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La Revuelta Social chilena envía olas teluricas por todo el mundo

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por Patricio Guzmán S.

A un año del levantamiento social

Cuando estábamos terminando de escribir este artículo, la juventud movilizada, sobretodo la juventud de la clase trabajadora, en un nuevo viernes desafiando la represión y el peligro, ocupó nuevamente la Plaza Dignidad. Ocupación que se ha transformado en un símbolo de la voluntad de seguir adelante con el levantamiento social cuando se cumple su primer aniversario.

La Revuelta social se toma el “Oasis de la Tranquilidad”

No son 30 pesos, son 30 años

El 4 de octubre de 2019, el panel de expertos presidido por la ministra de transporte Gloria Hutt decidió el alza del precio del pasaje del metro en Santiago, en 30 pesos. La medida entró en vigor dos días más tarde. Los estudiantes secundarios comenzaron inmediatamente a mostrar su descontento evadiendo masivamente en distintas estaciones de la red. Los primeros fueron estudiantes del Instituto Nacional Barros Arana INBA, seguidos por alumnos del Instituto Nacional y luego de los establecimientos afiliados a la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios ACES.

Las autoridades respondieron con la represión policial, las imágenes de adolescentes, hombres y mujeres, golpeadas y detenidas por Carabineros, se virilizaron y causaron indignación. Rápidamente las protestas se masificaron y se hicieron transversales a toda la red de metro. Muchas estaciones quedaron fuera de servicio.

El oasis de tranquilidad

El 8 de octubre cuando las protestas ya se extendían como una mancha de aceite, Sebastián Piñera declaró en el programa Mucho Gusto de Mega: “En medio de esta América Latina convulsionada vemos a Chile, nuestro país es un verdadero oasis con una democracia estable, el país está creciendo, estamos creando 176 mil empleos al año, los salarios están mejorando”.

El diario español El País tituló: “La olla de presión revienta en el oasis chileno”. “Aparentemente Chile era un oasis dentro de una América Latina convulsionada, como dijo hace unas semanas el presidente Sebastián Piñera. Pero entre jueves y viernes explotó una especie de olla de presión con violentas protestas sociales que este sábado tienen la capital bajo control militar, como no sucedía desde la dictadura”, indicaron.  “‘Pensiones indignas, salud precaria, sueldos miserables, educación de mala calidad, licencias médicas por depresión, deuda universitaria vitalicia, sueldos de la élite política, delincuencia sin control, empleos precarios, Pagogate y Milicogate [los escándalos de corrupción en Carabineros y el Ejército, respectivamente]’. En definitiva, que lo que ocurre tendría relación a un hartazgo que ni este Gobierno ni los anteriores han logrado apaciguar”, remató.  

La protesta por el alza del pasaje fue la punta del iceberg, que incluyen muchas otras demandas y graves problemas entre ellas; Diversas formas de opresión de la mujer, Salud precaria, Pensiones indignas, Sueldos miserables, Educación de mala calidad, Licencias médicas por depresión, Empleos precarios, Deuda Universitaria Vitalicia, Sueldo de la elite política, Delincuencia sin control, Reivindicaciones de los pueblos originarios, especialmente mapuche, consecuencias de la privatización del agua y del mar, Pacogate (corrupción de altos mandos de Carabineros), Milicogate (corrupción de mandos del ejército).

La desigualdad de la distribución de la riqueza en Chile es tremenda, y explica en gran medida el levantamiento social. 

Chile es un país con una concentración de la riqueza excesiva. De acuerdo con la CEPAL, el 1% de la población de mayores ingresos percibe el 26,5% del PIB, el estudio de académicos de la Universidad de Chile “LA PARTE DEL LEÓN” indica que el 0,01% de la población, cerca de 300 familias, reciben el 11% del PIB.

El país tiene una carga tributaria del 18,5% sin considerar la Seguridad Social, si se la considera sube al 19,9%.  Comparece con España con una carga tributaria del 20,9% sin considerar los gastos de Seguridad Social que suben al 33,2% si se considera la Seguridad Social. 

