Las personas encuestadas habitan en diferentes comunas de la región: Pudahuel, Cerro Navia, La Pintana, San Bernardo, Puente Alto, La Florida, Maipú, Huechuraba, San Miguel, Quilicura, Peñalolén, Renca, La Granja, San Ramón, Lo Prado, entre otras.
Diana Porras
Radio Universidad de Chile Lunes 16 de enero 2023
Clorinda Amelia Millahueque Calfumil (La Pintana) Provincia de Freire, Región de La Araucanía. Migra a Santiago a la edad de 18 años, iniciando la década del 70. Sigue hablando y enseñando el mapuzugun
Jorge Iván Paillamil Rubilar (La Granja). Proviene de Galvarino, Región de La Araucanía. Migra a Santiago cuando tenía 8 años, a comienzos de la década del cincuenta
Margarita Lorena Quidel Córdova (Providencia) Proviene de la comuna de Padre Las Casas, Región de la Araucanía. Migra a Santiago a la edad de 27 años, en el año 2016. Ha trabajado como Educadora Tradicional en escuelas y como Educadora de Lengua y Cultura Indígena en Jardín Infantil
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Estas tres historias forman parte del reciente Catastro de Hablantes de Mapuzugun en la Región Metropolitana. En el documento, donde se presentan los resultados, se explica uno de los objetivos: identificar parte de la realidad sociolingüística del mapuzugun en Santiago teniendo como base diversos estudios sociolingüísticos realizados en las últimas décadas sobre lenguas indígenas.
El texto da cuenta de la presencia de la lengua mapuche o mapuzugun en mujeres y hombres mapuche que, actualmente, viven en diversas comunas de la región. “Quienes, por diversos motivos asociados a la migración o diáspora mapuche iniciada el siglo pasado, salieron desde sus comunidades, Lof (comunidad) o Kiñel Mapu (Unidad Territorial) del sur de Chile para terminar radicándose en la ciudad de Santiago, principal centro urbano del país” se lee en la introducción del catastro.
Se realizaron varias entrevistas o nütxam para conocer detalles de las motivaciones de esa migración y de la vigencia del mapuzugun en la ciudad. El martes 10 de enero pasado se realizó el Encuentro de Hablantes de la región en el Centro Ceremonial de Pueblos Originarios de Peñalolén. Esa instancia fue la oportunidad para compartir los resultados del catastro y participar de una inmersión cultural en lengua mapuche.
“Tuvimos la posibilidad de hacer una reflexión respecto de lo que habíamos estado haciendo por la recuperación de las lenguas y colocamos el punto en la urgente necesidad de generar nuevos hablantes” reflexionó la jefa Oficina de Asuntos Indígenas de Santiago (s) de la Conadi, Ximena Montecinos Antiguay.
En entrevista con Radio y Diario Universidad de Chile, Montecinos agregó que lo anterior responde a la perspectiva de evitar la pérdida del mapudungun “que en este caso, es uno de los lineamientos fundamentales del actual Gobierno en materia de derechos lingüísticos”.
Fueron 58 personas las que participaron de las entrevistas. Según el catastro, la mayoría proviene de la región de La Araucanía, y otros porcentajes menores, a las regiones de los Lagos, Los Ríos y del Biobío. Ximena Montecinos Antiguay afirmó que “esa migración tiene relación con la pérdida territorial que se ha generado en el proceso de colonización y luego durante la República de Chile en los sesenta y setenta”.
“Hoy día tiene un evidente elemento común y a partir de aquello se busca reeditar con la vida en comunidad. Eso hace que los espacios, como los familiares, adquieran importancia. Se van construyendo a alero de nuevas comunidades . ¿Cómo se vive la cultura mapuche en estos nuevos contextos?” mencionó.
Los hablantes encuestados habitan en diferentes comunas de la Región Metropolitana: Pudahuel, Cerro Navia, La Pintana, San Bernardo, Puente Alto, La Florida, Maipú, Huechuraba, San Miguel, Quilicura, Peñalolén, Renca, La Granja, San Ramón, Lo Prado, Providencia, Santiago Centro, entre otras.
“Respecto a la adquisición de la lengua mapuche, fue principalmente en un entorno familiar, destacando a los padres, madres, abuelos, abuelas, tíos y tías como transmisores directos” describe el texto.
Un 75,9 por ciento corresponde a mujeres y el 24,1 por ciento a hombres. Ante estas cifras se menciona una observación: “Aunque no hemos logrado un análisis mayor, esta importante diferencia porcentual, podría estar indicando que la presencia de mujeres en instancias de revitalización está siendo mayoritaria”.
