Por Adán Salgado Andrade
Los excesos a los que la actual administración está llegando, han afectado muchos sectores estratégicos del país.
Uno de ellos, es la investigación, sin la cual, no es posible superar el atraso tecnológico en el que, el subdesarrollo estructural, nos tiene sumidos.
Fue grave que a finales del 2021, se hayan acusado a varios investigadores del “Foro Consultivo Científico y Tecnológico AC”, de que estaban realizando operaciones con “recursos de procedencia ilícita, delincuencia organizada y peculado”, acusaciones hechas por la Fiscalía General de la República, sin fundamentos, ni pruebas.
Al respecto, se pronunciaron investigadores destacados como Roger Bartra, Francisco Bolívar Zapata, Marcelino Cereijido, Carlos Coello, Concepción Company, José Antonio de la Peña Fernando, entre otros galardonados, quienes destacaron el valor de todos y cada uno de los científicos acusados, muchos de los cuales, “han servido valiosamente a México, así como también en puestos de dirección en universidades y centros de investigación”. (ver: https://www.proceso.com.mx/nacional/2021/9/23/premios-nacionales-condenan-hostigamiento-de-la-fgr-contra-investigadores-del-conacyt-272599.html).
Hasta científicos de Estados Unidos, se pronunciaron contra graves, infudamentadas acusaciones, quienes exigieron, en su momento, que se frenara el “hostigamiento e intimidación” hacia los 31 científicos implicados absurdamente (ver: https://politica.expansion.mx/mexico/2021/10/07/cientificos-eu-piden-frenar-hostigamiento-conacyt).
Pareciera que los subalternos de AMLO, pretendieran hacer “muy bien” su trabajo, pero no es válido que, sin pruebas y poseídos de un abyecto “eficientismo”, hostiguen a personas de comprobada probidad, sin tacha, y que se esfuerzan todos los días por hacer bien su trabajo para tener un mejor país.
En la base de todo ese retrógrada “eficientismo”, está la tan publicitada “austeridad”, que es muy fácil apelarla, cuando se ganan $108,000 pesos mensuales, como el presidente y varios de sus funcionarios perciben, sin mencionar a los ministros de la corte, que siguen algunos con salarios de hasta $600,000 pesos al mes (ver: https://politica.expansion.mx/mexico/2018/12/11/ya-en-serio-cuanto-gana-un-ministro-de-la-suprema-corte).
Sin embargo, varios “funcionarios”, con tal de que digan que están haciendo “bien su trabajo”, han convertido ese “eficientismo” en una forma de hostigamiento laboral, como el que está sucediendo en dos institutos de salud, muy prestigiados ambos, el Instituto Nacional de Cancerología, y el Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”.
El de Cardiología, es llamado así, en honor del doctor Ignacio Chávez Sánchez (1897-1979), quien se dedicó a atender a la primera especialidad del Hospital General de la Ciudad de México, que fue, justamente, la de Cardiología. Para el año de 1944, se inauguró dicho instituto. En la página del mismo, se describe que la “clínica clásica, apoyada en la moderna tecnología de (los años 1950’s) se depura y difunde a través de un amplio grupo de maestros en donde destacan los nombres de Ignacio Chávez, Teófilo Ortiz Ramírez, Manuel Vaquero, Salvador Aceves, Rafael Carral y de Teresa, Felipe Mendoza, Armando Cuéllar, Alfonso de Gortari, Luis Méndez y José Manuel Rivero Carvallo, entre otros” (ver: https://www.cardiologia.org.mx/el_instituto/antecedentes_historicos/).
En cuanto al de Cancerología, “se funda el 25 de noviembre de 1946, bajo el régimen del Presidente General Manuel Ávila Camacho (1897-1955), y por Decreto Presidencial, nació el Instituto Nacional de Cancerología, transformándose y dando cabida a los servicios de Consulta Externa, Laboratorio, Rayos X y Patología, entre otros”.
Prestigiados doctores oncólogos, como Conrado Zuckerman (1900-1984), Enrique Barajas Vallejo, José Noriega Limón o Arturo Beltrán Ortega, han sido directores de ese instituto (ver: http://www.incan.salud.gob.mx/interna/nosotros/historia.html).
Pero seguramente, esos grandes médicos e investigadores, no eran hostigados para revisar sus trabajos y ver si producían cantidad, no, calidad.
En estos momentos en que la 4T se ha encumbrado como una “gran transformación”, no es válido que se use al hostigamiento laboral, como una de sus acciones, pues es ilegal y va contra ese “espíritu transformador”.
Investigadores de esos institutos, están siendo hostigados, de acuerdo con testimonios de varios de ellos, que me comunicaron y que, por su seguridad, no revelaré sus nombres, pues temen todavía más a otras acciones en su contra, sumadas a las que ya tienen.
