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Bailable para “encontrar caminos de entendimiento y solución” Una ficción semi seria que no explica nada

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Arturo Alejandro Muñoz

No se preocupe…usted leyó bien el título de esta nota y el articulista no está más loco que antes.  Es que ello dice estrecha relación con lo que ocurre hoy en Chile. Es que a las cinco de la madrugada desperté con el sudor de un mal sueño. Tal vez una pesadilla; el problema es que en algunas ocasiones mis sueños se han hecho realidad. Espero que esta vez no ocurra. Veamos el detalle.

Es sabido que el resultado de los comicios del 15 y 16 de mayo ha sido un duro golpe para la partidocracia y para nuestro mundillo político, que ya venía a la baja según las encuestas, pues si un mísero 8% de aprobación ciudadana era la nada misma, hoy, luego de la histórica jornada electoral, es menos que aquella nada.  

Por cierto, los políticos de aquí, de allá y de acullá, desesperadamente intentarán reubicarse en los puestos que ocupaban en el gallinero antes de esos comicios. Saben que tarde o temprano deberán dar solución a los intríngulis que les aquejan. Tal vez un nuevo 15 de noviembre pueda ayudar en ello, pero esta vez sin prensa en directo. Quizás, una reunión festiva y bailable para “encontrar caminos de entendimiento y solución” podría ser valedera. Que así sea, dijeron los presidentes de tiendas partidistas.

Lo cierto es que quien desee darle gobernabilidad al país –hoy o mañana- estará obligado a establecer alianzas lo más amplias posibles. Lo demás es paisaje, como bien dicen los cubanos. ¿Música dijeron? En el actual Chile político ocurren situaciones similares a las que se ven en una fiesta bailable. Tome asiento y observe (o mejor, lea).

Suena la música y de inmediato comienza la versatilidad dancística…¿quién baila con quién? ¿Quién saca a bailar a quién…y con qué intención? “Con usted quisiera bailar tango, pero con esa personita de allá, que está a la izquierda, me gustaría bailar lambada”.  “Oiga, don…saque a bailar a  la doña de allí, que está sentada y algo aburrida… ¿a ella?… no, mi amigo…ella sólo  baila música antigua y lenta…para bailar con esa dama un bolerito de Luis Miguel, por ejemplo, uno debería sentir alguna emoción extra respecto de la dama, cuestión que a mí no me ocurre, así que olvídese…¿bailar con ella?,  por ningún motivo”.  Pero el partido se lo agradecería…usted sabe…entre baile y baile, trago y trago, capaz que logre sacarle un “sí” para la alianza que buscamos”. “¿Y por qué no la saca a bailar usted, diputado?”. ¿No, poh…yo soy gay y el  partido me encomendó ocuparme de esos dos periodistas que están conversando allá en el rincón, el de Mega y el de canal 13…iré a hablar con ellos para tratar de enrielarlos a favor de lo que andamos buscando”.

Se pone divertida esta fiesta. El DJ hizo sonar el clásico tema de los años 50, cantado por el inmortal Elvis, “El rock de la cárcel”, pero tuvo que cambiarlo rápidamente por otro tema que no asustara tanto a los presentes. Eso de “la cárcel”, aunque sólo fuese música, inquietaba a los presentes.

Las conversaciones sotto voce son las más sabrosas. En el extremo derecho del amplio salón, algunas damas conversan casi en susurros, dan miraditas de reojo y de vez en cuando se les escapan carcajadas a coro, las que tratan de retener sin éxito. “Uf…ahí viene hacia nosotras ese insoportable que cree ser la flor y nata de la sociología política”. “Seguro que quiere bailar contigo Pelusita…en la Cámara siempre te mira con ojos de  carnero degollado y trata de estar en la mismas comisiones que tú”. “Ay, no….Dios santo…tendré que decirle que estoy muy cansada…¿por qué mejor no bailas con la Sussy…vamos Sussy…tú siempre has bailado de maravillas…si hasta hiciste una película, ¿recuerdas?”. ¿Oh, no…más atrás viene ese rogelio que me carga, me carga, me carga…”; “Msh, te carga porque no te infla pero te estremece los chiricacos, si ya lo sabemos”. “Cállate, no sigas porque también se me puede caer el cassette, …¿de verdad no lo encuentran rico?…lástima que sea “zurdeque”.

“¿Oye, Guido, ¿quién es tipo flacucho que no ha parado de comer canapés?”. “Ah, es el venezolano ultra facho que trajeron los de la UDI hace cuatro o cinco años…y están más arrepentidos que la cresta…no saben qué diablos hacer con él”. “Miren a Schalper, saca y saca fotos con su celular”. “Seguramente las va a imprimir después”. “Amigo Mario, ¿a usted le tocó hacer frontera cuando era carabinero?, se lo pregunto porque el problema de invasión migratoria en el norte es cosa seria”. “Colega, puedo darle una larga disertación al respecto, pero sé que en algún momento llegaría al punto del financiamiento para el  equipamiento de carabineros, y usted se lanzaría a criticar el asunto de los treinta mil millones de pesos quebrando este maravilloso instante de amistad y diálogo”.

El senador abraza a dos colegas y les confidencia “Fui a la sala del lado a buscar un vaso con bebida, y cuando volví ya se habían cambiado los acuerdos que tomamos hace media hora…p’tas…ahora me da susto ir a dejar el vaso”. “Oye, pero han consultado las opiniones de Andrónico, Ricardo, Horst y Juanito?..¿No?..Entonces ‘tamos puro dando jugo”.

Suena la música del “Galeón Español” y todos se lanzan a la pista de baile. No importa quién sea la pareja. La cuestión es bailar ese tema que es casi una segunda canción nacional…y la corean además entre risas, gestos alocados y miraditas sabrosonas. Mientras, el flacucho venezolano, con bigotito y pera a lo D’Artagnan, sigue devorando canapés.

Para cofradías políticas y parlamentarias parece que nada hubiese  cambiado después del 16 de mayo…fuertes estruendos se escuchan en las afueras del edificio; gritos, consignas, sirenas policiales, pedradas…”¿Qué ocurre allá afuera?”, pregunta una diputada, a lo que el senador con el que estaba bailando responde: “es la gallá, de nuevo…no le gusta ninguna cuestión a esa gentuza”. “¿Pero no es peligroso para nosotros que la gente masivamente salga a la calle y proteste incluso con violencia?”. El senador sonríe con gesto irónico: “Tranquila, colega, tranquila… déjelos que griten y zapateen, no “los pesque”…los pacos de encargan de ellos; tarde o temprano se van a cansar y volverán a sus rutinas de trabajo, de consumo, de pago de deudas, de fútbol, de telenovelas, en fin…y nosotros estaremos como siempre a cargo del país”.

“¿Pero senador, ¿y si no se cansan?”  No hubo respuesta. El ’Galeón Español’ sonaba a todo dar…la fiesta de la “unidad y la paz” llevada a cabo por las tiendas partidistas de los dos bloques principales, estaba extrañamente magnífica…como todo lo que ocurre en el envoltorio de la política chilena. El problema, lo grave, lo sucio, lo delicado, el agua turbia, está dentro de ese paquete.

Y mientras siga sonando el Galeón Español y el flacucho caraqueño continúe devorando canapés gratuitamente, las cofradías del antiguo y desprestigiado duopolio permanecerán haciendo lo que siempre han hecho,  creyendo que siguen teniendo en sus manos las riendas de los asuntos del país.

En tanto, afuera, en la calle, los grupos ya son multitud.

En fin, solamente son cosas que uno sueña, muy pocas veces llegan a tener correlato en la realidad…

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