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Casas mal hechas y caseros violentos en Inglaterra

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Por Adán Salgado Andrade, México

Cuando se adquiere una casa nueva, sobre todo las de interés social que se consiguen con créditos del INFONAVIT o el FOVISSSTE, edificadas por inmobiliarias a las que sólo les importa ganar lo más posible, ofreciendo un producto pobre en calidad, los defectos constructivos son comunes y no se requiere ser experto para detectarlos. Por ejemplo, tuberías que gotean o mal puestas (el agua caliente conectada al inodoro), grietas en pisos y paredes, puertas de muy corriente material (aglomerado), mal pintadas, ventanas que no cierran bien, acumulación de mezcla en algunos lados, malos terminados (debajo de los lavamanos o tarjas, por ejemplo), goteras en el techo, que salen a la primera lluvia…

No sólo eso, sino que el nuevo dueño debe de colocar, por su cuenta, cosas como clósets, protecciones a ventanas y puertas, pisos… claro, si la casa va subiendo en precio, esos “extras” se van incluyendo, pero a costos exorbitantes, así que conviene más que dicho dueño los coloque por su cuenta, pues, de todos modos, los que se ofrecen como parte del precio de la casa, son de materiales muy corrientes (como los mencionados clósets hechos de aglomerados y que no están bien cuadrados).

A veces, conviene más adquirir una casa usada, pues está mejor construidas y lo malo que tenga, el dueño, si es honesto (que, en general, lo es), comenta sobre los problemas que tal casa tenga (alguna tubería en mal estado, el calentador que ya no funciona, goteras o que hace falta pintura…).

Tener una casa no es un lujo, finalmente, es una necesidad, cada vez más y más alejada de los sectores populares, principalmente, que se la pasan rentando en donde sea y lo más barato posible. En el capitalismo salvaje, las necesidades básicas sólo se pueden satisfacer siempre y cuando se tenga dinero para adquirirlas.

Bien, y uno pensaría que las casas nuevas tan defectuosas a las que aludí, sería un problema propio de un país pobre y subdesarrollado como México. Pero no es así, pues nada menos que en Inglaterra, supuesto país “rico y de primer mundo”, el problema de casas mal hechas hasta se aprecia más grave que lo que sucede en México, en donde el oficio de albañil está muy extendido y es fácil encontrar uno que trabaje bien (que deje los muros bien derechos, por ejemplo). No así en Inglaterra, en donde el problema de casas mal hechas es cada vez más grave. Es lo que expone el artículo de The Guardian, titulado “Tejas agrietadas, tuberías goteando, paredes desplomadas. ¿Por qué las casas nuevas en Inglaterra están tan mal hechas?”, firmado por Oliver Wainwright, quien nos introduce a su sorprendente nota con que “comprar una nueva propiedad estos días, frecuentemente es menos la casa de ensueño y más una pesadilla. Con las constructoras y sus accionistas ganando bastante, ¿cómo es que muchas nuevas edificaciones son regulares?”.

Una cómica ilustración de una casa toda chueca, al igual que sus paredes y ventanas, una tubería chorreando agua, la puerta del garaje desprendida, charcos en el jardín, abre el artículo.

Comienza Wainwright refiriéndose al trabajo de Orlando Murphy, un preocupado influencer que antes se dedicaba a la construcción (teniendo que ocultar él mismo las múltiples fallas de las constructoras) y que ahora filma el mal estado de construcciones nuevas durante su edificación o cuando son entregadas y las sube a su TikTok, para denunciar las porquerías, como él las llama, que hacen las constructoras. En uno de los videos, puede verse cómo un cancel de aluminio y vidrios de baño con puerta, como excedió la altura, rompieron el plafón superior para colocarlo. “¡Eso es ridículo, tremendo!”, exclama Murphy, mientras su amigo se lo muestra por cámara, la abertura mal cortada que hizo quien colocó ese cancel, propia de alguien que sólo improvisó esa “solución” al tamaño excesivo de dicho cancel (ver: https://www.tiktok.com/@newhomequalitycontrol/video/7297672446486891809?lang=en).   