La cuestión previsional es una cuestión candente en el conflicto social en Chile. El problema de base es que el sistema de capitalización individual, o de Administradoras de Fondos de Pensiones, nunca fue pensado para dar buenas pensiones lo que no pasó de ser una falsa promesa, sino que su finalidad fue impulsar un mercado de capitales robusto en favor de las grandes empresas y bancos. Como resultado “las personas en este país pueden trabajar toda su vida, cotizar toda su vida, y recibir una miseria” “El 80% de las personas en Chile recibe pensiones que son menores al sueldo mínimo”.[1] Pero en el debate de la cuestión previsional, lo que está en juego no se limita a las pensiones. El sistema de pensiones es también una fuente principal de ahorro nacional, como se maneje este ahorro, en qué y con qué condiciones se invierta el ahorro previsional marcará en gran medida el tipo de sociedad que se construirá en Chile para los próximos años.

“La mayor expectativa de vida en la población femenina hace que ésta se constituya también en la mayoría de los pensionados en el sistema de AFP (el 2015, sólo el 43% de los jubilados fueron hombres).  Asimismo, son las que  reciben  las  pensiones  más  bajas.  He allí el origen de la  incómoda  imagen  del  “país  de  las  abuelitas  pobres”,  concepto  que  además  transparenta  la  idea  que  en  las  sociedades  actuales  se  tiene  de quienes llegan a la vejez: vulnerabilidad, infantilización y relegación de la sociedad activa, en especial a las mujeres.”

“Cabe destacar también, que la masividad del descontento con el actual sistema, demuestra  que  el  problema  de  “las  malas  pensiones”  no  afecta  solo  a  los  adultos  mayores,  sino  que  atenta  contra  la  calidad  de  vida  de  todo  el  sistema  familiar  y  en  Chile las nuevas generaciones ya notan la carga que esto ha colocado en sus hombros, al  tener  que  asumir  las  demandas  y  tensiones  que  genera  el  déficit  de  ingresos  y  la  dependencia en sus parientes mayores.”  

“Al revisar los datos disponibles, salta a la vista la feminización de la pobreza en Chile. El 52% de los hogares pobres de nuestro país, están en manos de mujeres, existiendo una brecha de al menos 9 puntos entre hombres y mujeres en la misma condición, en detrimento de ellas (CASEN, 2015).”

“(…) Si el conjunto de las pensiones en Chile son insuficientes o simplemente miserables, las pensiones de las mujeres son cerca de un 40% menores en promedio que aquellas de los varones. Para las mujeres trabajadoras llegar a la pensión se traduce en pobreza, peor aún es la situación de aquellas mujeres que no han cotizado en el sistema de AFP, y que solo reciben la Pensión Básica Solidaria.”[2]

Para rematar la crisis abierta desde la calle, se sucedieron una serie de declaraciones de ministros francamente estúpidas que como mínimo denotan una extraordinaria falta de empatía. Así el ministro de Economía Juan Andrés Fontaine declaró “Quién se levanta más temprano puede ser favorecido con una tarifa más baja[3]. Esta afirmación despertó la indignación de la gente que ya tiene dificultades para llegar a fin de mes.

En promedio los trabajadores trabajan cerca de 11 horas diarias y se transportan entre el hogar y el lugar de trabajo por dos horas. El sistema de transportes en Santiago deja mucho que desear. Tenemos largas esperas para abordar buses y el metro, sumado a demoras en los viajes, con esto una nueva alza pareció un abuso.

Especialmente porque el precio del pasaje es caro. Un estudio de 56 país en el mundo, de la Universidad Diego Portales, señala que Chile tiene el noveno sistema de transporte más caro respecto a los ingresos promedio de sus habitantes. A pesar de esto el sistema genera importante déficit que en 2018 fue de 3.000 millones. La evasión continúa siendo alta, el segundo trimestre de 2018 fue de 25,7%.

El 17 de octubre, mientras la protesta masiva continuaba, el Presidente Sebastián Piñera se comparó con Odiseo durante una entrevista con el periódico inglés Financial Times: “Ulises se ató al mástil de un barco y se puso pedazos de cera en los oídos para evitar caer por el llamado de las sirenas, (…) estamos listos para hacer todo lo posible para no caer en el populismo, en la demagogia”.[4]

“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”. 

El 18 de octubre, las protestas alcanzaron una cima mayor, los grandes medios hablan de esta fecha como “el estallido social”.  Piñera estableció el Estado de Emergencia inicialmente en Santiago, y luego rápidamente lo extendió a 15 de las 16 regiones del país. Por primera vez desde la dictadura, se impuso un toque de queda debido a razones políticas y el Ejército tomó el control de las calles. Fue en la noche del 21 de octubre, Piñera se presentó en el cuartel general del Ejército para dar un anuncio en cadena nacional: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”.

