Juan Luis Berterretche
Rebelión, 5-5-2017
La Huelga General del viernes 28 de abril es, sin lugar a dudas, la mayor paralización de la(o)s trabajadora(e)s en toda la historia de Brasil. Y no se trató de una huelga pasiva donde solo se falta al trabajo. Miles de movilizaciones en todo el país desde la vigilia de la noche anterior, con cierres de calles y carreteras, marchas y manifestaciones convidando a los “inseguros” a abandonar el trabajo en todas las ciudades del país. Por primera vez la oligarquía brasileña tiene una respuesta a la altura de su brutal ofensiva y sus contrarreformas que tratan de imponer la tercerización del trabajo, el aumento de los años exigidos para acceder a la jubilación y la anulación de los principales derechos sindicales y democráticos conquistados en y luego de la Constitución del 88. Un plan neoliberal que ubicaría a Brasil entre los más atrasados del planeta. Y que lo empujaría hacia una crisis social y económica sin salida.
La huelga fue una forma de decir que cualquier expectativa en negociaciones con un parlamento mayoritariamente dirigido por los ruralistas, la bancada de la bala y los evangélicos, es una apuesta a la derrota.
Las declaraciones de algunos dirigentes de las principales centrales del país coinciden en aceptar que se está gestando entre la oligarquía y la población trabajadora un enfrentamiento que sólo puede dirimirse en las calles.
El Presidente de la Força Sindical, una central “pelega”, el diputado Paulo Pereira da Silva, conocido como Paulinho da Força, que integra la bancada gubernista y fue un apoyador de primera hora del golpeachment a Dilma Rousseff (PT), declaró en su concentración del 1ero de mayo -con sorteo de 19 Hyundai HB20 cero km donados por los empresarios- que «si el gobierno no entendió el mensaje del paro, va a tener más». Como buen oportunista se acopla al éxito de la huelga sin haberla impulsado. Aclarando que lo principal es negociar con el gobierno para que «mejore» las contrarreformas. «Espero que el gobierno negocie y se pueda resolver todo sin ruido», afirmó.
Por su parte, el presidente de la CUT (que responde al PT) Vagner Freitas informó que las entidades van a discutir si se hará una marcha de los 100 mil hasta Brasilia o una nueva huelga de dos días, o las dos opciones.
La contrarreforma «trabalhista» ya fue aprobada la semana pasada en diputados. Pero el líder del PMDB en el Senado, Renan Calheiros, aseguró que «como fue aprobada en diputados» no pasará en el Senado, abriendo la posibilidad de una nueva negociación con las centrales.
Esta contrarreforma fue hecha por empresarios de las grandes industrias y banqueros como reveló una investigación. 850 enmiendas a la ley fueron redactadas por representantes de la Confederação Nacional do Transporte (CNT), de la Confederação Nacional das Instituições Financeiras (CNF), de la Confederação Nacional da Indústria (CNI) y de la Associação Nacional do Transporte de Cargas e Logística (NTC&Logística). El diputado Rogério Marinho (PSDB, un partido colonial subordinado a EUA), relator de la reforma en la comisión especial formada en febrero para discutir la propuesta del gobierno, decidió incorporar más del 50% de esas enmiendas, total o parcialmente, al proyecto sustitutivo.
Por su parte, una encuesta divulgada el lunes 1ero. de mayo reveló que siete en cada diez brasileros se definen contrarios a la contrarreforma jubilatoria. De manera que el rechazo llega al 83% entre los funcionarios públicos, que son los más amenazados por los cambios en la ley que rige jubilaciones y pensiones.
Estos datos indican que las próximas movilizaciones que enfrenten las contrarreformas del actual gobierno tienen muchas perspectivas de crecer y hacerse más contundentes. Y poder de choque es lo que más se precisa para derrotar a los bancos, los principales enemigos que tienen los trabajadores de Brasil expoliados por una Deuda Pública que enriquece a los banqueros y a un 0,3 % de los habitantes del país, detentores de los títulos públicos. Una deuda fraudulenta que arrasa la soberanía nacional para engrosar al capital financiero.
Mientras la población gana las calles, elecciones internas en el PT con un gran ausente
El PT durante cuatro ejercicios en el gobierno perdió una gran oportunidad de impulsar una profunda transformación política en Brasil para terminar con un sistema de gobierno explotador y corrupto al servicio del Capital.
El domingo 9 de abril se desarrolló la primera etapa de las elecciones internas del PT, cuando se eligieron los dirigentes y delegados municipales y los delegados de los estados en todo el país. Votaron en todo Brasil poco más de 200 mil militantes, lo que representa menos de la mitad del número de votantes en el anterior proceso electoral directo de 2013. Recordemos que ese año los votantes superaron 420 mil, poco antes de que se desatara la operación Lava Jato.
En mayo los delegados de los estados recién electos escogerán directorios y presidentes de los estados y también elegirán los delegados al congreso de junio, cuando será electo el nuevo comando nacional del PT. Todo esto con vista a las elecciones nacionales de 2018.
Este proceso electoral supuestamente democrático se realiza con un gran ausente: no existió un verdadero debate democrático interno que analizara al detalle cuatro ejercicios gubernamentales de algunas luces y muchas sombras, y peor aún, la militancia petista no contó con un documento de autocrítica de la dirección nacional, elemento imprescindible para reorientar un partido sin rumbo que se enredó en las engañifas institucionales de la democracia burguesa. Al parecer la dirección actual del PT opina que el golpe de la oligarquía, los autoriza a pasar por alto y dejar de lado todas sus trapisondas y errores.