó inicialmente para participar en una eventual consulta con Fajardo, De la Calle y Robledo pues su partido no le sumó y en cambio le quitó.
Bajó la abstención
Según la Registraduría votaron 19,5 millones de personas, el 53 por ciento de los que podían hacerlo. Eso es mucho más que el promedio de participación en los últimos 15 años que ha sido del 45, 7 por ciento e incluso mayor a la participación el pasado 11 de marzo cuando votó el 47,5 por ciento de la gente.
Regionalmente, el país reiteró que sigue dividido entre unas regiones claramente uribistas (casi todo el centro del país, excepto Bogotá), otro claramente antiuribista, y uno intermedio. En los primeros ganó Iván Duque, en los segundos -con dos excepciones- Gustavo Petro, y en los terceros cualquiera de ellos o Sergio Fajardo, pero con márgenes más estrechos.
Duque obtuvo la mayoría absoluta en Huila (53,5 por ciento de los votos), en Antioquia (53,1) o Casanare (60,2), departamentos marcadamente uribistas, como contamos. En cambio, ganó muy apretado en el Valle (30 por ciento contra 28,6 de Fajardo y 27,8 de Petro) y sin mayorías absolutas en Santander (44,3 por ciento), dos departamentos “columpio”.
La campaña
Así termina la campaña a la primera vuelta que, como analizó La Silla, se salió del molde de muchas maneras.
El exvicepresidente Germán Vargas, que arrancó la campaña con todos los factores de poder de su lado, fue quizá el mayor perdedor de la jornada. Lo mismo su fórmula vicepresidencial Juan Carlos Pinzón, que además de no haberle puesto votos, todo su discurso antipolitiquería quedó en puro bla bla.
Tampoco se dieron las coaliciones en el centro ni en la izquierda, que en un principio se creían indispensables para enfrentar al candidato de Uribe. Fue la derecha, en cambio, la que logró unirse en un dupla ganadora con la exministra de Defensa conservadora Marta Lucía Ramírez y con el exprocurador Alejandro Ordóñez.
La campaña, que arrancó totalmente mixta, con cuatro candidatas con trayectoria propia, terminó siendo masculina. Las mujeres se terminaron bajando a vicepresidentes.
Pero quizás la mayor sorpresa fue que el Acuerdo de Paz con las Farc no definió la campaña. La escasa votación de Humberto de la Calle refleja el poco entusiasmo que despertó el tema, que solo él hasta el final de la jornada defendió con suficiente vehemencia.
La votación de Duque, que supera la del No, es una nueva señal de la falta de legitimidad que tiene el Acuerdo con la Farc entre un sector grande del país.
De hecho, nunca hubo un tema preponderante. Aunque los miedos de cada lado del espectro político nunca dejaron de ventilarse: el miedo al castro-chavismo supuestamente encarnado por Petro y el miedo a Uribe, representado en Duque.
Dos miedos que en las tres semanas que quedan hacia la segunda vuelta tenderán a exacerbarse pues tanto el uno como el otro tienen que romper los techos de la gente que dice que nunca votaría por ellos.
Lo que viene ahora
A partir de hoy arrancará una búsqueda frenética de alianzas para ganar en la segunda vuelta.
El centro del coqueteo ya comenzó a ser Fajardo, la novia más esquiva de todas, pues difícilmente hará un guiño para alguno de los dos dado su talante poco transaccional y su rechazo a los intermediarios que le impedirá convertirse él en el de sus votantes. Otra cosa seguramente hará Claudia López, más inclinada al lado petrista salvo que aliarse con el candidato de izquierda podría no beneficiarla si quisiera lanzarse a la Alcaldía de Bogotá, donde el triunfo de la Coalición Colombia fue arrasador.
En sus discursos, tanto Petro como Duque intentaron congraciarse con los fajardistas. El candidato de la Colombia Humana dedicó todo un fragmento de su intervención para hablar de la educación, un tema que había estado presente en su campaña pero no con la preponderancia que le dio ahora que necesita que los 4,5 millones que votaron por Fajardo, cuya bandera era la educación, lo hagan por él en tres semanas. Por su lado, Duque recalcó en su discurso anticorrupción y antimermelada, la otra bandera fajardista.
Además del voto fajardista, las decisiones clave en este período que arranca serán las de Germán Vargas y la de César Gaviria.
En esta jornada, a juzgar por las votaciones y por lo que vimos en las regiones, el Partido Liberal se quedó quieto porque quería esperar a ver cómo jugaba frente a la segunda vuelta. Aunque sería un acto de incoherencia aliarse con Duque que promete deshacer una parte significativa del Acuerdo de Paz que impulsó el Partido Liberal, no es descartable que lo haga.
Por el lado de Vargas Lleras, más allá de la posición que él asuma, sus votantes de opinión están más alineados con la derecha y serán más fáciles de conquistar por Duque.
Dada la ventaja tan grande que Duque le sacó a Petro, al candidato de la Colombia Humana no le quedará tán fácil superar al uribista. Arranca con una brecha de 2,7 millones de votos que para cerrar necesitaría todos los votos de De la Calle y más de la mitad de los de Fajardo y que Duque no sumara nada. Para conseguirlos su desafío será moderar su discurso de ruptura sin desmotivar con ello a los casi 5 millones que salieron a votarle hoy.