Inicio Nacional ¡¡Señores parlamentarios, yo (un simple ciudadano) les acuso!!

¡¡Señores parlamentarios, yo (un simple ciudadano) les acuso!!

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Arturo Alejandro Muñoz

Inicio estas líneas con una pregunta inquietante cuya respuesta puede ser una total sorpresa, al menos para mí, neófito en el tema.

¿Los jueces de tribunales de primera instancia y los ministros de cortes, pueden fallar cada caso interpretando las leyes, o deben circunscribir su acción exclusivamente a lo que ha sido determinado por los legisladores?

“Dependerá de cada caso”, me dirá más de alguien. Respuesta acomodaticia que trae a la mente el concepto de “centrinaje” que el autor de esta nota desarrollara en su aproximación a ensayo titulada “El Centrinaje, marca indeleble de la idiosincrasia chilena”, publicado hace meses por werkenrojo.cl.

En fin, sea cual sea la respuesta a la inquietud planteada, es un hecho irrefutable que en gran medida los jueces deben aplicar las leyes, eso es, ‘aplicar las leyes’, mismas que sólo emanan desde otro poder del estado, el legislativo.

¿A qué viene este preámbulo? Simple, ello se debe al actual nivel en que se encuentra la seguridad de los habitantes del país ante una infamante realidad que es posible encontrar en calles y plazas de varias ciudades, donde la delincuencia pareciera haber desbordado no sólo a las policías, sino también a los tribunales de justicia.

Enfrentamientos a tiros en pleno día entre miembros de bandas rivales, motochorros que se han apropiado de avenidas principales en la capital de la nación, sicarios asesinando a sangre fría y por encargo, delincuentes copando barrios con comercio ilegal, otros delincuentes  formando verdaderas turbas para asaltar locales comerciales e incluso domicilios particulares, etc., etc., son ya -desde hace más de siete años- “pan de cada día” de acuerdo a los registros  ofrecidos por la prensa local en sus páginas y noticieros.  

Resulta habitual y profundamente molesto y decepcionante constatar que muchos (la mayoría en verdad) de los delincuentes atrapados por las policías cuentan con varios arrestos y “condenas” anteriores, las cuales debían cumplir fuera de una cárcel, en sus domicilios preferentemente. Los fríos hechos demuestran que ello se ha convertido en una abierta mofa al sistema judicial chileno.

¿Por qué ocurre lo anteriormente mencionado? La respuesta es una sola…ello se debe a que las leyes emanadas del Congreso Nacional son tan ‘protectoras de la delincuencia’ que permiten (u obligan) sospechar que muchos parlamentarios desconocen de manera absoluta la realidad que asfixia a la sociedad civil chilena…o en su defecto, más grave aún, que mantienen algún tipo de vínculo (político o económico) con determinadas bandas delictuales, estén ellas conformadas por chilenos o por extranjeros, y a los hechos me remito. Las penalidades determinadas por el Parlamento son tan ridículamente bajas en muchos delitos que llaman a la risa (irónica y molesta, obviamente).

Nuestros poderes legislativo y judicial se encuentran retrasados en décadas respecto   de lo que significa modernidad en estos deleznables asuntos delictuales. Las cámaras de diputados y de senadores, colmadas de comisiones y mesas de trabajo tan cooptadas por el sistema penal de otras épocas, como la mayoría de los miembros del Parlamento mismo,  han  demostrado inequívocamente que fueron sobrepasadas con creces por el tipo de delincuencia siglo veintiuno, pues hicieron oídos sordos  a las centenares o millares de advertencias publicadas en diversos medios de prensa, en medios académicos e incluso políticos, que encendían las alertas por todo aquello que estaba ocurriendo en naciones hermanas y en el resto del planeta.  

Ninguno de esos llamados de alerta fue escuchado. Ninguno. Nuestro poder legislativo continuó mirándose el ombligo redactando y aprobando leyes propias de las décadas de 1960 y 70, cuando la delincuencia ya había avanzado medio siglo en sus modalidades criminales y se estaba internacionalizando.

Para muchos delincuentes extranjeros radicados en nuestro país la juridicidad existente es “un verdadero paraíso”, pues cuentan incluso con el cobijo de algunas tiendas partidistas, como es el  caso de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y de Renovación Nacional (RN), que apoyaron e incentivaron el ingreso de delincuentes  venezolanos y colombianos no bien Sebastián Piñera extendió una invitación abierta a radicarse en Chile, cuando fue a la colombiana ciudad de Cúcuta… en un frustrado y vergonzoso intento por convertirse en ‘líder continental’.

De una u otra forma, nuestro Poder Legislativo ha servido de apoyo a todo aquello pariendo blandas leyes que mantienen en la indefensión a gran parte de la sociedad civil chilena y que, entre otros delicados aspectos, castiga poco y nada a la delincuencia que procede del mundo empresarial, político y financiero.

Por mucho que los jueces quieran interpretar mal o bien las leyes, la cuestión es que a esas leyes deben atenerse, mismas que únicamente el Congreso Nacional puede dictaminar mediante el trabajo de quienes cumplen el rol de legisladores.

Y a ellos, a los parlamentarios, yo acuso.

1 COMENTARIO

  1. Mire caballero, la solucion es facil: un estado policial. Para dejarlo a ud contento, y tambien a los que todos los dias por television muetran noticias donde el único tema importante es la delincuencia, otro tanto sale por la radio. Asi, le hacen creer a la comunidad que el unico mal que existe en esta sociedad son los delincuentes. Los que tenemos memoria sabemos que eso no es asi, el abuso laboral, la explotacion, y la discriminacion aun no son delitos y se pueden seguir practicando tranquilamente. Hasta racismo podemos encontrar en este pais, es mirar quienes ocupan los mejores puestos, o me va a decir que eso no existe, vengo de la clase trabajadora y se lo que pasa cuando se trata de una piel mas oscurita. Ud. con su exelente rertorica lo único que consigue es alimentar mas a los dueños del gran capital para que apoyen la ley anti tomas, la ley antiterrorista, y los gobiernos apoyen con mas recursos la represion contra el pueblo mapuche. Piense bien de que lado se pone, la delincuencia no es un problema de los jueces, es un fenomeno social que tiene su origen en la desigualdad, en la discriminacion, en el desempleo, y especialmente en el modelo neoliberal, o mas bien dicho en el sistema capitalista, que esta en declive y seguira asi, hasta que la gente deje de tomarse la pastillita de demacrotol.

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