JACOBIN
TRADUCCIÓN: MARTÍN MOSQUERA
imagen: Mídia NINJA
En noviembre de este año una alianza de izquierda puede ganar la alcaldía de São Paulo, la ciudad más importante de Brasil. Será una batalla decisiva en la lucha contra el bolsonarismo y la extrema derecha.
El enfrentamiento entre Guilherme Boulos y Ricardo Nunes es un «tema caliente». No pasa un día sin que esté entre las principales noticias de la prensa o sin que alguna pieza se mueva en el tablero. Sin duda, está entre los principales temas políticos en las mesas de los bares, en los lugares de trabajo y en las reuniones familiares de São Paulo. La disputa en la capital paulista también es objeto de atención nacional, ya que será la principal batalla electoral en 2024.
Las elecciones municipales serán un capítulo más de la lucha contra el bolsonarismo y, en consecuencia, decisivas en la lucha contra el avance de la extrema derecha y el neofascismo en Brasil. El propio Bolsonaro ha dicho públicamente que su objetivo es ganar en 1500 municipios, demostrando la centralidad que darán a esta disputa.
A pesar de la victoria electoral de Lula en 2022, el neofascismo sigue fuerte, impulsado por las victorias internacionales de la extrema derecha, especialmente de Milei en Argentina. Tiene un gran peso parlamentario y gobierna varios estados como São Paulo, Rio, Minas Gerais, Mato Grosso, DF, Acre, Roraima, Paraná, Goiás y Tocantins.
También tiene un enorme peso en las instituciones e intenta constantemente secuestrar la agenda del gobierno en el Congreso. Siguen contando con el apoyo de uno de los sectores más dinámicos de la burguesía en Brasil, que es el agronegocio. Es aún más importante subrayar que todo esto no es más que la expresión institucional del problema de fondo: la extrema derecha ha echado raíces en la sociedad, en la clase trabajadora y en la clase media. Han acumulado un enorme activismo, con capacidad para acciones masivas, acciones de vanguardia y una cohesión ideológica impresionante. Lejos de haberse extinguido, siguen siendo el principal adversario a combatir. Es sobre este eje que debemos disputar las elecciones en São Paulo.
Por eso, para la izquierda, la unidad en las luchas y en las urnas es la principal arma contra la extrema derecha. El frente PSOL-PT es una gran victoria porque trae consigo los movimientos sociales y el activismo que resisten. Juntos somos más fuertes y estamos más unidos, lo que nos da posibilidades reales de ganar.
Hay tareas tácticas y estratégicas que se combinan en esta disputa, que va mucho más allá de una contienda electoral. Pero será decisiva para el combate contra la extrema derecha y para el futuro de la izquierda.
Ganar otra batalla contra la extrema derecha en São Paulo
Ganar las elecciones en São Paulo, aunque sea a nivel táctico, es crucial para evitar que el bolsonarismo se haga con una posición extremadamente importante. Por supuesto, la victoria electoral no resuelve el problema de fondo, pero tampoco es indiferente.
São Paulo tendrá el mayor presupuesto municipal de Brasil, 107,3 mil millones de reales, mayor que el Estado de Río de Janeiro, que tendrá un presupuesto de 104,6 mil millones de reales. Este gigante puede contar para ellos o para nosotros, y en la lucha más estratégica hace diferencia quién ganará esta batalla. Hace diferencia si este monstruoso aparato servirá para organizar el neofascismo en Brasil o si servirá para impulsar la resistencia de los trabajadores. Se equivocan los que piensan que podemos ser indiferentes a esta disputa.
Pero no se trata sólo de impedir la victoria de «la otra parte». Como ya dijimos, obtener una victoria contundente para «el lado de aquí», eligiendo a Boulos contra la coalición en torno a la candidatura de Ricardo Nunes, es decisivo para el desarrollo de la resistencia contra el bolsonarismo en Brasil
Elegir a Boulos como alcalde merece toda nuestra dedicación, compromiso y energía. Es la tarea número uno.
Sin embargo, estar primeros en las encuestas no debe nublar nuestro juicio. Esta ventaja se convierte en desventaja si no estamos preparados para una guerra real. Ellos saben lo que está en juego y harán todo lo posible para impedir que el PSOL gobierne São Paulo. Para ganar, tendremos que movilizar a los millones que garantizaron la victoria de Lula contra Bolsonaro aquí, en la capital, en 2022.
La victoria electoral es muy importante, pero no es la lucha final, porque la lucha contra la extrema derecha es una lucha a largo plazo y se trata de recuperar la iniciativa, la organización popular y la cohesión ideológica de la clase trabajadora. La elección de Boulos podría permitirnos realizar progresos estratégicos considerables en la tarea de autoorganización y movilización de los trabajadores, en la toma de conciencia y en la mejora de la vida de los explotados y oprimidos. Los medios, por tanto, deben corresponder a este fin.
Necesitamos recuperar la confianza de nuestra clase en sus propias fuerzas, en su organización y movilización independientes, y avanzar en la toma de conciencia de sus intereses. Mientras la capacidad de movilización, la organización de los militantes, el compromiso y la cohesión ideológica estén en manos de la extrema derecha, seguiremos a la defensiva.
