Eran las diez de la noche del 18 de setiembre de 1968 cuando el Ejército mexicano, con “decenas de tanques ligeros, vehículos artillados y de transporte, así como una brigada de infantería, el 12º regimiento de caballería mecanizado, un batallón de fusileros paracaidistas, una compañía del batallón Olimpia, dos compañías del segundo batallón de ingenieros de combate y un batallón de Guardias Presidenciales; en suma, 10 mil efectivos al mando del general Crisóforo Mazón Pineda”, invadía la Ciudad Universitaria