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Nautilos, fósiles vivientes que pueden desaparecer

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Por Adán Salgado Andrade

Los Nautilos, son moluscos cefalópodos, de los que actualmente sobreviven cuatro especies reconocidas. Habitan aguas someras del océano indopacífico, específicamente en los mares tropicales dentro de esta zona, “pero el área que habitan, todavía tiene que ser bien especificada. Su desplazamiento, está limitado, pues no pueden sumergirse a más de 800 metros, pero la mayoría se encuentran entre los 100 y 300 metros. Y todas las especies están en peligro de extinción, tomando como base información de la sobrepesca de la especie Nautilus Pompilius en las Filipinas, lo que resultó en un 80% de disminución de su población, entre 1980 y el 2010” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Nautilus_(genus)#Habitat_and_distribution).

Es una especie que tiene habitando el planeta 500 millones de años y ha sobrevivido cuatro extinciones masivas. Pero ahora, con el calentamiento global, que afecta en 90% a los océanos, además de la mencionada sobrepesca, su capacidad de sobrevivencia, puede no ser tan adaptable. Tenía que ser una especie, la humanidad, que, cuando más, tiene un millón de años en la Tierra, la que está contribuyendo a su desaparición.

El artículo de la revista digital Hakai, titulado “Antiguos Nautilos, futuro incierto”, firmado por Kate Evans, refiere los esfuerzos que se están haciendo para entender más sobre la vida y hábitos del nautilos y tratar de salvarlo de la extinción. Dice Evans que “el linaje del nautilos ha podido surcar cuatro extinciones masivas, pero ¿podrá sobrevivir el antropoceno?” (ver: https://hakaimagazine.com/features/ancient-nautilus-uncertain-future/).

Abre el artículo una excelente foto, que muestra a una especie de nautilos, el nautilos lanudo (fuzzy nautilus), cuya concha, está cubierta como de peluche. Está nadando en aguas profundas que bordean las costas de Papua Nueva Guinea. “Aunque el nautilos es bien conocido en algunas cosas, es también misterioso. Los investigadores, lo están estudiando, con la esperanza de ver cómo está respondiendo a los impactos del Antropoceno”.

En efecto, Evans ya usa esa palabra, Antropoceno, que es la etapa temporal de la Tierra, en donde es la nefasta acción del hombre, la que está cambiando, contaminando y destruyendo todo hábitat y ser viviente que la habita. Es terrible que animales que lo han habitado por millones de años, como el nautilos, quizá no puedan sobrevivir la depredadora acción de la humanidad.

Menciona Evans a Manuai Matawai, quien creció mirando cómo su madre, recuperaba conchas de nautilos muertos, que arribaban a las playas, las que son muy codiciadas. Él vive en el archipiélago Bismarck de Papua Nueva Guinea. “El nautilos, que en lengua Titán local se llama kalopeu, era también el símbolo de profeta al que Matawai seguía. Pero como mucha gente de su comunidad costera, Matawai, nuca había visto a uno vivo, a causa de la preferencia del molusco de buscar las obscuras, frías profundidades”.

Pero en el 2015, tuvo la oportunidad de conocerlos, cuando una expedición organizada por el paleobiólogo Peter Ward, de la Universidad de Washington, se dirigió a la isla Ndrova, ubicada en el noroeste de Papua Nueva Guinea, para “ver si todavía existían dos especies de nautilos, el Nautilus Pompilius (chambered nautilus) y el Allonautilus scrobiculatus, el mencionado nautilos lanudo (fuzzy nautilus), y, de ser así, analizarlos en su estado natural”.

Y allí fue en donde Matawai pudo ver a esos extraordinarios moluscos, moverse en su estado natural. Una foto de él, muy sonriente, junto con Ward y otros dos investigadores, también es mostrada.

Ward, quien había ido al lugar en 1984, percibe el cambio climático, pues, entonces, “nos encontramos con varios tiburones, pero, ahora, no vimos a ninguno. Por eso era mi temor de estudiar la zona, pero es evidente que por el cambio climático, los tiburones, se han alejado”.