Emergencia de una situación pre revolucionaria

Las masivas movilizaciones, y la emergencia de un tejido organizado social independiente desencadenaron la crisis del régimen político y del modelo económico y de acumulación del capitalismo neoliberal chileno.

La juventud de clase trabajadora salió a las calles, enfrentó con valentía y arrojo la represión y apareció como el sujeto central del levantamiento. Destacó la emergencia de la Primera Línea, grupos de jovenes organizados para defender a los manifestantes de la represión policial. Se produjo la confluencia de los movimientos sociales con la juventud precarizada tanto laboralmente como los universitarios endeudados de por vida, con una notoria participación femenina ya que las mujeres resienten el ser las más perjudicadas por el modelo socio económico del capitalismo neo liberal en Chile. La eclosión de la protesta feminista se sumó rápidamente a la rebelión. Las performances del grupo “Las Tesis” que denuncian la agresión político sexual de Carabineros se masificaron en Chile e incluso en otras partes del mundo.

La represión fue brutal, como no se veía desde la dictadura; muertes, torturas, violaciones, mutilaciones, miles de presos de la revuelta. Sin embargo, la represión y la violación de Derechos Humanos sistemática y generalizada de los manifestantes no consiguieron frenar la rebelión. Los jóvenes no se amedrentaron y mantuvieron sus protestas incluso ante los militares desplegados y estos finalmente debieron ser retirados de las calles. Esto último marcó un quiebre etario entre las viejas generaciones que vivieron el golpe de Estado y la larga dictadura cívico militar encabezada por Augusto Pinochet, y la nueva generación libre de las ataduras psicológicas del terror. Las torturas y muertes de manifestantes avivaron la indignación.  Creció el clamor de “Renuncia Piñera”, “Piñera asesino”, las barras de fútbol entonan masivamente en los estadios “Piñera asesino, igual que Pinochet”. Además, en un hecho inédito las barras bravas de los principales equipos de fútbol en los que se reconoce el pueblo pobre, dejaron de un lado sus rencillas, se abrazan y se mantienen juntas a la lucha.

Por otra parte, la participación organizada de partidos políticos en las grandes protestas brilla por ausencia, incluso algunos políticos connotados y partidos han sido expulsados de las protestas. Las manifestaciones se llenan de banderas mapuche, símbolo de la resistencia permanente, de banderas chilenas con consignas y banderas chilenas de luto.

El estupor de las elites dominantes

Una invasión alienígena

En medio de las masivas manifestaciones que estaban ocurriendo en Chile por el malestar social con la clases dominantes, un audio de WhatsApp de la mujer de Piñera, Cecilia Morel, que se filtró generó una gran polémica.

En la grabación se oye hablar a la primera dama de Chile, Cecilia Morel, diciéndole a una amiga: “Estamos absolutamente sobrepasados, es como una invasión extranjera, alienígena, no sé cómo se dice”.

Y agrega: “Por favor, mantengamos nosotros la calma, llamemos a la gente de buena voluntad, aprovechen de racionar las comidas y vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás”.

La grabación de Cecilia Morel fue una prueba de la desconexión entre las demandas de una sociedad abusada y cansada de la precariedad de una parte y las élites políticas y empresariales que Sebastián Piñera representa como presidente y empresario.

Ridículo internacional. Invasión de infiltrados venezolanos y K-pop

Incapaces de aceptar que la población se movilizaba contra las consecuencias del modelo del capitalismo neo liberal chileno tan exitoso y apreciado por las elites políticas y las clases dominantes, buscaron en teorías de la conspiración tanto las viejas y conocidas como las más peregrinas una explicación. Por supuesto no faltaron las acusaciones a los “comunistas”, una etiqueta que para ellos cubre una amplia gama de organizaciones de izquierda, sociales y sindicales que va mucho más allá del Partido Comunista. Los agentes extranjeros tan queridos al imaginario conservador desde el surgimiento del movimiento obrero y popular chileno rapidamente ocuparon su lugar tradicional. La infiltración de “cientos de agentes venezolanos” también sirvió de relato. El absurdo se respaldó con promesas de las autoridades declarando que pronto darían a conocer los informes, que nunca aparecieron. Pero probablemente nada llegó al ridículo tan grande como la “Conspiración del K-pop”. Esta, corriente musical y de baile de Corea del Sur, es muy popular entre los jóvenes y adolescentes chilenos. Cualquiera que escuche K-pop, puede valorar su calidad musical, la danza o la calidad estética de los vídeo clips de los grupos que forman parte de una verdadera industria de Corea del Sur, pero que carecen de un mensaje político antisistémico, a diferencia de lo que podía atribuirse en su momento a otros movimientos musicales como el Jazz, el Blues, el Rock´’n Roll, el Rock o el Punk para mencionar solo unos pocos. El gobierno y los medios al servicio del “partido del orden”, durante muchos días anunciaron que tenían un informe listo y que en su momento presentarían los resultados de esta investigación probatoria.

