Patricio Guzmán -uno de los genios cinematográficos más notables del mundo- fue ovacionado de pie por la platea de la Sala de la Soixantième, en el Palacio de los Festivales de Cannes el jueves recién pasado. En selección oficial, sesión especial fuera de concurso, se proyectó en Cannes en estreno mundial “La cordillera de los sueños”, su nueva, brillante y emotiva película documental.
Fiel a mirada oblicua de la realidad la realidad chilena Guzmán sigue sus propios pasos creativos para explorar la historia de Chile.
La cordillera de los sueños es la tercera parte de la trilogía que inició con Nostalgia de la Luz y El Botón de Nácar. Las enormes montañas de la Cordillera de Los Andes es la metáfora sobre la memoria chilena, una naturaleza que separa y esconde. La cordillera de los Andes se confronta con la capital de Chile, que es Santiago, que crece a sus pies, con sus historias de injusticas, frutos de una política neoliberal, y de los rezagos de la dictadura pinochetista.
Guzmán nació en Santiago de Chile en 1941.
Su primer documental fue El Primer Año, y relató el año inicial del presidente Salvador Allende. Guzmán comenzó a documentar el tenso clima político que se vivía en Chile. El resultado de esta épica es una película fundamental. La Batalla de Chile, relato de cuatro horas y media.
Tras el golpe de estado y tras 15 días detenido en el Estadio Nacional, Guzmán logró exiliarse.
Chile, La Memoria Obstinada es un documental, donde Guzmán relata su experiencia al lado de las personas que conoció y entrevistó antes en la producción de La Batalla de Chile.
Nostalgia de la Luz compara la labor de buscar desaparecidos en el desierto de Atacama al de ver a través de un telescopio milimétrico: ambas son miradas en busca de sentido.
El Botón de Nácar habla sobre la dolorosa conexión que el agua tiene en la historia de Chile. Desde los pueblos indígenas cuya forma de vida fue exterminada, hasta los desaparecidos políticos.
La Cordillera de los Sueños ocurre en la parte central de su país, lo que el director llama “la columna vertebral de la historia pasada y presente de Chile”.
El cine de Patricio Guzmán es un antídoto contra la apatía.
