“Hemos guardado un silencio, bastante parecido a la estupidez”
Eduardo Galeano
Hace solo días diversos organismos multilaterales del capitalismo, esos que representan los intereses de las grandes compañías transnacionales y que se prostituyen a los intereses de la burguesía monopólica y que ya no pueden esconder, aunque así lo quisiesen, la profundidad, extensión y multidimensionalidad de la actual crisis, entre estos la Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura, FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, FIDA, la Organización Mundial de la Salud, OMS, el Programa Mundial de Alimentos, PMA; y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF; han publicado el informe sobre “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, SOFI[1]; el cual ha dado cuenta de la barbaridad de la actual crisis capitalista que se ha expresado en el aumento considerable del hambre y la malnutrición, afectando a nuestra clase a escala global. La burguesía monopólica literalmente está matando de hambre a nuestro pueblo, ¡malditos ricos!
Muchos académicos, economistas, políticos y diversos representantes de organismos internacionales ya han declarado que asistimos a la peor crisis capitalista en su actual fase imperialista, desde conservadores, a social – liberales han desplegado sus tácticas para enfrentar la crisis. Crisis que se ha reflejado en una profunda recesión económica, en mayor precarización del trabajo y desempleo, aumento de las brechas de género, alzas en los precios de los productos básicos y los combustibles, cortes en las cadenas de suministros, aumento de la deserción escolar y la violencia doméstica, entre otras expresiones, sin embargo, los datos sobre el hambre son catastróficos y terribles y dan cuenta que ha pesar de haber alimentos para todas y todos, hay millones que sufren por no comer, la burguesía, esa clase despreciable y mezquina prefiere asesinar a las y los nuestros que abandonar sus asquerosos y putrefactos intereses económicos. Ante la tendencia a la decreciente tasa de ganancia que los afecta como clase, han decidido de forma consciente y a nivel mundial desplegar políticas públicas que afectan a las y los trabajadores y benefician a la patronal mundial y sus lacayos locales.
Cerca de 828 millones de personas han padecido de hambre durante el año 2021, una cifra que no logra expresar los verdaderos padecimientos de las y los nuestros que han sufrido, sufren y mueren por no comer. Por otro lado, la pandemia del COVID 19, aceleró este macabro y oscuro escenario, lo que significa alrededor del 9,8% de la población mundial, lo peor es que se estima que 2300 millones de personas en el mundo, 29,3% se encontraban en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave en el año recién pasado, lo paradójico parafraseando a Galeano es que al parecer somos el único animal que a pesar de tener hambre no rompemos las vitrinas de un supermercado cualquiera para comer.
Lamentablemente al igual que otros indicadores la brecha de género en término de inseguridad alimentaria ha seguido aumentando y durante el año 2021 se cifró en un 31,9% de las mujeres del mundo, en comparación con un 27,6% de los hombres, a la vez se calcula que 45 millones de niños y niñas menores de 5 años padecían de emaciación, además 149 millones de niños y niñas menores de 5 años sufrían retraso del crecimiento y el desarrollo debido a la falta de alimento, una guerra contra las y los explotados y oprimidos, una guerra desatada contra las y los pobres, una guerra multiforme que los ricos han diseñado para contener la rebelión y poder a través de la hegemonía del poder seguir manteniendo el dominio a costa de nuestra sumisión.
La crisis del capitalismo monopólico la estamos pagando incluso con la vida de millones de trabajadores y trabajadoras y nuestras familias en el mundo, lo que nos coloca ante un momento histórico, donde las condiciones de explotación y opresión y por otro lado de acumulación y monopolización del mercado a escala global, se ha agudizado al punto de generar a la vez una tendencia a la rebelión, que se ha expresado en muchas latitudes del mundo, felices hemos vivido los alzamientos populares que han remecido al globo y que de alguna forma han modificado las correlaciones de fuerzas en perspectiva histórica.
Las proyecciones no son nada alentadoras para nuestra clase, por el contrario, la profundización de la crisis económica, la tendencia a la guerra, la devastación del medio ambiente nos obliga a como clase trabajadora contar con un pliego de demandas y un programa de transformaciones radicales de la sociedad de clases, que busque no solo acabar con el hambre, el desempleo, la precarización laboral, la explotación y opresión a la mujer, sino que generar las condiciones para luchar por la socialización de los medios de producción y distribución y terminar de una vez por todas de mendigar por migajas a las y los que todo lo tienen, pero que de seguro lo perderán!
El hambre y la desnutrición que afecta a miles de millones de personas en el mundo nos debe conmover en lo más profundo, golpear nuestras comodidades, destruir lo viejo que llevamos dentro, y colocar con sentido de urgencia la lucha por acabar con el capitalismo y construir la sociedad sin clases; única posibilidad de sobrevivencia de la humanidad y el medio ambiente, la contradicción entre barbarie y socialismo debe ser resuelta a favor de la clase trabajadora. Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez, y ha llegado la hora de acabar con esta sociedad gris y maloliente, de acabar con la bestialidad y la barbaridad de este sistema de injusticias, de terminar con la brutalidad de sobrevivir diariamente, ha llegado la hora de acabar con el capitalismo.
¡Mientras exista miseria, habrá rebelión!
Ariel Orellana A
Parte del Sindicato de Técnicos y Profesionales SITECPRO, miembro de la Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras Clasistas, AIT
Trabajador Social, Magíster en Gobierno y Gestión Local (E); Diplomado en Gobierno y Gestión Pública; Políticas Sociales, Pobreza y Desarrollo; Derecho de Familia y Mediación Familiar; Habilidades Directivas.
Chile, julio, 2022
[1] https://www.fao.org/documents/card/es/c/cc0640es