Sí, en efecto, el cambio climático está alterando todo. Ya hasta los menús de los restaurantes que sirven pescados y mariscos, ha ido cambiando, pues muchas especies, como salmón – que se ha desplazado a zonas marinas más frías –, ya no se sirven. Éste, ha sido sustituido por cangrejos (ver: https://hakaimagazine.com/news/130-year-old-menus-show-how-climate-change-is-already-affecting-what-we-eat/).

Y muestra de la adaptabilidad del nautilos es que lo hallaron Ward y los otros en esa zona, en tanto que los tiburones, desaparecieron del lugar.

Ward encontró también corales blanqueados. Y eso le dio la idea de estudiar el cambio en las temperaturas marinas, analizando las conchas de nautilos muertos que fueron hallando. El investigador, sugiere que esos moluscos, han ido bajando más y más en el mar, buscando temperaturas más frías, pero no pueden descender más de 800 metros, pues sus conchas “implosionarían”.

Otra dramática foto muestra varias conchas, vendidas en una tienda de Filipinas, pues son muy codiciadas por su belleza. Es el otro grave problema, la sobrepesca, pues entre el 2005 y el 2014, más de cien mil conchas de nautilos, fueron importadas por Estados Unidos. Dice  Ward, que “tiene el nautilos la mala suerte de que sus conchas sean tan bellas simétricamente”. Y son tan codiciadas, que una puede venderse hasta en mil dólares por eBay. “Eran muy abundantes esos moluscos en las Filipinas, en donde también los pescaban para comérselos, pero ahora, pueden haberse extinguido”, dice Evans.

Sus antecesores son los nautiloides, los que aparecieron hace mil millones de años. Se han ido adaptando, pues sus conchas, antes cónicas, fueron desarrollando recámaras y oquedades, como los actuales. También, de haber comido plancton, ahora se alimentan de carroña y otros pequeños animales. “Las actuales especies, han surcado los mares por al menos 100 millones de años”.

Así que son moluscos muy perseverantes, todavía resistentes a tanta brutalidad que la humanidad ha estado cometiendo.

En la expedición del 2015, Ward, Matawai y los otros involucrados, introdujeron una especie de jaulas de tela de alambre, que tenían unos huecos, con carnada – langostas muertas –, para atrapar a los nautilos. En la primera prueba, nada atraparon, pero un viejo pescador, que había estado en la expedición de 1984, dijo que había sido en otro lugar y a más profundidad. Atraparon tres nautilos lanudos y tres de los “ahuecados” (chambered).

“Nos sorprendimos bastante”, dice Ward. En cuento al lanudo, supone él que evolucionó así, para evitar que su concha se desprenda, en el caso de que sufra algún ataque o mordedura de un pez tigre.

Ya que los tuvieron, los colocaron en recipientes con agua enfriada con hielo, para que no resintieran el calor, los clasificaron del sexo, los midieron y les colocaron transmisores. “Antes, los matábamos. Siento haberlo hecho, pero, ahora, sólo tomamos un pedacito de su concha y una biopsia, de su piel, para clasificarlos correctamente”, dice Ward. ¡Qué bueno que ya no los maten, pues sería absurdo asesinar a animales que están en extinción, para ver cómo ayudarlos a que sobrevivan!

Ya que hicieron todo eso, les sacaron el aire y los soltaron a 30 metros de profundidad. Matawai, que era la primera vez que los veía vivos, se conmovió mucho. “Para alguien, como yo, que vive del océano, fue muy emocionante ver lo que sucede allá abajo”.

Varias fotos muestran el delicado proceso que los investigadores realizaron para clasificar a los nautilos. El lanudo, se ve como si estuviera cubierta con peluche su concha, muy distinto a la del “ahuecado”, la cual, es completamente lisa, pero con muy bellos patrones sobre ella.

Los transmisores todavía siguen enviado señales, muy útiles para determinar cómo se han desplazado esos especímenes.

