Eduardo Gutiérrez González
*Las recientes elecciones municipales develaron un cuadro de crisis política más profunda, más allá del abstencionismo crónico del sistema electoral.
*Tras los análisis exitistas de la derecha se esconden las frías cifras que demuestran la caída en el caudal electoral tanto de ellos- como en mayor medida- de la Nueva Mayoría.
* Tanto el aumento de las votaciones de los candidatos independientes fuera de pacto (a pesar de su vinculación con organizaciones políticas definidas), de las candidaturas de los partidos emergentes, como del triunfo de una nueva izquierda en Valparaíso, procesos indiscutiblemente diferentes todos ellos, se esconden las claves de la reactivación política de cara a las elecciones del noviembre de próximo año 2017.
El abstencionismo que llegó al 65% de los electores refleja una masiva crítica política de los ciudadanos consecuencia de una democracia mediocre. Democracia mediocre donde la ciudadanía se siente, y con razón, estafada. Estafada no solo por la corrupción transversal de las fuerzas políticas del duopolio, sino por las promesas incumplidas, la principal de ellas: las políticas de participación ciudadana que se han convertido en un chiste de mal gusto. El ciudadano común y corriente no es consultado ni su palabra o su decisión es vinculante. Al final del día se siente ninguneado. Basta señalar que la ley de votaciones aprobó que para existir plebiscitos municipales se deben reunir el 10% del padrón electoral con firmas antes notaria, subiendo el 5% que existía con anterioridad. Norma aprobada por la derecha y la Nueva Mayoría. Para qué hablar de las promesas de una nueva constitución y del proceso constituyente que parece estar durmiendo en el basurero del primer o segundo piso de La Moneda. En suma, la abstención es un castigo al sistema político. Según encuesta del PNUD (organismo de Naciones Unidas) del 100% de abstención a un 40% no le interesa la política y sólo un 3% rechaza el sistema; hay que colegir que el otro 57% se reparte entre quienes adhieren al modelo y quienes castigan a los responsables de la crisis.
La Nueva Mayoría es la gran perdedora cayendo su votación en cerca de 630.000 sufragantes. (1)Volumen de ciudadanos que antes votaban por los diversos partidos de la NM. Situación esperable ya que cuando existe cualquier nivel de crisis es al gobierno a quien se hace responsable, al margen de su ideología. En la NM la DC quien se lleva las palmas (baja de 804.622 votos en concejales 2012 a 579.398 en concejales 2016, es decir pierde 225.224 votos. Le siguen el PS con una pérdida de 167.242 votantes, el PPD 126.962 votos menos y luego el PC quien pierde 57.750 votos. Solo suben en 118.390 votos en Pacto de NM donde confluyen el PR, la IC y el MAS, seguramente potenciados por el efecto Guillier).
En la DC es fácil colegir su debacle, es parte de una crisis profunda que tiene que ver con su pérdida como partido de centro con un proyecto comunitario (originalmente) el que al ser sumado al proyecto neoliberal lo pone en disputa con otros fuerzas (Ciudadanos-Velasco- PRO). El caso del PC es más complejo: su paso a ser partido de centro-izquierda lo hace perder su caudal electoral cautivo. El caso más emblemático lo constituye (no el único) la pérdida de votos en concejales en La Florida y la derrota de Claudina Núñez en Pedro Aguirre Cerda. En La Florida no sólo los DC no votaron por los PC sino los propios comunistas se restaron al apoyo a su candidato donde entre las elecciones del 2012 y el 2016 pierden 1.528 votos.
En otro aspecto de la derrota de las fuerzas de centro izquierda hay que ubicar la caída en la votación del PRO donde es fácil atribuir a los problemas legales que ha debido enfrentar MEO. Efectivamente entre las elecciones de concejales 2012 y 2016 pierden 62.106 votos. Bajando su porcentaje a solo el 3.95% del electorado continuando con la tendencia a la baja desde las elecciones presidenciales del 2009 donde obtuvo más de un 20%.
La derecha histórica perdió en las recientes elecciones municipales de concejales 221.474 sufragios, distribuyéndose la pérdida entre RN (38.308) y la UDI (183.166). No obstante podríamos decir que esa pérdida se mediatizó con la votación de los partidos emergentes de derecha donde Epovoli obtuvo 261.275 votos y Amplitud 51.365 sufragios.
En el caso de los partidos fuera del duopolio la votación creció sobre todo en los partidos emergentes de lo que podríamos denominar una nueva izquierda donde confluyen (o debieran confluir) desde el sector de Jackson hasta el Partido Unión Patriótica (ligada al PC-AP), pasando por Igualdad, Poder, Autónomos el sector de Boric, Alternativa Democrática y Nueva Democracia. Ahí la votación dio los siguientes resultados:
Pacto Poder Ecologistas 86.407 votos, Partido Revolución Democrática 62.413 votos, Pueblo Unido 58.292 (subió 10.500 votos respecto a las elecciones del 2012) Alternativa Democrática 108.538 de los cuales los humanistas obtuvieron 84.717 sufragios, Pacto Justicia y Trasparencia (Unión Patriótica- PC (AP)) 14.433 sufragios. Todo los cual da un caudal electoral de 330.083 votos con un 8.54% del total. Pero donde se dan comunas con porcentajes mayores que permiten prever un escenario más favorable de cara a las elecciones del 2017.
El caso Sharp en Valparaíso.
El triunfo del candidato Sharp por sobre las candidaturas del duopolio es digno de análisis. Por de pronto hay que evaluar que previo a ese triunfo existía un trabajo que había significado un caudal de 6.000 votos en las elecciones del 2012. Esto se ratificó con la asistencia a una primaria ciudadana (no legal) de más de 5.000 personas, en contraposición a las primerias de la NM que llevó a 15.000 personas a votar y que auguraba un triunfo holgado del candidato de esa coalición. No obstante el desarrollo de la campaña demostró las debilidades de ambos candidatos del duopolio, en particular del de la NM, un lumpen farandulero que provocó que un porcentaje de votación de la NM se trasladara a la candidatura de Sharp. Finalmente y no menos importante fue el difícil acuerdo que permitió que todas las fuerzas fuera del duopolio se volcaran a su apoyo. A pesar de que la abstención fue igual de alta (cerca del 70%) y de que según analistas los sectores populares de los cerros no fueron a votar, la contienda se decidió entre los sectores sociales de estudiantes, profesionales, intelectuales y movimientos ciudadanos.
Noviembre de 2016