En otro, muestra a miles de moscas que andan por todo el techo de madera y láminas (al parecer, es lo que se usa allá, techos construidos con madera, láminas y tejas, a dos aguas, no los colados que aquí en México empleamos, lo que hace más delicado el trabajo allá), burdos terminados en tuberías conectadas “propios de Halloween”, exclama Murphy, puertas chuecas, que no coinciden en su cerradura, tornillos sueltos, cable pegado a la madera con grapas, “¡¿cómo es posible que lo pequen con grapas?!, ¡es ridículo!”, vuelve a exclamar, consternado. Y un lavabo desplomado casi dos centímetros (ver: https://www.tiktok.com/@newhomequalitycontrol/video/7296218524211612961?lang=en).

En otro video, reporta Murphy un grave caso de un garaje. Columnas de supuesto soporte extra, colocadas a la mitad de las dos paredes longitudinales ¡están sueltas! “¡Éstas, podrían matar a un niño, si se desprenden y caen!”, exclama, mientras pasa una regla entre tales columnas, hechas de tabiques, y los muros, ¡están totalmente sueltas! Ni aquí he visto fallas tan brutales y peligrosas. Los muros están desplomados, las tuberías del agua y del gas, no están bien aisladas. “Y el comprador que adquirió esa casa, reportó esas fallas a la constructora y le dijeron que estaba todo bajo control, sin problema”, dice Murphy, irónico (ver: https://www.tiktok.com/@newhomequalitycontrol/video/7293925591185722657?lang=en).

“Las constructoras temen cuando Murphy llega con nivel y reglas, pues saben que él sacará todo lo mal hecho que hay en casas que se están construyendo”, dice Wainwright”. “Sí, busco mosaicos agrietados, goteras, paneles de la fachada sueltos, tuberías que gotean. Las cosas que se ven son realmente terribles”, dice Murphy. Es parte del equipo de la corporación “Control de Calidad de la Nueva Casa” (NHQC, por sus siglas en inglés), una empresa profesional que “persigue a los constructores tramposos por todo el país”. Y no es la única empresa, pues en recientes años, han surgido otras, también dedicadas a vigilar a los malos constructores. Son grupos tales como Taylor Wimpey-Unhappy Customers, DO NOT BUY a Persimmon Home y David Wilson Homes Hell, entre otros.

Señala Wainwright que eso no debería de ser, más ahora que las constructoras han superado la crisis y sus ganancias, así como las de sus accionistas, están en su máximo posible. “Antes de la crisis financiera del 2008, los constructores ingleses obtenían una ganancia neta por casa de £30,000 libras. Para el 2017, se duplicó a más de £62,000 libras, con los dividendos entregados a accionistas incrementándose de £400 millones de libras a £1,800 millones, siendo más que una recuperación, un gigantesco margen de ganancia. En una reciente encuesta, realizada a los 50 mayores constructores, el alza accionaria fue de 25 por ciento y los márgenes de ganancias se incrementaron más de un tercio, siendo Persimmon la más beneficiada, alardeando ganancias de más de mil millones de libras”.

Y ni por eso, como dice Wainwright, pueden hacer bien las cosas.

De hecho, por el artículo y tantas denuncias, Persimmon , como siempre dicen y se excusan, afirmó que “estaba comprometido en construir bien y que ofrecía una disculpa a los clientes que enfrentaban problemas. Algunos problemas son nuestros, pero otros, no. Sin embargo, trabajaremos junto con nuestros clientes, para resolver todos sus problemas”, prometió.

Platica Wainwright los casos de algunas personas que, en lugar de la casa de ensueño, fue una pesadilla. Como el de Karl Jennings, quien adquirió una casa de Persimmon. Cuando entró por primera vez, tenía una mancha el piso de la cocina, que se fue extendiendo, pues era humedad. “Todo se llenó de hongos, y los que fueron a revisar, no sabían qué era. Las paredes, estaban desplomadas y muchos otros problemas”. Persimmon tuvo que reconstruir toda la parte trasera, tres cuartas partes de un lado y una cuarta del frente, “y la puerta de entrada, es la cuarta, pues las otras se hinchan y no cierran”.

Dice Wainwright que, en este caso, la constructora respondió, pero en otros, hay una garantía limitada y en cuanto la gente ve los defectos, es muy tarde para reclamar. “Las constructoras no se hacen responsables y dicen que es por descuido del propietario”.

Sólo imaginen, ¡es una casa nueva, carísima, a crédito, no una que tenga años de abandono! “Si usted compra un auto nuevo y le sale defectuoso, usted se queja con la automotriz y ésta se vería afectada por la negativa publicidad, en caso de que no le atendieran la queja. Pero con una casa, nadie asume la responsabilidad”, dice Wainwright.

