Arturo Alejandro Muñoz
¿Conoce usted la historia de Yugurta, el africano, el Númida, el amigo-enemigo de Roma cien años antes de Cristo? ¿Sabe algo respecto de Mario y Sila? Es interesantísima porque en alguna medida podría replicarse hoy… en Chile siglo veintiuno. ¿Me permite contársela, brevemente por cierto?
Numidia era lo que hoy día es Argelia y parte de Marruecos y Túnez en el norte de África. Los jinetes númidas, admirados por las legiones romanas, arrasaban violentamente a los pueblos vecinos norafricanos. Yugurta era su jefe máximo, una especie de rey omnipotente, hábil y carente de escrúpulos (obvio, de lo contrario no habría podido ser rey).
Hábil como era –ya lo dijimos- entendió cuan inútil sería para sus jinetes y su ejército enfrentarse a las casi invencibles legiones romanas y al poder del Senado de esa república; sí, en ese tiempo Roma era todavía república, por lo que Yugurta aceptó firmar un acuerdo de paz y cooperación con la poderosa Roma, consciente que debería pagar altas suma de impuestos para preservar la paz no sólo con ella, sino también con sus vecinos del norte de África (territorios bajo la protección –propiedad- del Senado).
Firmada la paz, Yugurta continuó sin embargo asediando a sus vecinos y arrasando sus territorios. Día a día el rey númida era más y más rico, aunque a la vez menguaba la entrega de impuestos comprometidos. Finalmente, el Senado decidió llamarlo a terreno ‘invitándolo’ a Roma para dar explicaciones.
Acosado por senadores diestros en el arte de la discusión política, Yugurta se desesperó, y harto ya de tanta bizantina discusión, enfrentó al Senado señalando con su mano la figura de aquellos senadores (la mayoría, en realidad) que él había privilegiado una y varias veces regalándoles oro y joyas. “Ustedes están aquí en este hemiciclo, nobles ciudadanos romanos, merced al regalo que en muchas ocasiones les he dado en oro y tributos personales”, frase atribuida al númida.
Era verdad lo que afirmaba, pero fue también su sentencia de muerte.
Cuenta la leyenda (no la Historia, la ‘leyenda’), que el Senado decidió enviar a Numidia algunas legiones al mando de generales pertenecientes a la nobleza en cuanto a ser ‘pater familias’, con la orden de apresar a Yugurta y llevarlo a Roma encadenado para juzgarlo allí ante la plebe con la Lex correspondiente.
¿Le interesa conocer el final de esta historia? Bien, entonces continuemos…
Los nobles que comandaron esas primeras legiones no tuvieron éxito. Por el contrario, según la leyenda, no siquiera combatieron ya que Yugurta los compró con buen oro… y aquellos nobles ‘pater familias’ decidieron quedarse en Numidia gozando de la riqueza y las bondades permitidas por el gran Yugurta. Entonces, el Senado cambió de táctica. No más nobles, no más ‘pater familias’ al mando de legiones. Esta vez serían dos Tribunos de la Plebe quienes comandarían los ejércitos rumbo al norte africano: Lucio Cornelio Sila y Cayo Mario.
Sila y Mario arribaron a Numidia y declinaron la invitación de Yugurta a conversar en su palacio. Atacaron a los númidas, los derrotaron, unieron a las suyas a las antiguas legiones radicadas allí (conformando un ejército de proporciones), y encadenaron a Yugurta llevándolo a Roma para ser juzgado.
Pero, tal cual haría años después Julio César, Lucio Sila y Cayo Mario se enfrentarán entre ellos en lo que la Historia llamó ‘la primera guerra civil romana”. Abreviando el cuento, Lucio Cornelio Sila –apoyado por los ‘optimates’ (nobles)- derrotó a Cayo Mario (apoyado por sectores de la plebe) y transformó la vieja república en una cruel dictadura.
¿Y Yugurta, qué había ocurrido con él? Fue ejecutado el año 104 AC en la cárcel Mamertina.
Usted, amable lector, se preguntará: “y qué diablos tiene esto que ver con la realidad chilena actual?”. Pienso en ‘Amarillos’ (¿Sila?), en la UDI/RN (¿Senado romano?), en Cayo Mario (¿la centroizquierda fracasada?), en Yugurta (“patriotas” y republicanos ultristas?)… ¿en la guerra civil romana?
No lo sé…dígame usted qué piensa, qué ve, que barrunta. Yo veo ciertas similitudes, aunque sin tropas ni legiones ni batallas campales. Sólo guerra política en su más pura esencia. Alguna vez, me parece, lo escribí en otras notas: “todo lo que ocurre en política actualmente, ya había acaecido en Roma, no sólo durante el Imperio, también antes, durante la República y la Dictadura”.
Tal vez por ello, el estudio y enseñanza de la Historia sea para la derecha y el establishment cipayo, un asunto pernicioso que atenta contra el muy católico-apostólico statu quo patronal-neoliberal.