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Con un acelerador de partículas se pretenden ubicar los orígenes de la imprenta

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Por Adán Salgado Andrade, México

A Johannes Gutenberg (1400-1468), inventor alemán, se le adjudica la invención de la imprenta. Tuvo muchos problemas cuando lanzó su aparato de impresión en 1450. Luego, pidió un préstamo a Johann Fust (1400-1466), un rico prestador, para llevar a cabo su anhelado proyecto de imprimir la Biblia. Lo hizo, logrando imprimir unas 180 copias, pero no sacó ninguna ventaja económica. Quebró, y Fust lo demandó exigiendo el pago de su préstamo. Se quedó con la imprenta de Gutenberg y aunque elogió la invención, nunca le dio su crédito al infortunado inventor (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Johannes_Gutenberg#Printing_press).

Tampoco se ha podido determinar exactamente si Gutenberg concibió su invención por él mismo o supo de esfuerzos previos, pues se han perdido sus tipos originales. Eso, porque hay un libro coreano budista, llamado Jikji, que es la abreviatura en lenguaje coreano, que se traduce como “Antología de los Grandes Sacerdotes Budistas”. Y las palabras Jikji Simchem significan “Si ves correctamente al corazón de una persona, mediante la meditación Zen, verás que la naturaleza del corazón, es la naturaleza de Buda”. Impreso durante la dinastía Goryeo, en 1377, es el libro más viejo existente, impreso mediante tipos movibles. La UNESCO confirmó, en septiembre del 2001, que Jikji es el tipo de impresión metaloide más vieja del mundo y lo incluyó en la Memoria del Programa Mundial. Actualmente se encuentra en la Librería Nacional de Francia (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Jikji).

Por ello, ha surgido el interés de científicos de rastrear el origen de la imprenta, si, como dije, Gutenberg conoció esos procesos previamente y los empleó en su propio aparato.

El portal digital Wired, refiere ese esfuerzo, en el artículo “¿Puede un acelerador de partículas rastrear los orígenes de la imprenta?”, firmado por Gregory Barber, quien agrega que “los tipos de impresión metálicos removibles, se adjudican a Gutenberg, pero su historia es mucho más antigua en Asia. Algunos investigadores emplean herramientas a escala atómica, para reescribir la historia” (ver: https://www.wired.com/story/can-a-particle-accelerator-trace-the-origins-of-printing/).

Angelica Noh, es una científica coreana, involucrada en la investigación y le dice a Barber que, en efecto, Jikji es una palabra que “ves por todo el país, y es motivo de orgullo, pues se refiere al libro conocido más viejo del mundo, que es coreano”.

Noh, que trabaja como especialista programadora en la UNESCO, llevó varios textos antiguos al Laboratorio de Aceleración Linear de Stanford (SLAC, por sus siglas en inglés), en Melo Park, California, para ser analizados por un sincrotrón, un acelerador de partículas. “Mientras los electrones circulan alrededor de la estructura circular, emiten rayos X, que viajan a pequeñas cámaras selladas, en donde los científicos conducen experimentos. En ese momento, esta cámara, en particular, hospeda una copia de la Biblia original de Gutenberg, cuidadosamente sostenida, exponiendo su portada, con tal de que pueda ser analizada con los rayos X. Por las siguientes cinco horas, la Biblia hará pequeñas ondulaciones, de lado a lado, sus páginas escaneadas en secciones de 60 micrones de ancho, o sea, poco más de la mitad de un cabello. El punto de este experimento, es una forma de elemental escrutinio. Cuando rayos X de alta energía golpean un objeto, como la Biblia, átomos excitados en la tinta y el papel, comienzan a disparar electrones, produciendo luz fluorescente. Dependiendo de qué elemento ha sido tocado – sea cloruro, cobre u hojalata –, esta luz es emitida, con una particular cantidad de energía, que puede ser convertida en imagen, produciendo un mapa de elementos de colores, que contiene una página de un documento”.

En el laboratorio, el mismo día, se escanearon otros documentos, principalmente asiáticos, ya que en algunos casos, se imprimieron desde el siglo 11, en tanto que documentos europeos, “incluyendo los Cuentos de Canterbury y una segunda copia de la Biblia, muestran que iniciaron la imprenta con Gutenberg”.

Esperan ver si hay alguna conexión entre Jikji y Gutenberg. Tendrían que tener acceso al Jikji, pero Francia se niega a prestarlo, ni a regresarlo a los coreanos, a pesar de muchas peticiones de éstos.

Sin embargo, eventualmente, esperan tener acceso a ese documento, pues sólo así podrían averiguar si existe alguna relación.

A diferencia de la pólvora o el papel, que son invenciones asiáticas, es posible tener un rastro, pero no con la imprenta, pues los tipos de Gutenberg originales no existen. Aunque tampoco son tan similares. En Europa, se empleaba tinta a base de aceite y en Asia, de agua. Y en Asia, los tipos se hacían con arena comprimida, en tanto que en Europa, se comenzó, desde el inicio, a emplear metal, “con lo que se logró reutilizarlos”.

La controversia sobre Gutenberg comenzó cuando en los inicios de los 2000’s, “un par de investigadores de Princeton, propusieron la teoría de que Gutenberg usaba tipos de arena comprimida, similares a los de los asiáticos, al analizar sus textos microscópicamente, pues sus contornos, mostraban imperfecciones, no correspondientes con tipos metálicos. Incluso, pidieron a un librero y artesano, Jonathan Thorton, a que imprimiera textos usando tipos hechos con arena. Y, en efecto, logró el efecto que los investigadores habían planteado”, dice Barber.

Expone Barber que no es nueva la técnica de escanear viejos textos con rayos X, pero que el sincrotrón lo hace con más detalle. Se muestran fotos de cómo el escaneo se traduce en imágenes de colores que, como menciono arriba, representarían elementos como metales o tintas.

Lo que sí descubrieron fue que en los textos asiáticos y los de Gutenberg, aparecía cobre, que “podría haberse empleado en la tinta o quizá era el material de la tipografía usada por Gutenberg. O quizá no era nada de eso y era la caldera que ambos, asiáticos y europeos, usaban para mezclar sus tintas”.

Quizá nada concluyente descubran, pero sí que pueda establecerse porqué en Europa, la imprenta logró asentarse por tantos cambios políticos que se dieron durante el Renacimiento, que “requerían multitud de textos pata difundir las nuevas ideas culturales, científicas y políticas. Además, porque el alfabeto latino sólo contiene 26 letras y el chino, que entonces se usaba en Corea, miles de caracteres. Que se vea que el conocimiento científico, no es un monopolio”.

En efecto, muchas ideas y avances científicos, a lo largo de la historia, se han dado simultáneamente en países muy distantes, como el magnetismo, la electricidad o los motores de combustión, como si se hubiera establecido una conexión mental entre sus descubridores.

En fin, entre que si se descubre si Gutenberg fue original o se “pirateó” la imprenta de los asiáticos (que me parece, finalmente, irrelevante), de todos modos, fueron sus esfuerzos los que desarrollaron esa importante invención en Europa y el resto del mundo.

Nadie antes que él, lo había hecho.

Y ese es su mérito.

Contacto: studillac@hotmail.com   

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