De acuerdo a su análisis los problemas se deben a cinco cosas principales. El primero, es que las constructoras anteponen sus ganancias a las necesidades de la gente que adquiere sus casas mal hechas. “Es más importante el estado de ganancias que entregan a los accionistas, que las fallas que puedan tener sus casas”.

El segundo problema es la falta de trabajadores cualificados. “La mayor parte de los albañiles no están entrenados y van aprendiendo con la práctica. En Alemania, en cambio, los trabajadores de la construcción deben de certificarse, como si hubieran estudiado una profesión”. Sí, de acuerdo a los videos que Murphy muestra, sólo aprendices o gente borracha, haría muros tan desplomados, pésimas instalaciones o peores improvisaciones para que entre una puerta o un cancel. “Y desde el Brexit, muchos trabajadores que eran bastante cualificados, han sido expulsados del país”, señala Wainwright. Y la Federación de Constructores Certificados, (FMB, por sus siglas en inglés), afirma que cada vez hay menos interés de los jóvenes en dedicarse a la construcción. “Así que sólo se contrata a destajo. Los empleados llegan a colocar una tubería, sin importar si quedó bien o si el siguiente trabajador dañará la instalación, pues nunca ven la casa terminada”. En efecto, si sólo van a hacer su trabajo, no se interesan en cómo vaya a quedar, “y si alguien se los estropea, no les importa en lo más mínimo, pues ya se los pagaron”. Fíjense, y yo habría pensado que ese dicho popular que dice que “músico pagado, toda mal son”, sólo se daba en México.

El tercer problema es que hay una falta total de legislación gubernamental. “El gobierno ha dejado a su libre albedrío a las constructoras, con tal de que éstas resuelvan el problema de las escasez de la vivienda, así que no hay ningún tipo de regulación. Se trato de constituir un Ombudsman de la Construcción, pero poco o nada ha hecho ese puesto”. Y como son los constructores los que aportan hasta 10 por ciento de donaciones a los actuales Tories, más se desentienden éstos. Por ejemplo, resulta que por esas laxas leyes, ahora se ha descubierto que construcciones, como escuelas y oficinas gubernamentales, hechas entre los 1950’s y 1990’s, se edificaron con concreto aligerado (es tan malo que hasta flota en el agua, si se le sumerge), que tiene poca vida útil, veinte años o menos, y ahora se está desmoronando. Fue producto de corrupción y falta total de regulación (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/en-inglaterra-entre-los-1950s-y-1990s.html).   

El cuarto problema es que existe un fuerte monopolio, en el que las grandes constructoras actualmente se encargan de edificar más de la mitad de las nuevas edificaciones, siendo que ese porcentaje era de 9 por ciento en 1960, así que son las que determinan lo que se debe construir, “se siguen sus reglas”.

El quinto problema es que los inspectores casi no se ven, “confían en lo que les dicen los encargados de una obra. O van y sólo revisan dos casas de dos mil quinientas y dan su certificación. Y muchas veces, basta con que les envíen fotos, para que den el visto bueno”.

Y seguramente hasta los han de sobornar, con tal de que acepten construcciones con cientos de defectos.

Los compradores quedan totalmente desprotegidos (como sucede aquí. Una amiga, hace años, adquirió una casa en un fraccionamiento de Morelos, en Oaxtepec. Aparentemente, estaba bien, pero comenzaron a surgir problemas de humedad, que la empresa sólo acudía y resanaba la parte deteriorada. Tuvo mi amiga que pagar, por su propia cuenta, para resolver el problema de raíz, que era una tubería oculta que goteaba. Luego, debió de reconstruir toda la pared y cubrirla de mosaico imitación piedra, para darle mayor durabilidad, lo que le resultó bastante caro).

Así que todos esos problemas se conjuntan para hacer casas “terribles y ridículas”, como sostiene Murphy, pues para las constructoras, es más importante su salud financiera y la de sus accionistas, aunque a la gente, literal, se le venga la casa encima.

El otro problema que analizo es el de los caseros violentos, que con prácticas gansteriles, pretenden lanzar a inquilinos y no porque sean morosos, sino porque ya estorban a sus intereses. Son frecuentes los desalojos por la fuerza en la ciudad de México (ver: https://www.animalpolitico.com/sociedad/desalojos-acoso-inmobiliario-casa-cdmx).

