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Los años del reinado del petrodólar están llegando a su fin. Creado por los economistas, el término se refiere al gran volumen de dólares estadounidenses que obtenían las naciones productoras de petróleo de sus ventas, especialmente a los países occidentales, cada vez más dependientes de las exportaciones de los Estados árabes.
En su época, sin embargo, casi nadie sabía que la adopción de ese tipo del dólar no se produjo de forma natural, sino como resultado de un acuerdo político entre EEUU y Arabia Saudita, firmado el 9 de junio de 1974 en respuesta a la crisis del petróleo de 1973.
La crisis de 1973
Desencadenada en respuesta a la guerra árabe-israelí de 1973 —también conocida como cuarta guerra árabe-israelí o guerra del Yom Kippur—, la primera crisis del petróleo fue un embargo impuesto por los países árabes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a los Estados occidentales que apoyaban a Israel, como Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá y Japón.
Durante este periodo, la oferta mundial se redujo y los precios del barril subieron un 17%. Esta crisis «devastó la economía mundial», detalla a Sputnik el investigador de petróleo y gas de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y analista geopolítico del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales (CERES), Luis Augusto Medeiros Rutledge.La crisis se vio agravada por el reciente fin del patrón oro del dólar estadounidense, establecido por los Acuerdos de Bretton Woods. Abolido en 1971, este patrón dio un «altísimo grado de estabilidad» a la economía mundial, señala el economista Pedro Faria.
En el modelo vigente hasta entonces, todas las monedas del mundo cotizaban en dólares, mientras que la divisa estadounidense estaba respaldada por el oro depositado en las cámaras acorazadas de la base militar de EEUU de Fort Knox. En teoría, así se mantendría el control de la cantidad de dólares en circulación en la economía mundial.
Pero la Casa Blanca aprovechó este «privilegio» de controlar la moneda mundial, cada vez más demandada, así como instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para entrar sistemáticamente en posiciones deficitarias. «Y esto provocó una caída de la confianza en que cada dólar estaba respaldado por una cantidad de oro definida por defecto», continúa Faria.
El fin del patrón oro fue la «expresión institucional» de un fenómeno que ya se estaba produciendo, el aumento de la movilidad de capitales, agrega el economista.»El capital especulativo se volverá mucho más móvil, y esto se convertirá gradualmente en una nueva forma de imponer la hegemonía estadounidense (…) Esto va a suceder a través de los efectos de la fuga de capitales o de los movimientos en los flujos de deuda», destaca.
¿En qué consistió el acuerdo de 1974?Rutledge, a su vez, cree que el movimiento de los flujos de deuda es, de hecho, uno de los principales términos acordados entre los estadounidenses y los saudíes en 1974. Para tratar de evitar otra crisis como la de 1973, en 1974 Estados Unidos y Arabia Saudita firmaron un acuerdo de cooperación económica en virtud del cual Riad invertiría «sus excedentes de ingresos del petróleo en bonos del Tesoro estadounidense» y, a cambio, recibiría protección militar y apoyo económico de Washington.
Esto ayudó a establecer el dólar estadounidense como «moneda dominante en el comercio mundial del petróleo», convirtiendo el negocio mundial del petróleo en una especie de lastre para el dólar tras su «desvinculación del oro». «La creciente demanda mundial de dólares para comprar petróleo ayudó a mantener la fortaleza de la divisa estadounidense», señala Rutledge.
El acuerdo se mantuvo en secreto hasta 2016, cuando los documentos obtenidos por Bloomberg en virtud de la Ley de Libertad de Información mostraron esta cooperación formal. Como no se hizo público, muchos detalles son conocidos solo por unos filtradores del sector.
¿Es el fin de los petrodólares? Aunque era útil para los países en el pasado, hoy el acuerdo es «algo totalmente sin sentido», destaca Rutledge. Arabia Saudita se ha convertido en un país poderoso y en un importante actor regional en Oriente Medio, mientras que Estados Unidos ha hecho el camino inverso.
No solo la relevancia geopolítica de EEUU se reduce cada vez más ante el auge de los países del sur global, sino que además Washington es uno de los principales compradores de petróleo saudí. En cambio, explica Rutledge, los saudíes son ahora el segundo proveedor de esos hidrocarburos para China, por detrás de Rusia.
Todo ello ilustra lo que Pedro Faria describe como «el desplazamiento del centro gravitatorio de la economía mundial». En este sentido, subraya Faria, adquieren importancia no solo sistemas de pagos internacionales, como el Sistema Ruso de Transferencia de Mensajes Financieros y el Sistema Chino de Pagos Interbancarios Transfronterizos, sino también el avance hacia un equilibrio en el uso de una determinada moneda para las importaciones y el establecimiento de contratos de seguros, entre otros.
«Lo que EEUU hace, y está perdiendo cada vez más el poder de hacer, es coordinar a través de la fuerza geopolítica y militar, diplomática y militarmente, para mantener todo este sistema alineado en el uso del dólar», indica. Al mismo tiempo, los BRICS se han esforzado por crear estas nuevas infraestructuras basadas en monedas locales. El grupo, subraya Rutledge, nunca ha ocultado su interés por «comerciar con petróleo y otras materias primas en monedas distintas del dólar». Otro factor que ha contribuido a la desdolarización es la reacción agresiva que Washington ha adoptado frente a los países que amenazan con abandonar su dominio monetario, como las sanciones económicas contra Gobiernos, individuos y personas. Por ello, la Casa de Saúd da muestras de coherencia y visión geoestratégica al no renovar su acuerdo con Estados Unidos, y puede establecer contratos en cualquier divisa que desee, como el yuan, el rublo, el real, el euro y la lira.
Según Rutledge, el mundo está al borde de cambios en los contratos petroleros. «Se acerca la era de los precios del petróleo denominados en yuanes (…) Y empezará cuando Arabia Saudita acepte vender su petróleo en yuanes», sostiene el experto. El investigador señala que hoy en día el volumen de comercio de petróleo en las bolsas mundiales está valorado en 1,72 billones de dólares, y el mundo consume más de 100 millones de barriles al día. En otras palabras, si los petrodólares pierden su lugar como moneda estándar en los contratos petroleros, la divisa estadounidense verá caer su demanda y su valor. «Se trata de una grave amenaza para el poder financiero de los bancos estadounidenses», resume.