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Estados Unidos – El significado de la elección presidencial

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Malik Miah y Barry Sheppard

A l’encontre, 11-11-2020

http://alencontre.org/

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa

 

Joseph Biden y Kamala Harris son los ganadores de las elecciones presidenciales de 2020. Los candidatos demócratas recibieron más votos que cualquier otra candidatura en la historia [76.469.171 votos]. Pero Trump ganó el segundo puesto en cantidad de votos [71.680.847 votos], lo que muestra que la elección fue extremadamente reñida.

Kamala Harris es la primera mujer y la primera persona de color (es de ascendencia negra y asiática) en ser elegida para el segundo puesto del ejecutivo estadounidense.

Las elecciones presidenciales no se desarrollaron tal como lo habían predicho los encuestadores. Al igual que hace cuatro años, Trump ganó millones de votos más de lo que las encuestas y la dirección del Partido demócrata habían pronosticado.

Según la Constitución, el Presidente no es elegido por sufragio universal. En su lugar, un Colegio electoral compuesto por votantes de cada estado elige al presidente. Cada estado tiene la misma cantidad de grandes electores que de escaños en el Congreso, en el que hay un total de 538 representantes. Por lo tanto, se requiere una mayoría de al menos 270 electores para ganar. La fórmula Biden/Harris superó ese umbral el sábado 7 de noviembre.

La norma es que los votantes que se han comprometido con el candidato ganador en 48 de los estados acudan al Colegio electoral, salvo en dos de ellos, en los que hay una versión modificada. El Colegio electoral se reunirá el 14 de diciembre para ratificar el resultado de las elecciones. El candidato derrotado, Donald Trump, presentó varias demandas para anular esos resultados antes del 14 de diciembre. Tanto antes como después de las elecciones, Trump dijo que le habían sido «robadas» y que había sido elegido presidente.

Los demócratas perdieron cuatro escaños en la Cámara de representantes.

Los republicanos pueden conservar la mayoría en el Senado [35 escaños senatoriales fueron renovados el 3 de noviembre]. En el momento de escribir este artículo (8 de noviembre), hay 48 senadores de cada lado. Habrá dos elecciones de segunda vuelta [1] en Georgia a principios de enero y todavía debe terminarse el recuento para definir dos puestos más de senadores. El resultado determinará qué partido controla el Senado.

Los principales bloques de votación para Biden y Harris fueron los afroamericanos de las ciudades de los estados clave: Detroit (Michigan), Filadelfia (Pensilvania) y Atlanta (Georgia).

El trumpismo no desaparecerá

Hay una profunda polarización en el país. Una derecha supremacista blanca cada vez más radicalizada quiere que un hombre fuerte imponga «el orden público» para mantener a los negros y a los latinos «en su lugar». Para esta derecha, las manifestaciones de Black Lives Matter son «disturbios antiamericanos». Por otro lado, hay negros, mestizos y muchos blancos aterrorizados por Donald Trump y su política.

Esta polarización se expresa en el porcentaje de participación histórica a favor de ambos candidatos. El supremacista blanco [Trump] que separa a los niños de sus familias [en 2018 cerca de 2.000 menores fueron separados de sus padres, arrestados por cruzar ilegalmente la frontera debido a la «tolerancia cero» de Trump], que supervisó la muerte por Covid-19 de 240.000 personas, obtuvo sin embargo más de 70 millones de votos. En 2016, Trump había recibido unos 62 millones de votos; Hillary Clinton, por su parte, había reunido casi 65 millones, y el porcentaje de participación había sido de 55%. En 2020, Trump consiguió unos 71 millones de votos y Biden obtuvo 75 millones de votos, con una participación del 66%.

Cuando Donald Trump dice que le robaron las elecciones y que sigue siendo presidente, decenas de millones de estadounidenses le creen y se enfurecen ante el resultado de las elecciones. Si entendemos por «Trump» la supremacía blanca unida a una tendencia al autoritarismo, esto constituye una base de masa que no va a desparecer, sin importar lo que le suceda a Trump en tanto que individuo.

