Prensa Latina
Por trigésimo quinto sábado consecutivo desde el 17 de noviembre, el movimiento de los Chalecos Amarillos marchó hoy por importantes ciudades francesas para exigir cambios sociales, jornada que confirmó la disminución en la cifra de manifestantes. Denuncias de represión policial, reclamos de libertad de compañeros detenidos y demandas de alquileres justos para las familias más desfavorecidas estuvieron entre las reivindicaciones de los movilizados, quienes aseguran que la resistencia contra el gobierno de Emmanuel Macron sigue en pie.
Con consignas y su tradicional canto, acompañados de pancartas y banderas, cientos de chalecos amarillos -aunque no todos lo portan- se concentraron en París en la Plaza de la Batalla de Stalingrado y marcharon por varias calles, con algunos incidentes, que incluyeron el uso de gases lacrimógenos por las autoridades.
Bien lejos de las multitudinarias manifestaciones que a finales de 2018 y principios de este año pusieron en crisis al ejecutivo y lo obligaron a suspender un anunciado incremento en el precio del combustible, el movimiento busca relazarse, con el desafío que implica la llegada de las vacaciones de verano y el desgaste de los meses de protesta.
El gobierno insiste en que las iniciativas lanzadas en los últimos meses por el presidente Macron responden a las preocupaciones de los franceses, y por tanto han neutralizado a los activistas.
Para mañana, Día Nacional de Francia y del tradicional desfile militar en los Campos Elíseos, los Chalecos Amarillos anunciaron una nueva protesta en esta capital, pero las autoridades reiteraron la advertencia de que no pueden agruparse en lugares emblemáticos como la avenida que acogerá la parada, la Torre Eiffel y el Museo del Louvre.