por Isaac Bigio
La franca posibilidad de que el Estado hebreo pase de una guerra externa a una interna es algo que constantemente advierte el general (r) Benny Gantz. Él es el político israelí que más probabilidades tiene para llegar a ser el próximo primer ministro de su país, ya que las encuestas tienden a favorecer un triunfo de la oposición.
El domingo 15 Gantz, al ser entrevistado por Canal 12, cuestionó la decisión del gabinete de querer destituir a la fiscal general Bali
Baharav-Miara y reformar la forma en la cual se nombran jueces afectando la independencia del poder judicial y torpedeando el proceso contra Benjamín Netanyahu. Desde el 10 de diciembre él se ha convertido en el único primer ministro en ejercicio que ha debido declarar ante un tribunal por delitos de corrupción. De ser hallado culpable podría ser condenado a 10 años de prisión.
Para Gantz “no fuimos a una guerra de supervivencia para regresar a la división interna”, y alertó que, de continuar por dicha vía, “la próxima catástrofe será solo cuestión de tiempo”, en referencia a las multitudinarias movilizaciones internas contra Netanyahu.
Cuando al final de agosto se descubrieron los cadáveres de 6 rehenes hebreos en Gaza se produjeron grandes manifestaciones demandando al gobierno que priorice una tregua con Hamás para lograr un intercambio de prisioneros. Cerca de un millón de israelíes salieron a las calles, lo que representa un 10% de su población. Para evitar que estas se extendieran, Netanyahu aceleró las confrontaciones con Líbano.
Ese mismo mes de agosto Gantz sostuvo «si no volvemos en razón, aquí habrá una guerra civil. Está prohibido ocultar la verdad», afirmando que Netanyahu no «sacrificará su gobierno para proteger a los israelíes», argumentó que mientras los soldados luchan desde el 7 octubre, «hay una dirigencia que divide al pueblo y envenena el pozo del que todos beben”. También condenó «a los congresistas que dirigen asaltos a bases militares» (para evitar que pasen alimentos a Gaza o para apropiarse de armas), «pisotean la dignidad de las familias de los prisioneros» (a las cuales incluso reprimen policialmente) y «califican a los empleados públicos como traidores». «Hemos cruzado el umbral de la violencia, verbal y física», advirtiendo que «el asunto terminará en asesinato», pues «no hemos aprendido la lección del 7 de octubre».
Gantz fue comandante en jefe del ejército en 2011-15, primer ministro alterno de Netanyahu en 2020-21 y miembro de su gabinete de guerra hasta hace pocos meses.
Gantz no rechaza la destrucción de Gaza ni apoya reconocer a un Estado palestino, pero quiere frenar a los extremistas que quieren seguir guerreando para anexarse territorios, que no quieren pactar con Hamás para liberar a los rehenes y que quieren dominar la judicatura.
Varios ministros se oponen a cualquier tregua con Hamás, quieren anexarse Cisjordania, Gaza y parte de Líbano y Siria y buscan privar de la ciudadanía a muchos árabes-israelíes.
Itamar Ben-Gvir, ministro de seguridad, promueve pogromos sangrientos contra los palestinos de Cisjordania, demanda ejecutar a los 10,000 presos palestinos que están bajo su custodia y ha lanzado a policías a reprimir marchas pacíficas pro-paz. “
“Ha-Aretz”, el diario hebreo más antiguo e influyente del mundo, denuncia que Netanyahu quiere cerrarles por haber publicado artículos acusándole de impulsar un genocidio y la limpieza étnica contra los palestinos, en vez de buscar una buena relación con ellos. El gobierno ha decidido cancelar todo avisaje en dicho medio.
La comunidad judía israelí está dividida entre los que quieren parar la guerra para intercambiar cautivos y los que buscan prolongar los conflictos y entre los que apoyan a Netanyahu y sus planes para amordazar al poder judicial y quienes quieren una democracia basada en la independencia de la judicatura. Esta semana decenas de miles de estudiantes han marchado demandando paz. Además, hay más de un millón de ultra-ortodoxos, muchos de los cuales rechaza hacer servicio militar.
Esta guerra ha resquebrajado a la economía israelí, ha hecho que haya un millón de sus ciudadanos que no puedan pagar sus deudas y ha demostrado que la “cúpula de hierro” no es tan efectiva contra los cohetes anti-sionistas. El levantamiento popular en Siria amenaza con producir un contagio en Jordania y tal vez hasta en Israel.
Isaac Bigio.