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Brasil – Amazonia arde en llamas

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Genocidio indígena y destrucción del medio ambiente

Esquerda Online, editorial, 11-7-2020

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

Brasil volvió a pasar vergüenza mundial por la política del gobierno Bolsonaro para la Amazonia. En los últimos días, la prensa nacional e internacional no se ha cansado de informar sobre los escándalos relacionados con el Brasil: (1) el avance del covid-19 sobre los territorios indígenas; (2) los datos sobre el crecimiento de la deforestación de los bosques en medio de la pandemia; y (3) las denuncias y pedidos de remoción del cargo del Ministro del Ambiente, Ricardo Salles, por sus posiciones absurdamente contrarias a la protección del medio ambiente.

El avance del covid-19 en los territorios indígenas

La transmisión de enfermedades del hombre blanco siempre ha sido una de las principales causas del genocidio indígena a lo largo de la historia. Con el Covid-19, por desgracia, no es diferente. Los datos de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), publicados el 10 de julio, sobre la contaminación y las muertes de indígenas por el nuevo coronavirus son aterradores: 13.241 infectados y 461 muertos de 127 pueblos diferentes. Esto de una población total de menos de 900.000 indígenas que habitan en territorios situados en el Brasil, formando 300 pueblos que hablan 200 idiomas.

La pandemia ha llegado a los yanomami de Roraima, que ya cuentan 80 contaminados y 4 muertos por el virus. La enfermedad llegó a las tierras indígenas a través de los garimpeiros (1) que, incluso en la pandemia, no detuvieron sus actividades económicas, nada esenciales e ilegales.

El genocidio indígena va de la mano del etnocidio. Como los ancianos son las principales víctimas del covid-19, la muerte de los ancianos y ancianas está llevando a la pérdida de muchos conocimientos, saberes, tradiciones e incluso lenguas enteras.

La responsabilidad de este genocidio y etnocidio indígena recae enteramente en el gobierno de Jair Bolsonaro. El presidente fascista ni siquiera trata de disfrazar su política asesina cuando, el 8 de julio, vetó artículos muy importantes del proyecto de ley aprobado por el Congreso. El proyecto de ley tenía por objeto proteger a los pueblos indígenas y quilombolas (2) de los efectos de la pandemia; por ejemplo, garantizar el acceso al agua potable, distribuir materiales de higiene y limpieza, entregar canastas de alimentos básicos, instalar camas de hospital y proporcionar acceso a Internet a esas poblaciones.

Con estos vetos, Bolsonaro deja claro su plan genocida contra los pueblos indígenas del país, especialmente a los de la Amazonia.

El crecimiento de la deforestación en plena pandemia

Paralelamente al avance del Covid-19 en la Amazonia, la deforestación en la región también creció a un ritmo aterrador. En medio de la pandemia, que llevó a una drástica reducción de la actividad económica en el país en casi todos los sectores, el Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter) del INPE (Instituto de Investigaciones Espaciales) confirmó, por 14º mes consecutivo, el aumento de la deforestación en el bioma amazónico, siendo la tasa más alta del mes de junio desde 2016.

Esta política ecocida es impulsada directamente por el propio Ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, quien da carta blanca a los terratenientes, ganaderos y garimpeiros para avanzar en el saqueo y la depredación de nuestros recursos naturales. Este proceso está vinculado a la política de cambios en la legislación ambiental y el desmantelamiento de los organismos de inspección como el Ibama y el ICMBio.

Ni siquiera la fantochada del gobierno al anunciar la Operación Brasil Verde 2, bajo el mando del vicepresidente, el general Hamilton Mourão, fue suficiente para contener las críticas a la política antiambiental de Salles y Bolsonaro, incluyendo las críticas de algunos sectores empresariales en Brasil y en el extranjero.

De manera oportunista, las multinacionales y los grandes capitalistas -que siempre han estado vinculados a la degradación del medio ambiente en nombre del lucro fácil-, presionados ahora por la opinión pública, tratan de desvincular la imagen de sus empresas a partir de la abrumadora destrucción de la Amazonia. No será en alianza con el gran capital extranjero y nacional, con su discurso «verde» de ocasión, que de hecho, defenderemos el medio ambiente y los pueblos originarios.

Ya viene la Asamblea Mundial de la Amazonia

Frente a la acelerada e inmensa destrucción ambiental, movimientos, colectivos, redes, organizaciones de pueblos indígenas, quilombolas, ribereños, caucheros, caboclos, campesinos, defensores de la naturaleza, habitantes de ciudades amazónicas, entre otros, se reunirán en la Primera Asamblea Mundial de la Amazonia que se realizará virtualmente los días 18 y 19 de julio.

El objetivo es articular una alianza al servicio de las plataformas y campañas existentes para fortalecer las acciones de defensa de los derechos humanos, los derechos de los pueblos indígenas y los derechos de la naturaleza. La Asamblea se propone definir propuestas de acción en torno a tres campañas que se están articulando:

1. Campaña mundial para hacer frente a los graves efectos del Covid19 en los pueblos indígenas, los pueblos de origen africano y toda la Amazonia.

2. Campaña mundial de boicot a los productos, empresas, inversiones, políticas gubernamentales, acuerdos comerciales e industrias extractivas que destruyen la Amazonia.

3. Jornadas de movilización mundial para poner fin al etnocidio, el ecocidio y el extractivismo, y para salvar a la Amazonia, esencial para enfrentar al cambio climático.

Salles no tiene la mínima condición de permanecer en el cargo

Ante el enorme desgaste de la imagen de Brasil en el mundo y la lucha de los movimientos ecologistas y de los pueblos indígenas, el Ministerio Público Federal (MPF) solicitó el 6 de julio la destitución inmediata de Ricardo Salles de su cargo como Ministro de Medio Ambiente. El MPF acusa correctamente a Salles de «desmantelar la protección del medio ambiente».

Hay una enormidad de pruebas que comprueban tal acusación. La verdad es que Salles nunca debió asumir el cargo de Ministro, ya que es de conocimiento público los procesos judiciales a que es responde (incluso con sentencias) por enriquecimiento ilícito, improbidad administrativa y fraude ambiental, por su actuación cuando era Secretario de Medio Ambiente del Estado de São Paulo.

Sin embargo, ahora más que nunca, después de 16 meses de gobierno de Bolsonaro y a la situación en que llegó la destrucción del medioambiente en nuestro país, su permanencia en el cargo es insustentable.

Derrocar a Salles es una condición necesaria para comenzar a revertir la política genocida, etnocida y ecocida del gobierno federal. ¡En defensa de la Amazonia, fuera Salles! ¡Y llévate a Bolsonaro!

Notas

1) Garimpeiro, es sinónimo de minero ilegal. Se calcula que suman decenas de miles, contaminan con mercurio los ríos, atacan y expulsan a las comunidades indígenas de la Amazonía en busca de oro, diamantes y otros metales y piedras preciosas. (Redacción Correspondencia de Prensa]

2) Quilombolas, moradores de los quilombos. El término quilombo da nombre, sobre todo, a un espacio autoconstruido por los esclavos que huían de la explotación y la opresión, Los quilombos se configuraron como espacios de autogobierno y, durante cientos de años, fueron las principales experiencias de negación radical del orden colonial. También cumplían el papel de base militar y de autodefensa de los esclavos, que tenían que estar siempre preparados para resistir o, cuando era imposible defenderse, huir de los esclavos. Era un territorio que unía a mocambos de diferentes familias, integrando una multiplicidad de liderazgos, referencias y etnias. (Redacción Correspondencia de Prensa)

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