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EEUU – ¡LA LUCHA CONTRA LA DERECHA NO HA HECHO MÁS QUE EMPEZAR!

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 Socialist Alternative EEUU, 07 Septiembre, 2017  por Tom Crean 

El régimen de Trump cae en picado

10 de Agosto. Siete meses después de la toma de posesión de Trump, su régimen está sumido en una profunda crisis y aspectos fundamentales de su programa están estancados a pesar del control republicano en el Congreso. El debacle en sistema de salud en particular es un duro golpe para Trump y los republicanos en su conjunto. Trump está buscando desesperadamente desviar la atención de los reveses políticos y de la crisis de su administración. Esto es sin duda un factor clave en la ofensiva contra Corea del Norte que, tal y como explican los medios, ha alcanzado niveles sin precedentes.

El fiasco en el sistema de salud

Después de estar poniendo durante siete años la derogación de Obamacare en el centro de su programa, ninguna de las variaciones del Trumpcare pudo reunir ni el 20% del apoyo en las encuestas de opinión. Y eso tiene una explicación concreta: Trumpcare ha sido un ataque insistente contra la clase trabajadora en general, pero especialmente contra los pobres, las mujeres y las personas con discapacidad con la finalidad de hacer una rebaja de impuestos a los superricos.

Como hemos señalado desde Socialist Alternative, lo que los Republicanosrealmente han logrado es hacer Medicare For All y el sistema de salud de un solo pagador más populares que nunca. Pero esta victoria contra la derecha no ha sucedido sola: decenas de miles de manifestantes protestando, plantando cara cuando los políticos republicanos hablaban en los ayuntamientos, llamando y mandando correos electrónicos. Bernie Sanders lideró el camino, convocando manifestaciones en áreas clave e inspirando a la gente con su defensa de Medicare For All, pero la dirección del Partido Demócrata se negó a movilizar a la gente en las calles, mientras que los sindicatos y otras organizaciones progresistas perdieron una oportunidad clave para poner el movimiento contra Trump en un nuevo nivel.

El Trumpcare también abrió divisiones serias dentro del Partido Republicano. Un ala del partido no estará satisfecha hasta que todos los “derechos” incluyendo Medicaid, Medicare y la seguridad social (Social Security) sean privatizados, mientras que otro ala teme por sus posiciones si sus políticas siguen en esta línea. Estas divisiones se seguirán profundizando en otoño con los presupuestos y la reforma tributaria.

Inagotable caos

Es complicado dejar de ver el desastre que es la Casa Blanca de Trump. El jefe de los tweeters, tocó fondo cuando durante las últimas semanas amenazó con retirar al reaccionario fiscal general, Jeff Sessions. Su verdadero objetivo es deshacerse de Robert Mueller, el abogado especial que está investigando las relaciones de la campaña de Trump con el régimen ruso y ahora también investiga las finanzas altamente dudosas de Trump.

Retirar a Sessions y Mueller provocaría su mayor crisis política hasta la fecha. Trump ha sido hasta ahora obligado a retroceder por la oposición de algunos de los principales líderes republicanos. Algunos senadores republicanos, como Jeff Flake, se están volviendo cada vez más consistentes en sus críticas contra Trump, quien cada vez es más considerado un incompetente en forma terminal y un peligro para sus propios planes.

Trump ha querido purgar el Ala Oeste, incluyendo a Reince Priebus (vinculado al establishment republicano), así como otros colegas de Priebus como Sean Spicer. Todo esto refleja que Trump se ha distanciado todavía más de la dirección republicana.

Mientras tanto, Trumo se ha acercado cada vez más a los llamados “conservadores del movimiento”, incluyendo a la derecha cristiana, grupos racistas anti-inmigración, los extremos anti-taxation (no a los impuestos a los ricos) y por supuesto a la Fox News y el NRA. Muchos de estos grupos representan la extrema derecha tradicional, antes de la llegada de la llamada alta derecha. Tony Perkins, presidente del Consejo Cristiano de Investigación Familiar, dijo al New York Times (3 de Agosto 2017): “He estado en la Casa Blanca no sé cuántas veces más en los primeros seis meses de este año que durante toda la administración Bush…”.

Estas organizaciones no sólo están contentas con poder acceder a la Casa Blanca; creen que la administración de Trump está gobernando… para ellos. Y hay algo de verdad en esto. Trump llevó a Neil Gorsuch a la Corte Suprema. Jeff Sessions puede ser difamado por Trump pero ha dejado claro que el Departamento de Justicia no redactará decretos pactados con el Departamento de Policía, y pretenda dejar a la policía fuera de todo esto.