Cuando finalmente dieron a conocer el informe, resultó tan inconsistente que el gobierno arrinconado ante las consultas parlamentarias sobre quien lo había elaborado y a que costo, comenzó progresivamente a bajarle el perfil a lo que había sido presentado como una investigación definitiva. Finalmente resultaba según el gobierno, el estudio lo había recibido gratis, de una fuente nunca revelada y pronto no volvieron a hablar de la “Conspiración del K-pop”. En Corea del Sur los medios de comunicación hicieron un festín hilarante, sin poder creer que el gobierno chileno hubiera dado una explicación tan absurda, confundiendo incluso a Corea del Sur, con el regimen de la Corea del Norte.

El fin de una época

La rebelión se extendió por meses, el gobierno fue incapaz de poner coto a las protestas, Solamente la llegada de la pandemia de Covid-19 permitió al gobierno controlar la situación. Los grandes medios hablan de estallido social del 18 de octubre, a nosotros no nos gusta mucho esta expresión, porque pareciera que de pronto de la nada apareció una protesta nacional generalizada.

La profundidad del levantamiento ese día 18 de octubre provocó que la protesta social ya no se pudo esconder por los grandes medios o disminuir por las autoridades, aunque hasta ahora ponen el acento en una supuesta violencia caótica y destructiva sin sentido, culpa por supuesto de “la izquierda”.

Pero la protesta generalizada comenzó varios días antes, e incluso se fue gestando con bastante tiempo previo, no fue un estallido inesperado en un cielo límpido. En este sentido nosotros preferimos los nombres de levantamiento social, o revuelta social.

Cansados de la precarización de la vida

En octubre de 2020 todo cambió, cambio completamente. Se abrió en Chile un periodo histórico pre revolucionario. Cabe aquí la conocida definición de Lenin, los de abajo ya no soportan seguir viviendo como antes y los de arriba no pueden seguir viviendo como hasta entonces[5]. En el centro del malestar y la ira están la precarización de la vida, la precariedad laboral, los malos salarios, las pésimas pensiones, la percepción generalizada de abusos y corrupción. 

Desde antes el conjunto de las instituciones estaban profundamente deslegitimados, el gobierno, el Congreso, los partidos políticos… Los sondeos indican niveles de aprobación que llegaron al 3% y al 6%, ningún presidente posterior al fin de la dictadura cívico militar tuvo una aprobación tan baja como la de Sebastián Piñera. En un comentario político nacional Tomas Mosciatti llegó a afirmar que “en Chile no hay Congreso, hay gobierno y calle”.

Lo nuevo desde octubre fue el levantamiento social masivo, la confluencia de todos los malestares y los procesos de auto organización, las redes de Asambleas Populares auto convocadas, los procesos constituyentes desde abajo, Unidad Social que agrupó sindicatos y movimientos sociales diversos, la movilización feminista.

Nos Cansamos, Nos Unimos

Unidad Social llamó a la Huelga General y Paro Nacional para el 23 y 24 de octubre de 2019. Una exitosa protesta nacional como no se veía desde la dictadura. En el llamado podía leerse:

Con la Huelga General en todo Chile Exigiremos:

” 1. La inmediata derogación del estado de emergencia y el retorno de los militares a sus unidades y cuarteles.

2. Exigimos a las y los parlamentarios del Senado y Cámara de Diputados que efectúan desde este momento una huelga legislativa y en consecuencia, mientras dure el estado de emergencia no se trámite ningún Proyecto de Ley ni ratificación de Tratados Internacionales.

3. Exigimos el retiro de todos los Proyectos de Ley que conculcan los derechos sociales, económicos y culturales del pueblo chileno: Pensiones, Reforma Tributaria, Ley del Sence y la no aprobación del TPP.