El problema surgió, me comentan, cuando se dieron cambios en los altos cargos de ambas instituciones.
Los nuevos jefes, quieren implementar más líneas de investigación, obviamente, con los recursos existentes, o sea, apelando a la aludida “austeridad”. Sus “criterios” para decir si se produce o no, es que los amenazados “no han publicado artículos”.
Desgraciadamente, se sigue insistiendo en que, la única forma de demostrar que se trabaja, es con la publicación masiva de artículos. Eso es muy subjetivo, pues se ha comprobado que, con tal de “publicar”, la mayoría de los investigadores retoman trabajos existentes, a los que hacen cambios cosméticos y ya. Es una tendencia mundial, por desgracia, y se relevan investigaciones vanguardistas, con tal de seguir publicando lo mismo (ver: https://www.zmescience.com/science/there-are-more-studies-than-ever-but-innovation-is-lagging-the-paradox-of-contemporary-science/).
Las investigaciones innovadoras, llevan mucho tiempo, hasta años, pues los resultados no son inmediatos, requiriéndose dinero, colaboraciones con otras instituciones y paciencia. “Se necesitan reactivos que son muy caros, que ya no nos están dando, y que tenemos que comprar con nuestro dinero. Luego, repites y repites los experimentos. Muchas veces, piensas que ya va a salir, pero no, lo repites o hasta tienes que cambiar tus supuestos, sobre todo, si es algo novedoso”, me comenta otro implicado.
Así que no se trata de decir “ya, publiquen”. No, sobre todo, si se trata de una investigación novedosa y muy importante, los resultados pueden llevar años.
Como dije, no se toma en cuenta esa situación y las nuevas autoridades exigen “publicaciones” a granel, sacrificando la calidad, por la cantidad.
El hostigamiento consiste en que se les quiere despojar de sus actuales plazas de investigadores, a pesar de que llevan años trabajando allí, que los que no publiquen artículos, se vayan, casi obligarlos a renunciar.
Se ve que los nuevos mandos, desean quedar bien con sus superiores, que “se está trabajando más, con los mismos o menores recursos”. El hostigamiento, en un caso, ha llegado al extremo de amenazar al afectado y tratar de obligarlo a firmar documentos que lo inculpan de que “no produce”, pero se ha negado a hacerlo.
No hay ninguna legalidad en lo que esas autoridades de tales institutos, están haciendo. Es simple acoso laboral, el que está tipificado en la Ley Federal del Trabajo, la que en su artículo 133, fracción XII, menciona que “Queda prohibido a los patrones o a sus representantes realizar actos de hostigamiento y/o acoso sexual contra cualquier persona en el lugar de trabajo o permitir o tolerar dichos actos” (ver: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/156203/1044_Ley_Federal_del_Trabajo.pdf).
Ese hostigamiento, empeora al tratarse de mujeres, las más vulnerables en casos así, algo que seguramente tales autoridades ignoran o que por su prepotencia, se sienten invencibles, pues han pedido que se “junten evidencias” contra los aludidos, cuando que la mayor evidencia es en su contra, y es el hostigamiento laboral que están ejerciendo y del que, piensan, pueden salir impunes.
Dice la ley que a quien hostigue laboralmente, “se le impondrán de uno a tres años de prisión. Cuando además exista relación jerárquica derivada de relaciones laborales, docentes, domésticas o de cualquier clase que implique subordinación entre la persona agresora y la víctima, la pena se incrementará en una tercera parte de la señalada en el párrafo anterior” (ver: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/48374/Acoso_y_Hostigamiento_Sexual-2014.pdf).
Obviamente, las y los afectados ya están revisando sus derechos laborales y han acudido a abogados laborales, para defenderse legalmente, en caso de que continúen las presiones en su contra.
Y el objetivo de las presentes líneas, es ayudar a la difusión de su problema.
Señalan que no permitirán que se violen sus derechos laborales, sólo por mezquinas presiones de sus superiores. Sus demandas, ante todo, son acordes con la supuesta “justicia social” que tanto pregona la 4T.
Espero que así sea, que haya sensibilidad de las autoridades competentes, y que no se permita a los altos mandos de esos prestigiados institutos a que actúen impunemente, aplicando medidas coercitivas a las y los afectados, para obligarlas y obligarlos a renunciar, a pesar de tantos años laborados en esos lugares y de que son investigadoras e investigadores de alto nivel, con varias publicaciones hechas, asistencia a seminarios, formación de estudiantes, estancias en el extranjero, colaboraciones con otras instituciones y sobrada probidad y honestidad.
Si la 4T realmente quiere transformar, un punto inicial es que haya sensibilidad entre quienes tienen puestos de mando.
De lo contrario, habrá pasado esa 4T como un acto más de prepotente ejercicio del poder.
Contacto: studillac@hotmail.com