¿Dónde obtuvo sus votos Trump? Se dirigió a su base de votantes blancos y también a los blancos que normalmente no votan. Y lo logró. Por eso las encuestas nacionales y estatales estaban equivocadas. En general, la cantidad de votantes blancos aumentó, pero en porcentaje del total de los votos, fue más o menos la misma que en las elecciones de 2016.

Donald Trump también fue a buscar el voto de los negros y de los latinos. El objetivo era aumentar su apoyo para compensar el aumento de la participación de negros y latinos. Muchos negros están cansados de que los demócratas den por sentado que van a votar por ellos. Trump parece haber ganado una mayor parte del voto de estas minorías que cualquier otro republicano desde 1960.

Consiguió el respaldo de más hombres y mujeres negros que en 2016. Alrededor del 18% de los hombres negros votaron por Trump. En 2016, el porcentaje se situó en torno al 11%. Las mujeres negras, la base electoral más fuerte del Partido Demócrata, también le dieron más votos. En 2016, sólo el 4% de las mujeres negras votaron por Trump, pero en 2020, alrededor del 8% votaron por él.

Su apoyo entre las diferentes comunidades latinas no es homogéneo. Los cubanos americanos (3% del total de la población latina) le dieron a Trump un importante apoyo electoral en el sur de Florida. Los venezolanos y nicaragüenses que se marcharon de sus países porque se oponían a los gobiernos que consideraban «comunistas» y «socialistas» también se encuentran en gran medida en el sur de la Florida.

A propósito de las críticas sobre que la gente de color «no le dio todo su apoyo a los demócratas», el corresponsable de ¡Democracy Now!, Juan González, dijo: «Lo cierto es que la gente de color, especialmente los latinos, acudieron a las urnas en mayor medida de lo que los expertos habían indicado, mientras que el número total de votos emitidos por los estadounidenses blancos aumentó apenas con respecto a las últimas elecciones presidenciales». ¿Por qué ninguno de los expertos se pregunta la razón por la cual los votantes blancos abandonaron al Partido Demócrata?» «Y permítame ser un poco más exacto», dijo Juan González. «Parece que ha habido algunas zonas del país en las que el porcentaje de votos latinos para Donald Trump habría aumentado, particularmente en el Valle del Río Grande, en Texas, y en el Condado de Miami-Dade [en el sur de la Florida], dos regiones que, debo señalar para aquellos que conocen el comportamiento electoral de la comunidad latina, siempre han sido relativamente conservadoras en términos de votación. Incluso si el sur de Texas es en gran parte demócrata, siempre ha sido un bastión electoral demócrata, aunque moderado y centrista o incluso conservador. Pero mi análisis de los números muestra una historia completamente diferente cuando se mira al país en su conjunto.»

El día siguiente a las elecciones, Charles Blow, un columnista afroamericano del New York Times, observó:

«Después de todo lo que ha hecho Donald Trump, de toda la miseria que causó, de todo el racismo que creó, de todas las familias de inmigrantes que destruyó, de toda la gente que dejó esta vida por su mala gestión de una pandemia, el hecho es que cerca de la mitad del país votó para prolongar ese espectáculo de horror».

«Permítanme ser preciso y explícito aquí. Los hombres y mujeres blancos son el único grupo en el que una mayoría votó por Trump, según las encuestas de boca de urna [2]. Para ser exactos, casi tres de cada cinco votantes blancos en Estados Unidos son votantes de Trump».

«No sólo la mayoría de los hombres blancos votaron por Trump, sino también la mayoría de las mujeres blancas. En 2016, las encuestas a boca de urna también indicaban que la mayoría de las mujeres blancas habían votado por Trump pero, más tarde, un análisis de los electores validado por el Pew Research Center reveló que un gran número de mujeres blancas había votado por Trump, aunque no la mayoría».

«En cualquier caso, las mujeres blancas votaron por Trump en un porcentaje más elevado que el resto de las mujeres, aunque Trump haya pasado su primer mandato, si no toda su vida, denigrando a las mujeres».

En otras palabras, los hombres y mujeres blancos que votaron por Trump (un nacionalista y supremacista blanco) lo hicieron conscientemente. Representaba a la mayoría blanca y sus preocupaciones mejor que nadie. El miedo al «otro» es fuerte dentro de este grupo de población.

