Diario Universidad de Chile
Columna de opinión por Marcela Vera D.
Jueves 29 de agosto 2019
La parábola del tesoro escondido en Mateo 13:44 dice “Un hombre cavó la tierra y se llevó una gran sorpresa pues encontró un gran cofre lleno de riquezas; el hombre vendió todos los bienes que tenía y compró la tierra y lo que contenía; no le importó dejar su casa vacía, pues aquel tesoro lo merecía”. La parábola enseña que el reino de los cielos se parece a éste gran tesoro y bien merece cambiar los bienes terrenales por los bienes celestiales. Pero para las trasnacionales cuyo dios es el dinero, cuyo deseo es negar el tesoro escondido de todos los chilenos, no hay nada más importante que su avaricia que pretende ocultar las riquezas a la sociedad chilena.
¿Qué esconden los cambios en la legislación ?
El paso de José Piñera por el ministerio del Trabajo y por el ministerio de Previsión Social generó la reforma laboral y la reforma de pensiones en la dictadura. Tales reformas disminuyeron los derechos y propiedad económica de los trabajadores. No bastándole con ello, integró el ministerio de Minería, en donde en el año 1983 aprobó la reforma del código minero y la ley de concesiones plenas. Ambas modificaciones legales permitieron la desnacionalización del cobre. Bajo estas figuras legales, las empresas transnacionales obtuvieron la propiedad de los yacimientos con el solo hecho de descubrirlos, mensurarlos e inscribirlos.
Situémonos en la dictadura, la gente no sabía que se estaban descubriendo grandes minerales, pero estaba ocurriendo; había un descubrimiento importante, un mineral central para nuestro país.
Usted se preguntará cuál fue el yacimiento que descubrieron en la dictadura, al sureste de Antofagasta. El mineral que descubrieron en la dictadura se llama la Escondida, incluso uno podría pensar que su nombre tuvo que ver con eso, porque estuvo oculta a la ciudadanía.
Bajo este nuevo orden legal, entra en funcionamiento la minera la Escondida, aquel tesoro escondido para la gran mayoría de los chilenos, que fue descubierto el año 1981, para el cual se elaboró el cambio en la legislación chilena y que en 1984 es adquirido por BHP un grupo económico australiano e inglés.
Relevancia de la Minera la Escondida
La Minera la Escondida el año 2017, según su última Memoria anual, obtuvo 6.364 millones de dólares en ventas, comparable con el 8% del presupuesto de la nación, y representó un 16,8% de la participación en la producción de cobre en Chile, mientras que el pago de impuestos fue de solo 443 millones de dólares, es decir, un 7% de las ventas.
En síntesis, la importancia de La Escondida es que representa, como se mencionó, el 16,8% de nuestra producción de cobre a nivel nacional; es la empresa que más cobre produce en Chile y posee el 10% de las reservas mundiales de cobre. Eso significa que es una empresa que tiene un poder significativo sobre el mercado del cobre, pero también unas utilidades altísimas, en manos de una única empresa que por una parte paguen solo un 7% respecto de sus ventas, pero manejen el 8 % del presupuesto de la nación.
Ahora miremos hacia dónde van sus exportaciones, cuáles son los intereses que están en juego: sabemos que sus principales exportaciones son a China y a Japón, en un 14 %, y aquí quédese con el nombre de Japón, porque aquí este análisis le va a parecer asombroso.
Ahora miremos la estructura de la propiedad de nuestras empresas mineras, según datos de Cochilco: ahora solo el 33% del cobre sigue siendo de todos los chilenos a través de Codelco, y el 67% fue privatizado. Dentro de las empresas tanto privadas como públicas la que posee mayor participación en el mercado del cobre es la Escondida, seguida por Collahuasi con el 9,5%, El Teniente con el 8,4%, por los Pelambres con el 6,5%, por Anglo América con el 6,3% de la participación en la producción total de cobre, luego, y adivine quiénes son los propietarios de estas empresas, hay que saber quiénes están detrás de estos intereses, quiénes están detrás de esos capitales.
En el caso de La Escondida es BHP, como sabe usted, una empresa australiana e inglesa, pero que también tiene inversores japoneses; en el caso de Collahuasi, Anglo América y los Pelambres, también posee accionistas japoneses y en otras empresas mineras de menor participación en la producción de cobre hay accionistas canadienses, peruanos y mexicanos. En definitiva, juntos adquieren un poder de mercado enorme a nivel de la economía chilena, pero también a nivel de la injerencia a nivel mundial respecto de la producción de cobre. Entonces ¿por qué tenemos tantos capitales japoneses?, ¿y tantos capitales australianos? En la inversión de nuestra industria minera, ¿qué es lo que ocurrió que se generó ese nivel de poder de mercado tan fuerte al interior de nuestro principal producto?
TPP11 y trasnacionales mineras
Es fundamental que la ciudadanía sepa lo que está en juego hoy día con el TPP11, con el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico, que hoy día está en discusión en el senado. Ese tratado de libre comercio lo componen 11 países; usted recordará una columna anterior “La tragedia griega del TPP-11 y la destrucción de la soberanía nacional” en la que describí lo que significa este tratado de libre comercio, en términos de que impide que los países soberanamente puedan tomar decisiones, porque impone un sistema de arbitraje internacional al que las empresas transnacionales pueden recurrir si consideran afectada su rentabilidad, y puedan, entonces, demandar al estado chileno, en un arbitraje internacional que es privado.
¿Cuáles son los países que componen este tratado? ¿Son 11 países, adivine quién está? Está Australia, Japón, Canadá, Perú y México. Eso hace que la nacionalización futura de nuestro cobre quede obstruida por el TPP-11.
Revisando el proceso de privatización y transnacionalización del cobre, llama la atención que antes de la dictadura desde la derecha hasta la izquierda custodiaban la principal riqueza del país. Es lo normal, es un asunto de sentido común, no tiene que ver con ideologías, tiene que ver simplemente con que tenemos este recurso no renovable, hay que cuidarlo, hay que saberlo explotar, hay que saber cuánto producir, para no provocar que el precio baje. Es necesario darle valor agregado, custodiar que el comprador pague lo que corresponde cuando contiene otros metales. Esas decisiones las tiene que tomar un único ente, y tiene que ser un ente público, para que supervise que efectivamente las ganancias de nuestro metal rojo se queden en el país, y no como hoy día ocurre y queden en manos de las trasnacionales.
Los procesos de nacionalización deben ir acompañados de diseños que permitan generar una contraloría social, que además generen procesos de transparencia de las inversiones, que produzcan un proceso de diseño de transformación de la matriz productiva que nos permita en esos sectores, salir también de los procesos extractivistas; porque no se trata solo de generar riquezas para el país, consiste en custodiar que no vayan en desmedro de las comunidades o del medioambiente. Es necesario generar políticas integradas socialmente, políticamente, medioambientalmente y económicamente. Entonces, ese tipo de diseños, son los que permiten a sociedades como la nuestra salir de la situación de desempleo estructural, de subdesarrollo, de falta de los recursos necesarios para todas las transformaciones que sin lugar a duda requiere nuestro país.