Patricio Guzmán S.
El 29 de marzo de 1985, un grupo de agentes de Carabineros de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar) detuvieron al pintor Santiago Nattino. El profesor Manuel Guerrero y el sociólogo de la Vicaría de la Solidaridad José Manuel Parada, en las puertas del Colegio Latinoamericano de Integración, los degollaron y por mucho tiempo lo ocultaron. También asesinaron ese día a tres jovenes Paulina Aguirre, Eduardo y Rafael Vergara.
El Congreso uso la misma fecha simbólica para aprobar la ley Naim-Retamal, la ley de gatillo fácil que autoriza a Carabineros a usar la fuerza letal sin que ello tenga consecuencias legales.
No somos ingenuos, ha habido una campaña histérica desde los medios de comunicación masivos presentando a la delincuencia como la principal amenaza en Chile hoy, han conseguido que el sentido común mayoritario creyera este relato y así han abierto camino a una ley que permite a la policia la represión sin responder ante la justicia. La ley no está orientada prioritariamente para luchar contra la delincuencia como han querido hacernos creer sino a reprimir la protesta social brutalmente sin consecuencias penales para los responsables, la violencia policial será peor que en la protesta social de 2019 cuando la represion policial con el uso desproporcionado de la fuerza dejó decenas de muertos y cerca de 500 mutilados oculares que perdieron la visión de un ojo, y en dos casos quedaron completamente ciegos, además de otros que dejaron invalidos.
Las elites dominantes, la casta política incluido Gabriel Boric preparan los instrumentos para el próximo levantamiento social. Revuelta social inevitable porque ninguna de las demandas sociales que estaban en el origen de las protestas han sido resueltas, y el nuevo proceso connstituyente es una farsa blindada para evitar cualquier participación ciudadana libre y soberana, un proceso sin el pueblo que simplemente terminará en una nueva versión de la constitución neoliberal del 80.