La zona marina en la que actualmente viven los nautilos es la llamada mesopelágica, que está entre los 200 y 1,000 metros de profundidad, pero “por el calentamiento, ya las temperaturas, muy probablemente, han estado subiendo hasta allí”, señala Evans.

Sí, el calor oceánico, ya está muy avanzado, por desgracia, pues el 90% del incremento global de la temperatura, es asimilado por los mares, y ya hasta los patrones sonoros, que son muy usados por mamíferos marinos, como ballenas o delfines, están cambiando (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/04/el-calentamiento-oceanico-altera-los.html).

Como señalé, Ward ha estudiado las conchas de nautilos muertos en distintos años. Halló que unos que vivieron en 1975, habitaban aguas que estaban entre 12º  y 14º C, en tanto que entre 1984 y el 2015, han soportado aguas de 16º C. O sea, han subido unos 4º C las temperaturas, y por eso, cada vez han tenido que descender más metros para sobrevivir. “Tendrán que emigrar a otros lados”, advierte Ward.

Jennifer Basil, es ecologista del comportamiento en la Universidad de la ciudad de Nueva York. Dice que sería una lástima si llegaran a desaparecer los nautilos, pues son animales muy inteligentes, que tienen excelentes sentidos sensorial y de la vista. “Tardan hasta 10 años en desovar, pero no hemos podido verlos hacerlo en su ambiente natural”. Tiene algunos como mascotas y dice que son excelente compañía. “Tuve uno que vivó diez años y me sentí muy mal, cuando murió. Se llamaba 9. Y aún conservo su concha”.

Ella y Ward, más otros investigadores que estudian a los nautilos, han hecho conferencias, con tal de mostrar la urgencia de regular el cambio climático, pues, de otra forma, especies tan antiguas, como el nautilos o los tiburones o las tortugas o las ballenas, desaparecerán de la faz de la Tierra.

El biólogo Gregory Barord, quien también participó en la expedición de Ward, del 2015, en el 2019, hizo un viaje a las Islas Solomon, al este de Papua Nueva Guinea. Se sumergió en la laguna Marovo, en donde pudo apreciar a un nautilos lanudo y a uno “ahuecado”, nadando juntos – se muestra una foto de las dos especies nadando juntas. “Me sorprendió el poder de adaptación que tienen estos moluscos y su resiliencia durante 500 millones de años”.

Entre las acciones que han propuesto los investigadores, además de la reducción mundial de emisiones, es de que se limite o prohíba la pesca, sobre todo, en las zonas en donde cada vez son más escasos los nautilos. Las dos propuestas, se antojan muy utópicas, inalcanzables.

Pero Matawai tiene la esperanza de que sobrevivan. Para su pueblo, la nación Win, es un símbolo de su cultura. La bandera que los representa, tiene plasmada una concha de nautilos, resultado de un grupo sincrético, consistente en seguidores del líder religioso Paliau Maloat (1907-1991), quien es considerado un “Jesús Melanesio”. Fue un líder religioso que trató de reivindicar los derechos de la gente nativa de esos territorios, dominados por los países colonialistas del pasado y del presente. Por lo mismo, fue muy perseguido y varias veces, estuvo encarcelado (ver: https://adb.anu.edu.au/biography/maloat-sir-paliau-29941).

Matawai, dice que la concha del nautilos, “simboliza una embarcación. El suave cuerpo del molusco, representa al pueblo Win, al que protege la concha. Así, navegan hacia la eternidad, guiados por las estrellas”. Agrega Evans que “tiene sentido, como un emblema, de una criatura tan misteriosa que ha existido de varias formas, por 500 millones de años, que se acerca a la inmortalidad, al menos, en relación con el planeta. Quizá desaparezcan los nautilos o quizá estén otros 500 millones de años más”.

Muy simbólico lo que dice Matawi, de que los nautilos llevan a su pueblo a la eternidad.

Quizá todos debamos meternos en sus conchas, con tal de sobrevivir, y evadir la extinción masiva a la que nos ha condenado la depredación masiva del planeta, impuesta por el destructivo capitalismo salvaje.

Contacto: studillac@hotmail.com

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