La polarización también pudo observarse también entre los hombres homosexuales.

En septiembre, la red social gay Hornet publicó los resultados de una encuesta realizada entre 10.000 usuarios. La encuesta reveló que el 45% de los gays registrados tenían la intención de votar por Trump.

En el blog de Hornet se pudo leer entonces: «La idea de que los hombres gays -una población generalmente de izquierda- voten por Donald Trump en un porcentaje más alto que el conjunto la ciudadanía estadounidense sería muy sorprendente». Otra sorpresa: el 10% de los homosexuales estadounidenses que participaron en la encuesta de Hornet dijeron que «no apoyan a Donald Trump en absoluto», pero que de todas maneras votarían por él.

Dos miembros de la secta de extrema derecha Qanon fueron elegidos para el Congreso [Marjorie Taylor Greene, en Georgia y Lauren Boebert, en Colorado]. Ambas defienden la teoría conspirativa según la cual los demócratas y todos los que se oponen a Trump son parte de una gran organización clandestina de pedófilos. Algunos van más allá y acusan a esta supuesta red de matar y comer niños. Seis de sus miembros habían planeado disparar y matar a los empleados en los colegios electorales de Filadelfia antes de ser arrestados por la policía. Las dos congresistas extravagantes mencionadas van a desplazar la corriente republicana aún más hacia la derecha.

La elección tuvo lugar en pleno pico de la pandemia. La mayoría de los partidarios de Trump se negaron a usar mascarillas. Para ellos, el virus no es tan grave. Cuando Trump opone el tema de «los empleos y la economía» al de la salud y la batalla contra el Covid-19, apoyan a Trump.

Cómo será la presidencia de Biden

El único tema sobre el que realmente insistió Biden fue el fracaso deliberado de Trump para hacer frente a la pandemia, y la necesidad de sacárselo de encima.

Biden tomó distancia del ala progresista del Partido Demócrata, incluyendo a representantes como Alexandria Ocasio-Cortez del Bronx, (Nueva York), y otras mujeres de «The Squad» [Ilhan Omar de Minnesota, Ayanna Pressley de Massachusetts, Rashida Tlaib de Michigan], así como de Bernie Sanders y los candidatos de DSA (Democratic Socialists of America) que resultaron victoriosos. Todos estos miembros de la Cámara de representantes fueron  reelectos allí donde previamente habían derrotado a los demócratas del establishment en las elecciones primarias.

Biden se opuso al programa «Medicare for all» (seguro nacional de salud) y al «Green New Deal». Incluso se jactó de eso: «Les gané a los candidatos» que apoyaron ambas propuestas en las primarias demócratas. Biden se comprometió a encontrar un terreno común con los republicanos, lo que significa que irá más hacia la derecha, en nombre de la necesidad de alcanzar compromisos.

Algunos candidatos demócratas al Senado, que supuestamente iban a ganar y tomar el control del Senado, perdieron. Si los republicanos conservan el control del Senado, es probable que Biden se incline aún más a la derecha para apaciguar a los conservadores «Never Trumpers» [Nunca más Trump] que lo apoyaron. Las reformas en la policía que exige el movimiento Black Lives Matter tienen muy pocas probabilidades de éxito. Lo más probable es que la policía reciba más fondos, y no menos.

La política exterior es un ámbito en el que hay pocas diferencias entre Trump y Biden. La política pro imperialista de Trump es una continuación de la de las anteriores administraciones, tanto demócratas como republicanas.

Los demócratas están a favor de Israel y apoyan: la decisión de Trump de trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén; la guerra de la dinastía saudí contra su población y contra Yemen, así como los ataques con drones en la región.

Incluso contra China, la hostilidad de Biden es igual a la de Trump. El estilo puede cambiar. Eso es todo. Los vínculos con los aliados europeos pueden mejorar, pero la política exterior imperialista básica seguirá siendo la misma, salvo que será seguramente un poco más firme con respecto a Rusia.

Un sistema antidemocrático

Es importante entender los aspectos singulares del sistema electoral de Estados Unidos. Los Padres fundadores redactaron una Constitución que dejaba a los trabajadores y a los simples agricultores sin ningún control político real sobre el país.