4. La definición e implementación de un paquete de medidas económicas de urgencia en materia de derechos sociales para el pueblo trabajador de Chile en torno a los temas contenidos en nuestra declaración fundacional de Unidad Social.

5. Proponemos avanzar a una Asamblea Nacional Constituyente para que elabore participativamente un nuevo marco estructural de la sociedad chilena, y que abra paso a un nuevo modelo de desarrollo nacional, que ponga término al actual modelo neoliberal injusto y abusivo.”

Con el gobierno de Sebastián Piñera acorralado por las masas movilizadas, la parálisis política y su incapacidad para conducir a una salida a la crisis, la pregunta abierta era si caería Piñera. El grueso de las fuerzas políticas del “Partido del Orden” en el Congreso tiró un salvavidas al gobierno agonizante. La casta política cerró filas con el ejecutivo. Incluso el Frente Amplio votó a favor de nuevas leyes represivas, como la ley anti barricadas con durísimas penas a los manifestantes que rompan el orden público o atenten contra la propiedad y firmaron el Acuerdo Nacional por la Paz. 

Libertad a lxs presxs de la Revuelta

Hasta hoy tenemos 2.500 jovenes en las carceles, la gran mayoría sin juicio. Se multiplicaron los montajes policiales contra ellos y arriesgan penas aumentadas con nuevas leyes represivas votadas con urgencia incluso por supuestas bancadas progresistas como las del Frente Amplio. El gobierno de Piñera estuvo a punto de caer pero se salvó por la falta de una oposición real en el Congreso, donde sin embargo en teoría los partidos opositores son mayoría.

La salida que le permitió a Sebastián Piñera mantenerse en la presidencia fue el llamado “Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución”, firmado por todos los partidos políticos desde la derecha de la UDI y RN al Frente Amplio, hubo algunas excepciones como el Partido Humanista, Partido Ecologista Verde y Partido Comunista que se negaron a votar las nuevas leyes represivas y no firmaron el Acuerdo del Congreso. Este Acuerdo de una parte implicaba que por primera vez en 30 años la derecha y la ex Concertación[6] se abrían a cambiar la Constitución tras un plebiscito y con la convocatoria de una Convención pero a la vez cerraban la posibilidad de convocar una Asamblea Constituyente, y dejaban fuera la discusión de los Tratados Internacionales (que tienen rango constitucional), como los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea con el torcido argumento que era para que no se modificaran los Acuerdos de Derechos Humanos. Como el Congreso seguirá sesionando y aprobando legislación en paralelo con la Convención podría darse incluso el caso que el Congreso apruebe el TPP-11, ya aprobado por la Camara de Diputados y pendiente del voto en el Senado, sin que la Convención Constitucional pudiera hacer nada frente a una sesión de soberanía mayor en favor de las multinacionales. Además, todos los delegados serán elegidos con el sistema de partidos de manera similar a las elecciones de diputados, sistema muy deslegitimado. Las mayorías calificadas de dos tercios, fueron incluídas en el Acuerdo y nuevamente garantizan a la derecha que con solo un tercio pueden bloquear los cambios significativos que afecten sus privilegios económicos, configurando la posibilidad de un nuevo fraude similar al de fines de los años 80.

Covid-19, el desastre sanitario dio un respiro al gobierno de Piñera.

La pandemia de Covid-19 que obligó a la gente a reducir su movilidad, a recluirse en sus hogares si podían, eso más la promesa de un cambio a la Constitución permitió al gobierno y a sus fuerzas represivas controlar el levantamiento social, y además impuso un toque de queda nocturno que había intentado con anterioridad fracasando. Ahora la justificación, bastante peregrina, era la pandemia y hasta el día de hoy el toque de queda sigue vigente. Pero es muy claro que no se han solucionado los problemas de fondo detrás de las movilizaciones, y tampoco han podido aplastar la revuelta, las protestas disminuidas se siguieron produciendo. Así, podemos asegurar que el levantamiento social que a pesar de todo nunca ha desaparecido totalmente está a la espera de volver masivamente por sus anchas. La revolución social asomó la cabeza en octubre de 2019 ante el estupor de las clases dominantes y la incredulidad de la casta política.

Ahora encaramos la batalla política por la victoria de la opción Apruebo y Convención Constitucional y por el relanzamiento y fortalecimiento de la movilización social. Tenemos por primera vez la oportunidad des demostrar masivamente nuestra voluntad como pueblo de terminar con la Constitución de Pinochet que ahora lleva la firma de Ricardo Lagos. Al mismo tiempo solo con ingenuidad se puede creer que este organismo limitado en su atribuciones para evitar una Asamblea Constituyente Soberana puede cumplir esta función.