Y es algo que también es frecuente y cotidiano en Inglaterra, como expone el artículo “’Han atacado a familias con taladros portátiles’, dice el hombre que platica de caseros fuera de la ley”, firmado por Sammy Gecsoyler, que comienza diciendo que “Ben Reeve-Lewis, de Safer Renting (rentando más seguro), ha visto a caseros criminales cortar la electricidad y amenazar a sus inquilinos, para forzarlos a dejar sus viviendas” (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2023/nov/15/theyve-attacked-families-with-cordless-drills-the-man-taking-on-rogue-landlords).

Gecsoyler se refiera a Ben Reeve-Lewis, cofundador de Safe Renting (rentando seguro), quien desde hace 33 años, se dedica a ayudar a inquilinos que son presa de caseros violentos, criminales, que con prácticas hasta ilegales, tratan de desalojar a aquéllos, de casas o departamentos que estén rentando. “He visto cosas terribles en estos años, caseros sacando pistolas, atacando a familias con taladros portátiles y barras de acero. Soy el que más años llevo combatiendo a caseros arbitrarios”.

El caso más reciente fue de un casero que mandó al hospital a una madre de una hija de diez años con discapacidad. La mujer sufrió un ataque cardiaco por la violenta acción del casero. Y cuando ella estaba en el hospital, el tipo cortó la calefacción. 

“Lo acompañamos para ver directamente la forma en que actúan esos caseros”, dice Gecsoyler.

Como señalé, ninguna diferencia con los desalojos violentos que se dan en México, en donde golpeadores profesionales llegan y, sin mostrar papeles, echan a golpes, patadas y destrozos de pertenencias, a los aterrados inquilinos.

El otro caso que platican es el de un hombre, Thomas, que desde diciembre del 2022, fue avisado por su abusivo casero de que debía desalojar. Pero no ha conseguido departamento todavía. Es la única persona que queda en ese edificio de departamentos. “El casero me hostiga, desde entonces. Se llevó el refrigerador y la lavadora mientras estaba yo trabajando. Viene con su familia y me gritan desde el otro departamento que me vaya. Me separé de mi mujer hace dos años  y mis dos hijas ya no vienen a verme, por lo mismo. Trabajo como conductor y por estar al pendiente de que no me quite más cosas, he perdido miles de libras por salarios  de lo que no he podido trabajar ”. 

Reeve-Lewis le ayudó con una orden que restringe al casero, el cual hasta había llevado albañiles para que tiraran su habitación “y desde entonces, ya está más tranquilo. De todos modos, autoridades municipales revisaron la habitación y dictaminaron que es una pocilga, no apta para ser habitada. “Pero como no tengo a dónde irme, aquí me quedo”, dice Thomas, decidido.

En otro caso, una mujer llamada Anna (Gecsoyler usó otros nombres, tanto en este caso, como en el de Thomas, para que no vayan a tener problemas), también relata y muestra los videos de cómo el casero quiso desalojarlos violentamente, con hombres disfrazados de policías. Uno de ellos golpea varias veces la puerta y al abrirle Anna, le golpea la cara con esa puerta. La mujer lloró, mientras mostraba el video. “Tengo una niña de nueve años, con autismo, y se espanta mucho”. También, en su caso, gracias a una orden de restricción extendida por Reeve-Lewis, obligando al casero a no acercarse a la propiedad, “ya estoy más tranquila y también mi hijita, que hasta rinde más en la escuela”.

Reeve-Lewis dice que antes, en los 1990’s, era más fácil tomar acción contra los caseros, pues actuaban directamente, “sabíamos cuáles eran sus propiedades. Ahora, no es así, pues los representan intermediarios, por lo que no se sabe quién es el dueño y por eso es más difícil actuar”.

Así que vean, ese es el otro drama, de los inquilinos a merced de caseros abusivos, que, además, les rentan pocilgas infectas, carísimas. Y les han subido más las rentas a los pobres que a los ricos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/en-inglaterra-las-rentas-para-pobres.html).

Por lo que con casas mal hechas y violentos caseros, difícil creer que Inglaterra se siga considerando un país rico y “desarrollado”, ¿no creen?

Contacto: studillac@hotmail.com

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