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Trotsky. El asesinato del siglo 

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por Periodismo de Izquierda

Este 20 de agosto se cumple un nuevo aniversario del día en que un agente del stalinismo atacara por la espalda a León Trotski, quien fallece horas después, ya entrado el nuevo día. En conmemoración de esta fecha, compartimos el artículo que nos hiciera llegar desde Chubut, Enrique Llaryora.

León Trotsky fue asesinado el 21 de agosto de 1940. Está probado que Stalin elaboró una estrategia para silenciar a León Bronstein. ¿Por qué perseguir y matar a un hombre que estaba a miles de kilómetros de Rusia? 

Vayamos por el principio

La vida de quien creó el ejército Rojo en 1917 ha inspirado a escritores de izquierda y de derecha[1]. Desde niño su espíritu se manifestó como un ser que se solidarizaba con la víctima apenas se enteraba de alguna injusticia. En la casa de Trotsky en Méjico, todavía se conservan las plantas que el cultivaba.  Su madre, Ana, le había enseñado desde muy niño a dedicarse a la huerta y las flores. Se entiende que mantuvo toda su vida esa conexión íntima con la naturaleza, tan importante para comprender la realidad material y espiritual.  Visitando esa casa se puede tocar el aire que respiró Trotsky a fines de la década de 1930.

Durante su adolescencia pudo ver de cerca la vida en el campo y se compadeció de los campesinos que trabajaban duramente. Luego en su juventud aprovechó su estada en la cárcel para aprender alemán, francés italiano e inglés. Seguramente se imaginaba difundiendo sus ya adquiridas ideas marxistas por todo el mundo. 

Haciendo un poco de historia contrafáctica, podríamos preguntarnos: ¿Qué hubiera sido del mundo si no hubieran asesinado a Trotsky?

Los enormes sufrimientos y perversidades que presenció cuando estuvo en las cárceles y en las casuchas de Siberia modularon su moral: definió claramente quién era el culpable de la mayoría de los problemas del mundo, pero no imaginó un método perverso de lucha para dar a luz una sociedad mejor. 

El líder del soviet de Petrogrado, recorrió varios países de Europa, propagandizando la necesidad de la revolución socialista. Los servicios secretos de varios países lo persiguieron: España, Francia, Alemania. Las policías lo encarcelaron y sometieron a malos tratos y torturas.  Nunca pudieron doblegar su espíritu de lucha.

El planteo teórico

Su trabajo intelectual, político y filosófico básico fue la teoría de la revolución permanente.  Esta categoría, que tiene una gran fuerza motivadora para la militancia, se opone en 180 grados a la práctica llevada a cabo por Stalin cuando decreta “el socialismo en un solo país”. La postura de Stalin implicó detener el impulso que tomó la militancia revolucionaria en abril de 1917 y conformarse con la toma del poder por el proletariado en un solo país.

Temprano en su vida se empieza a delinear muy tibiamente su teoría de la revolución permanente. Poco antes de la revolución de 1905, relacionado con Alexandr Parvus, continúa delineando su teoría. Durante su estadía en la cárcel zarista luego de la revolución rusa de 1905, analiza lo acontecido y ve cómo ese estallido se fue prolongando y esto generó resultados que se consolidaron. De estos el poder de los soviets fue el más importante. La cristalización teórica de esta teoría se daría luego de la derrota de la revolución china de 1927-28.

En 1928, para el Sexto Congreso de la Internacional Comunista, Trotsky había formado la Oposición de Izquierda, un grupo que conservaba la tradición leninista-bolchevique y que se opuso frontalmente a las resoluciones de ese congreso burocratizado por la hegemonía de Stalin.  Cuando el pleno del Comité Ejecutivo declaró que “la oposición del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) pretende el derrocamiento del poder de los soviets”, selló la suerte de Trotsky: iba a ser perseguido, amenazado y debía ser silenciado. 

Al ser expulsado de la URSS deambuló por varios países y por fin se instaló en Méjico D.F. en noviembre de 1936.  El georgiano Stalin encargó al servicio secreto de la URSS, la NKVD, que lo asesinara. Trotski, indiscutido líder de la revolución rusa, con todo su prestigio era un peligro presente y futuro para el stalinismo, al ser quien denunciaba con argumentos sólidos y ejemplos reales todo el proceso de burocratización de la URSS, y ser a la vez el único impulsado a organizar en diferentes países la oposición a ese proceso. Para esa tarea fue seleccionado Ramón Mercader, un hombre educado en el odio y luego militante del Partido Comunista de España.  Cuando le dieron la misión, convencido que haría un bien a la humanidad, logró ponerse de novio con Sylvia Angeloff, que pertenecía al círculo de militantes cercanos a León.  Estuvieron relacionados durante aproximadamente un año.

Ramón Mercader había recibido entrenamiento militar. Bajo el seudónimo de Jacques Mornard fue a la casa de Trotsky en varias ocasiones. Con la apariencia de un joven simpatizante de sus ideas, se escondía un monstruo.  Un 20 de agosto de 1940, se apersonó a la casa y le entregó un documento para que lo leyera.  Cuando el dirigente se dio vuelta para aprovechar la luz, le asestó un golpe violento sobre la cabeza mediante un piolet (especie de pico de los escaladores) que le provocó una herida muy grande y la muerte 12 horas después. Terminó asi con la vida de un militante revolucionario insustituible.  Fue un golpe enorme para la militancia y la Cuarta Internacional. 

Más allá de esta historia trágica, en medio de la brutal crisis del capitalismo imperialista actual, debemos leer sus obras y siguiendo sus enseñanzas y experiencias, para apuntalar el proyecto del socialismo revolucionario. De esa manera, con toda seguridad, el sueño de León Trotsky seguirá su curso en busca de cumplirse.  


[1] Brossat, Alain, (1976) En los orígenes de la Revolución Permanente y Aguinis, Marcos, (2011), Liova corre hacia el poder.

 

 

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