Tenemos un plan B, seguir desarrollando un proceso constituyente auto organizado desde abajo, en las Asambleas auto convocadas en las comunas, vinculándolas en todas las regiones y en todo el país. Presionar a la Convención Constitucional y al Congreso desde la movilización en las calles, y levantar una dirección política nacional alternativa desde las Asambleas en las Comunas.


[1] Gloria de la Fuente, cientista política y presidenta de la fundación Chile 21. Protestas en Chile: las 6 grandes deudas sociales por las que muchos chilenos dicen sentirse “abusados”.  BBC News Mundo. 21 octubre 2019.

[2] Chile, el país de las abuelitas pobres. Crítica feminista al trabajo femenino y el sistema de AFP en el Chile Contemporáneo.   Ximena Goecke Saavedra, Ángela Erpel Jara, Patricio Guzmán Sinkovich

[3] 60 días de violencia en el Oasis imaginario – CIPER Chile 19 de diciembre 2019

[4] Chile president Sebastian Piñera: ‘We are ready to do everything to not fall into populism’  Financial Times. 17 de octubre de 2019.

[5] Para Lenin una situación revolucionaria, la situación revolucionaria se caracteriza por los siguientes rasgos fundamentales:

1. Imposibilidad para las clases dominantes de mantener inmutable su dominio. Para la revolución no basta de ordinario con que “los de abajo no quieran”, sino que se exige también que “los de arriba no puedan” seguir viviendo a la antigua. En otras palabras, la revolución es imposible sin una crisis nacional general (que afecte a explotados y explotadores).

2. Agudización, por encima de lo habitual, de la pobreza y las calamidades que sufren las clases oprimidas.

3. Intensificación considerable de la actividad de las masas, que en la época “pacífica” se dejan expoliar tranquilamente, pero en los tiempos tempestuosos son incorporadas a la acción histórica independiente tanto por toda la situación de la crisis como por “los de arriba” mismos.

[6] “ (…) el entonces senador socialista, Camilo Escalona, descartó en enero de 2012 una Asamblea Constituyente calificándola despectivamente como “fumar opio”. A su vez, el líder socialista José Miguel Insulza, señaló que “una Asamblea Constituyente es una confrontación y eso no lo queremos, yo no lo quiero por lo menos. A la Asamblea Constituyente uno sabe por dónde entra, pero no por donde se sale” (La Segunda; 29-8-2012). Incluso, el entonces ¡presidente del PS!, Osvaldo Andrade, descartó también despectivamente la aspiración de una Asamblea Constituyente señalando que “la nueva Constitución va a ser para los tataranietos” (El Mercurio; 4-10-2014). Y el propio ex presidente Lagos señaló en 2012 que el único sentido que tendría convocar a una Asamblea Constituyente sería para acabar con el sistema binominal, la única aspiración importante que había quedado fuera de la Constitución suscrita por él y todos sus ministros: “Si usted hoy dice que vamos a discutir en serio, y nos ponemos de acuerdo y se acabó el binominal, ¡se acabó la discusión de la Asamblea Constituyente!” (El Mercurio; 28-8-2012). Y en mayo de 2015 se llegó finalmente a un acuerdo entre la Nueva Mayoría y la derecha para sustituir el sistema electoral binominal por el proporcional, terminando así toda discrepancia relevante de la ex Concertación con la Constitución.

Sin embargo fue tal la presión ciudadana para lograr una efectiva Constitución democrática a través de una Asamblea Constituyente que el segundo gobierno de Bachelet se sintió obligado a “dar señales” en ese sentido iniciando un denominado “proceso constituyente” que fue un camino dirigido a ninguna parte. En efecto, se constituyeron de modo rimbombante “cabildos” en todo el país destinados a recoger la opinión de la ciudadanía respecto de los “temas” que le interesaban para una eventual nueva Constitución. Sin embargo, nunca se dijo con claridad qué se iba a hacer con ellos, terminando luego de un proceso de años en un proyecto de “nueva Constitución” entregado al final de aquel gobierno y destinado a… los archivos. “

ENGAÑOS CONSTITUCIONALES SISTEMÁTICOS. Felipe Portales. https://socialismorevolucionario.cl/2020/08/28/enganos-constitucionales-sistematicos/

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