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ROSA LUXEMBURGO EN CASA

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Pepe Gutierrez Alvarez

Aunque hoy pueda parecer mentira, en su momento hasta el PSOE trató de sumarse a los homenajes a Rosa Luxemburgo, la más coherente y preparada de las mujeres de la historia del movimiento social. En el momento de su asesinato, hubo una cierta conmoción en las filas del partido de la que quedó constancia en “El Socialista”, no en vano algunos de los líderes de la sección española la conocían de la vida interna de la Internacional Socialista. Álvarez del Vayo contaba que en uno de ellos se prestó a ayudarle a conseguir un asiento porque –como Gramsci-, rosa era de estatura física pequeña. En los años setenta, Luís Gómez Llorente le dedicó un trabajo en el que incidía sobre el impacto de su asesinato en España. Me he encontrado que hasta la UIGT ha utilizado su nombre para alguna cooperativa de viviendas, y hasta hace unos años, aunque el que conocí como concejal de urbanismo en Ribes podían igualmente haberle puesto a la vivienda el nombre de cualquier ministra del momento. La escritora

Elvira Lindo la citaba de vez en cuando con admiración en sus primeros tiempos de “EL País”, hoy no le dejarían seguramente. Incluso en el PCE-PSUC se le llegaba a comparar…con Dolores Ibárruri. Desde luego no sabían que para Stalin “luxemburguismo” y “trotskismo” eran la misma peste.

Desde entonces ha llovido mucho, y se puede decir que hasta los socialistas que alentaron la represión contra los espartaquistas, se han quedado a la izquierda. No concibo esta presencia más que en el marco de una fuerte crispación. Recuerdo un debate en los años ochenta en el que mi colega Jaime Pastor respondió a agriamente a un Claudín que se permitía citarla. Creo que citó a Friedrich Ebert, uno de los dirigentes del SPD que consideraron que la revolución se había acabado con el fin de la monarquía, aquí en 1977, ni siquiera eso, antes al contrario. Hubo un tiempo que se le citaba en las Juventudes Socialistas, pero la política de “ascenso social”, acabó con todo.

En los ochenta encontré algunos de sus libros expuestos en la sede del PSC en la calle Nicaragua (ahora abandonado porque no lo pueden mantener), eso sí: con dos dedos de polvo. Rosa fue asumida como algo propio por el comunismo disidente, por el personal libertario menos doctrinario (Daniel Guerin, J.A. Díaz Várcacel), y quizás este sea un momento tan bueno como cualquier otra para volver a leer sobre su vida y su obra.

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