El ICE (siglas en inglés de Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos) también está ayudando a hacer feliz a la derecha tradicional al igual que la propuesta de Trump de reducir la inmigración legal a la mitad. La última novedad de Trump es la amenaza de prohibir a las personas transgénero la entrada en el ejército, un guiño claro a la derecha cristiana. Y todavía queda más por venir, incluyendo tratar de criminalizar a los que protestamos y medidas antisindicales más audaces.

En general, estos grupos “conservadores del movimiento” tienen el apoyo de sólo una pequeña minoría de la población estadounidense, pero es una parte muy grande de los que votan en las primarias republicanas. De esta manera, Trump puede mantener a los más reaccionarios en su equipo, al menos por ahora. De esta forma amenaza con desencadenar a los conservadores del movimiento en contra de los demás aunque su popularidad en las encuestas siga bajando.

Un factor que ha impedido un descenso más acelerado de los apoyos a Trump es el relativo auge económico, aunque realmente enmascara la desigualdad masiva y la profunda crisis social con la que clase trabajadora ha de lidiar. Hay, sin embargo, signos de sobrecalentamiento económico y una recesión económica terminaría definitivamente con las ilusiones de que Trump “crearía buenos puestos de trabajo de nuevo”.

Los demócratas se preparan para el 2018.

El otro factor que ha ayudado a Trump es la debilidad del Partido Demócrata. Es importante destacar que tras siete meses de un gobierno profundamente impopular e inestable, los demócratas siguen teniendo una menor aceptación que Trump!

El establishment del partido, incluyendo Chuck Schumer y Nancy Pelosi, ha lanzado recientemente una iniciativa llamada “Better Deal” para atraer a los votantes de la clase trabajadora antes de las elecciones a mitad del año 2018 y responder a la pregunta de qué representan para poder echar a Trump. Mientras esto pasaba, hizo un llamamiento al salario mínimo federal de 15$ pero no defendió Medicare For All¸ algo que es abrumadoramente popular en la base del partido. La razón es que ese llamamiento sería inaceptable para sus socios y corporativos. Lo que el establishment demócrata y la clase dirigente en su totalidad temen más es provocar un levantamiento social que ponga sobre la mesa y sobre la superficie toda la ira contenida en contra del sistema. Esto expresa el por qué seguirán con su mensaje aburrido y desmotivador.

La debilidad política de los demócratas está alimentando un levantamiento por la izquierda dentro del partido. Hasta qué punto esto se desarrolla todavía está por ver, pero existe la posibilidad de un “Tea Party de la izquierda”, desarrollo que podría profundizarse si algunos de los insurgentes del Berniecrat son elegidos para el Congreso en el 2018. Los demócratas tienen una oportunidad real para recuperar el control de la Casa Blanca, aunque sólo sea porque Trump pesa como una piedra atada al cuello de los republicanos.

Pero incluso con un mayor desarrollo de la lucha dentro del Partido Demócrata, lo que casi seguro se descarta es su transformación en un partido popular para la clase obrera como centenares de miles desean. Un partido que representara el 99% tendría que rechazar todas las donaciones corporativas de las empresas, tener una plataforma donde sus representantes públicos deberían adherirse y estructuras democráticas reales y responsables. El ala del establishment demócrata se resistirá a todo esto con todas sus fuerzas y, a pesar de la profunda crisis de legitimidad que enfrentan, todavía tienen el control y el poder dentro del partido. De una manera u otra, lo que se plantea es la necesidad como lo han reconocido los que llaman a “Draft Bernie” (Ver este artículo)

La verdadera cuestión es cuándo el movimiento de masas en las calles se volverá a poner en pie y se reactivará. Los millones que salieron a principios del 2017 no sólo no han sido derrotados o desmoralizados, sino que tienen más rabia que nunca. Sin embargo, existe una seria falta de dirección y un verdadero cuestionamiento sobre el camino a seguir. Esto demuestra por qué la creciente izquierda socialista en los Estados Unidos tiene un papel crítico que desempeñar en la articulación de una estrategia para unir a todos los que queremos echar a Trump alrededor de un programa audaz para la clase trabajadora, incluyendo el uso de una serie de tácticas como las ocupaciones masivas y huelgas políticas para poner a la derecha contra las cuerdas. La derrota de Trumpcare es la señal de que el ala de derechas puede ser vencida. Ahora debemos intensificar la lucha.

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