Sólo se permitía votar a los hombres blancos con propiedades. Los dueños de esclavos obtuvieron votos y poderes adicionales ya que consiguieron que su «propiedad humana» (los esclavos) contara tres quintos de una persona, lo que les dio una representación adicional en el Congreso, en los tribunales y en la Casa Blanca.

Las protestas populares y finalmente una nueva revolución, la Guerra Civil del decenio de 1860, dieron a los antiguos esclavos y a todas las personas nacidas en los Estados Unidos la ciudadanía (excepto a los pueblos autóctonos).

La Cámara de representantes fue creada para darle al pueblo una cierta representación, pero sólo a los propietarios blancos. Sin embargo, el Senado funcionaba como un órgano de supervisión de la Cámara de representantes. Al principio, era elegido por el órgano legislativo de cada estado. Lo más importante es que cada estado tiene dos senadores. Hoy en día, el estado más poblado, California, con casi 40 millones de habitantes, y el estado de Wyoming, con 550.000 habitantes, tienen la misma cantidad de senadores.

El Colegio electoral tiene también sus fallas. Una denuncia podría llegar a impedir una elección al Congreso e incluso una decisión de la Corte Suprema, como ocurrió en 2000. La Corte suprema concedió en esa fecha la elección al republicano George Bush por 5 votos contra 4. El demócrata Al Gore aceptó esta decisión para «evitar disturbios civiles».

Donald Trump busca obtener el mismo resultado. Ha dejado bien en claro que nunca cederá y que sus partidarios harán todo lo posible para mantener su posición. No se sabe qué pasará después. ¿La clase dirigente está dispuesta a poner a prueba al pueblo? Porque habrá protestas masivas en ambos lados.

Finalmente, la mayoría de los negros no se hacen ilusiones con este régimen y su sistema racista. Siempre ha sido una minoría dominada por una mayoría blanca.

Glenn Ford, redactor responsable de Black Agenda Report, dijo antes de que se dieran a conocer los resultados de las elecciones:

«Independientemente de quién gane en el Colegio Electoral, la política basada en la raza seguirá permitiendo que los dirigentes empresariales ignoren las exigencias públicas de alivio de la «Race to the Bottom» [la carrera hacia abajo en el ámbito socio económico] y de la guerra sin fin… Las elecciones de 2020 confirman el veredicto provisorio de 2016: la mayoría de los blancos seguirá votando por su raza -con el Partido del Hombre Blanco- mientras que la competencia electoral siga desarrollándose principalmente en el marco racial. El sistema del Colegio electoral, introducido en la Constitución de los Estados Unidos para proteger los intereses de los estados esclavistas, sigue dando a los votantes «de raza» blanca una fuerza sobredimensionada en las contiendas nacionales. Trump apuesta a que podría reproducir la composición del Colegio electoral de 2016 que le permitió ganarle a Hillary Clinton, aunque esté tres millones por debajo en el voto popular, como la primera vez. En 2016, ganar o perder, el cálculo racial de Trump, era sólido y racional, tal como lo prueba la estrechez de la batalla de 2020.»

Y vaya si es cierto.

Notas de Redacción A l’encontre

[1] En la primera vuelta, el republicano David Perdue, senador de Georgia desde 2015, obtuvo el 49,7% de los votos y su rival Jon Ossoff (33) el 47,9%. Cada uno obtuvo menos del 50% de los votos, lo que automáticamente lleva a una segunda vuelta en ese estado. En la otra elección, la senadora republicana Kelly Loeffler consiguió el 25,9% de los votos, mientras que el demócrata Raphael Warnock (pastor de la Iglesia Bautista Ebenezer de Atlanta) obtuvo el 32,9% de los sufragios. Otro candidato republicano, Doug Collins, alcanzó el 20 por ciento de los votos y se retiró de la segunda vuelta. La segunda vuelta debe permitir el desempate entre Kelly Loeffler (empresaria) y Raphael Warnock.

[2] Este tipo de encuestas de boca de urna debe ser perfeccionada, ya que una gran proporción de los votos a favor de la candidatura demócrata fue emitida por adelantado.

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