Una presencia de mujeres que también se destacó en el encuentro del martes pasado. “En general en materia de defensa de los derechos indígenas el rol de la mujer ha sido clave no solo en la reivindicación de los derechos lingüísticos sino enmarcado en los derechos culturales y educativos en general” dijo la jefa Oficina de Asuntos Indígenas de Santiago (s) de la Conadi. Ximena Montecinos Antiguay reconoció ante que “la urgencia de la recuperación del mapudungun, ellas han iniciado un proceso de enseñanzas en establecimientos educacionales, jardines infantiles, en educación superior y en las propias organizaciones en las cuales participan”.
Ximena Montecinos
A pesar de que la mayoría de los hablantes entrevistados no tienen dentro de su núcleo familiar a otra persona que también hable la lengua, el uso diario del mapuzugun se gesta debido a que parte de ellos son kimelfe (por ejemplo, como educadores tradicionales o educadores de lengua y cultura indígena).
La meta: generación de nuevos hablantes
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el período comprendido entre 2022 y 2032 como el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas del Mundo, con el fin de llamar la atención del mundo sobre la difícil situación de muchas lenguas indígenas y movilizar a las partes interesadas y los recursos para su preservación, revitalización y promoción.
A nivel de estimaciones, en Chile, se podría distinguir la existencia de unos 250 mil hablantes. ¿Qué es lo que significa ser hablante de mapuzugun? Generalmente, se realiza una distinción entre el que declara “hablar y entender la lengua” (competencia activa) y entre quien declara “solo entender la lengua, pero no hablarla” (competencia pasiva).
A partir del diagnóstico, se reconoce la existencia de hablantes pero con distintos niveles de competencia por lo que es “necesario identificar para abordar las estrategias”. Una de ellas, sería fortalecer a quienes tienen mayor competencia y que van a constituir la primera línea de recuperación de la lengua: la generación de nuevos hablantes.
“Y con esto, considerar que la formación requiere tiempo y recursos. También la generación de material, por lo que no es solo necesario hablarlo, sino que también escribir y ésa es otra área de desarrollo” plantearon desde Conadi (Santiago).
En la recopilación de datos, el catastro consigna que si se considera el conjunto de la población mapuche en la Región Metropolitana, distinguidos por grupos etarios, se observa que en todos ellos existe una parte importante que no habla ni entiende la lengua. Ximena Montecinos apunta también al estigma: “La discriminación asociada al hablar una lengua que es desconocida o mal mirada. O el acento es una carga en los espacios urbanos por lo que las estrategias van de la mano de la superación de esto”.
Otro punto: la generación de nuevas palabras en el contexto urbano. “A veces se deja de hablar por las dinámicas de la ciudad ante la ausencia de palabras que describan las distintas situaciones en las que se ven enfrentadas las personas” explicó.
El encargado del proyecto Academia Lengua Mapuche en Contexto Urbano, Sebastián Oyarzo, agregó que “hoy lo que se busca es generar espacios en las ciudades donde puedan practicar el mapudungun y se pueda difundir la lengua como parte del patrimonio cultural”.
Relató que la metodología fue parte del proceso de conocer al otro u otra.“El nütxam es el método donde uno se puede conocer y compartir vivencias no solo una entrega técnica. Se dice que los mapuches son buenos para conversar, pero se puede explicar porque nos presentamos con nuestros dos apellidos, presentamos a nuestras familias, a nuestros abuelos, Hay todo un relato de los ancestros y del territorio” aclaró.
En el estudio se ve que son personas mayores y adultos. Sebastián Oyarzo relató su propia experiencia. “Provengo de una migración: viajamos de Puerto Montt y somos huilliche. Acá estudié e hice mi vida, pero de cierta forma me voy conectando con ese proceso de revitalización lingüística”.
Y mencionó otra mirada: “Cuando nos referimos al último hablante es triste, es fuerte. No se ha hecho un levantamiento profundo y serio para poder entender cuántos hablantes hay y cuál es el proceso enfocado en la responsabilidad de las políticas públicas para mantener viva esa cultura”.
Este trabajo reveló que hay interés entre el mundo indígena y no indígena de generar colaboración de otros pueblos que están en los mismos procesos. “Al verlos y verlas con sus vestimentas sagradas, con las ganas de compartir sus vivencias, es una lengua y una cultura viva” dijo Oyarzo luego del encuentro del pasado martes. También consideró importante la realización de un censo lingüístico.
“El desafío de la Conadi en alianza con la academia es abordar estrategias en estos contextos y ante las nuevas generaciones con niños y jóvenes que están exigiendo el derecho de recuperar su lengua” concluyó Ximena Montecinos Antiguay.