La campaña de Boulos puede ser ese instrumento y quizás su gobierno también. Un programa que se proponga alimentar la esperanza, que tenga propuestas realmente innovadoras, no en el sentido tecnológico, sino en el sentido de proponerse poner por delante los intereses de los trabajadores. Un gobierno que no sea sólo «participativo», sino que se apoye en la movilización y la autoorganización. Uno que ponga fin a la vorágine del mercado inmobiliario que devora nuestra ciudad y se proponga gobernar para los millones de personas sin techo, en su mayoría negros, que pagan alquiler, viven de favores y precariamente en zonas de riesgo, e interrumpa ese flujo de desigualdad que lleva cada día a la gente a vivir en carpas en las calles. Un programa que detenga la degradación ambiental que lleva a tragedias cotidianas como las inundaciones, que además revelan la racismo ambiental en São Paulo. Un programa que arroje luz sobre el racismo que sustenta los privilegios de la élite que mata y encarcela e impide a los negros soñar con otra realidad. Un programa que proteja a las mujeres y a las personas LGBTQIA+ de la violencia y el desamparo.
Para que la campaña sea un instrumento, no puede tener sólo propuestas, necesita movilizar y convencer de que un gobierno que luche contra la desigualdad social en São Paulo necesita ser defendido y construido por la organización de base. Ese será el primer desafío. Sin él, no venceremos.
La lucha estratégica
Estamos frente a una novedad política fundamental en São Paulo: la contienda de 2024 es liderada por Guilherme Boulos, del MTST y PSOL, con el PT como vice, y Ricardo Nunes será el candidato de una coalición entre la derecha tradicional y Bolsonaro. Es decir, ya no tendremos la tradicional contienda directa entre los candidatos del PT y del PSDB.
La alianza en las urnas y en las calles con el PT y el PCdoB son muy decisivas para nuestras posibilidades de victoria, pero esta vez tenemos nuevos protagonistas.
Boulos y el PSOL encabezan esta candidatura. Esto ya es la expresión de una reorganización de la izquierda. Boulos estuvo en la vanguardia de la lucha contra el golpe, se forjó en la lucha por la reforma urbana, en el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo, que consiguió victorias como resultado de ocupaciones urbanas, protestas callejeras y la ocupación de la Avenida Paulista. Es, por tanto, una novedad. Una unidad, sí, pero representada por otro proyecto.
El PSOL es un partido que sigue movilizando ideas de transformación radical de la sociedad. El ayuntamiento de São Paulo no tiene poder para revolucionar el país, ni para acabar con la desigualdad social, pero ante esta constatación hay dos caminos. El primero ya lo conocemos. Un gobierno de orden, que hace lo que puede y llega hasta donde la élite paulista le permite, aunque no sea corrupto y esté bien gestionado. No mejora cualitativamente la vida de la gente, y mucho menos apuesta por la autoorganización y la movilización para imponer cambios estructurales. Esta no es la vocación del PSOL. Para gobernar como los demás, «sólo un poco mejor», no haría falta el PSOL, hay muchos partidos y gestores que podrían hacerlo.
En este sentido, como militantes del PSOL, nos ha dado mucha alegría encontrarnos en este frente electoral con militantes del PT que también ven en Boulos una nueva alternativa, que sienten renovadas sus esperanzas, a pesar de ser un candidato de otro partido. Son muchos los que le han apoyado con entusiasmo como candidato de la izquierda y sienten reavivadas sus esperanzas en un proyecto de organización popular y de gobierno basado en la unidad y la movilización de la izquierda.
Del mismo modo, hay muchos que se dan cuenta de que, especialmente después del golpe de 2016, las victorias electorales y los mandatos no son suficientes para derrotar a la extrema derecha, y por eso construyen honestamente esta unidad con nosotros.
Por eso entendemos el descontento de muchos de estos activistas con la elección del compañero de fórmula de Boulos por parte del PT. Se trataba de una decisión que correspondía exclusivamente al PT, ya que se decidió correctamente que el candidato debía ser de ese partido. Entendemos la decepción con la decisión porque hay numerosos hechos que desacreditan a Marta Suplicy. Aunque debamos reconocer proyectos importantes de su gobierno para los más pobres y los que viven en la periferia, como el Billete Único y los CEU, Marta no ha pasado la prueba de la historia. Ella se embarcó en el impeachment y en Lava Jato. Es muy importante, sin embargo, que ante la consolidación de la alianza de Nunes con Bolsonaro, Marta se haya bajado de ese barco. También sería muy importante que Marta revisara públicamente su posición sobre el golpe y sus decisiones políticas recientes.
Ciertamente, el proyecto del PSOL para la alcaldía de São Paulo no es el mismo que el de Marta. Así como hay sectores del PT que tienen más acuerdos con ella y otros que tienen más acuerdos con Boulos. Los nuevos tiempos también presentarán nuevas síntesis políticas partidarias que se forjarán en la fuerte unidad que estamos construyendo. Muchas diferencias, debates y síntesis tenemos por delante. Sepamos hacerlas de forma respetuosa y constructiva, dentro de los límites de comprender que nuestras diferencias con el PT no son mayores que la necesidad de derrotar al neofascismo.
El PSOL y Guilherme Boulos se han forjado en las duras batallas de la lucha de clases de los últimos 20 años, y no se puede improvisar un liderazgo como el de Boulos. Tener a nuestro mejor representante como alcalde de la mayor capital de América Latina tiene un propósito: apostar por un proyecto de futuro, por una nueva izquierda que vuelva a organizar a las clases populares, que vuelva a movilizar a millones desde una perspectiva anticapitalista. Al PSOL no le serviría gobernar poniendo en peligro este proyecto colectivo y convirtiéndose en un partido más o menos como los demás. Estas elecciones deben ser un instrumento para ampliar un programa antineoliberal, no para debilitarlo. El PSOL debe estar unido en esta misión. Por eso queremos ganar las elecciones y gobernar São Paulo.
CAROL COLTRO
Coordinadora Nacional de Resistencia/PSOL y miembro del Ejecutivo Municipal del PSOL de Säo Pablo.