WERKEN NOTICIAS. Marzo 19, 2017
Caso de joven mapuche baleado por Carabineros en Collipulli: evidencias apuntan a que fué intento de homicidio
MALLECO-COLLIPULLI/ Informe de la Policía de Investigaciones (PDI), descarta versión de carabineros por baleo de joven mapuche Brandon Hernández Huentecol
La abogada querellante, Manuela Royo, señaló que “esto viene a confirmar lo que hemos sostenido: aquí hubo una acción homicida, no fue un accidente”, por lo que desde la familia insistirán en que a Rivera se lo impute por el delito de homicidio frustrado y no por un cuasidelito de lesiones graves como planteó la Fiscalía.
El 18 de diciembre pasado el joven de 17 años Brandon Hernández Huentecol recibió una bala de plomo y cerca de 100 perdigones por la espalda. Desde entonces avanzan, paralelamente, dos causas: una que lleva adelante el ministerio público por cuasidelito de lesiones graves y una querella por homicidio frustrado interpuesta por la familia del joven junto al Instituto de Derechos Humanos (INDH).
El día siguiente de la agresión a Brandon se informó que la Policía de Investigaciones (PDI) realizaría pericias e indagaciones que ayudaran a aclarar el caso. Entre ellas está el Informe Pericial Nº4 al que tuvo acceso El Desconcierto, donde se descarta la versión entregada por el sargento de Carabineros Cristian Rivera, quien acusó que todo fue “un accidente” y actualmente se encuentra cumpliendo funciones normalmente.
A esto se suma una nueva reconstitución de escena que se realizó el pasado martes 14 por cerca de seis horas en el lugar de los hechos. Según la abogada de la familia Hernández Huentecol, Manuela Royo, allí “se dio a conocer la versión de Brandon que da cuenta de que él fue víctima de este disparo encontrándose boca abajo en el suelo y con un tiro a corta distancia. Esto contradice la versión del carabinero en la anterior reconstitución de escena”.
Así, el informe pericial viene a confirmar la versión del joven que sobrevivió a una fractura de ilion derecho, diversas estructuras metálicas incrustadas en tejidos subcutáneos, perdida de sensibilidad en el muslo derecho, diferentes traumas a nivel del tubo digestivo, derrame pleural y lesiones en partes blandas del tobillo derecho.
Las pericias balísticas
(Ver Foto: Reconstitución de escena del martes 14)
El día de la agresión los efectivos policiales acudieron a un operativo policial en la ruta 49 que conecta Curaco con Angol. El pequeño Isaías Hernández Huentecol, de 13 años, pasó casualmente por allí en bicicleta ya que el hecho se dio cerca del puesto de mote con huesillos de su abuelo y de su comunidad.
En el informe pericial balístico Nº1 se señala que el menor declara “haber sido detenido y bajado de la bicicleta en que se trasladaba por un funcionario de carabineros no identificado quien lo inmoviliza por el cuello sentado en el suelo”. Fue en ese momento que Isaías empezó a llamar a su hermano mayor, Brandon, y que según el sargento segundo Sergio Rivera se cortó la correa de su portaescopeta en medio del forcejeo.
De acuerdo a la declaración de Rivera durante una reconstitución de escena efectuada el 30 de diciembre -sin la presencia de Brandon, quien aún continuaba hospitalizado- el disparo contra el joven mapuche de la comunidad Inkayain Tañi Mapu se produjo mientras “arreglaba la correa con mis dos manos”, quedando la escopeta suelta, a una distancia mayor a un metro de distancia. Sin embargo, según declaró a la PDI Isaías, el sargento Rivera mantuvo a Brandon reducido en el suelo y de espaldas al menos dos minutos mientras lo apuntaba con la escopeta.
La lápida a la versión del sargento se la puso el nuevo análisis balístico de la PDI, titulado como Informe Pericial Nº4, que señala que “no es balísticamente aceptable” ni desde la distancia que argumenta el sargento -más de un metro- ni desde la idea de la “correa suelta” que sustenta su defensa de un disparo accidental. Esto, ya que según el perito criminalístico “una escopeta colgando sólo tiene opción de producir un disparo vertical hacia el suelo, lo que no se condice con la trayectoria angular que tienen los perdigones en el cuerpo de Hernández”.
El informe añade que según el análisis de la ropa, exámenes médicos, trayectoria balística y plano dibujado en base a las declaraciones de los testigos, la distancia a la cual se encontraba la boca del arma del cuerpo de Brandon Hernández Huentecol debió oscilar alrededor de 50 cm. de la cadera de este.
Consultada al respecto por este medio, la abogada querellante, Manuela Royo, señaló que “esto viene a confirmar lo que hemos sostenido: aquí hubo una acción homicida, no fue un accidente”, por lo que insistirán en que al sargento Rivera se le juzgue por el delito de homicidio frustrado y no por un cuasidelito de lesiones graves como planteó la Fiscalía.
Por Antonia Orellana