Con ocasión del Día Internacional de la Juventud que se celebra el 12 de agosto reproducimos el siguiente artículo que trata de la relación entre Salvador Allende y la juventud. Lo hemos tomado de la página web del Mir México
Este 26 de junio se conmemora un año más del nacimiento del revolucionario chileno Salvador Allende. Médico y militante del Partido Socialista de Chile, se convertiría en el primer marxista en llegar al poder por el medio democrático electoral. Sus palabras respecto a la juventud y su papel en la revolución siguen causando eco entre aquellas y aquellos estudiantes universitarios que pretendemos transformar a la sociedad.
Como presidente, Allende se distinguió por una política “conciliadora”, pretendiendo establecer un “Estado Popular” conglomerarando a los diferentes sectores sociales en Chile, tanto pequeño burgueses como proletarios. Es así que bajo el gobierno de Allende se llevan a cabo expropiaciones al sector minero (cobre y el salitre) y otras empresas y monopolios estratégicos para la economía, la nacionalización de la banca, además de plantearse una reforma agraria con la intención de redistribuir las tierras. En general, el gobierno de Allende contará con el apoyo tanto de los sectores populares como de los sectores pequeño burgueses y el ejército.
Ante el ascenso económico, social y político que tenía su gobierno, y ante las contradicciones generadas al interior de la misma UP, Allende tuvo que enfrentar al imperialismo estadounidense y las oligarquías burguesas que no tardaron en bloquear económicamente a Chile intentando por todos los medios, legales e ilegales, derrocar al Gobierno Popular, cometiendo todo tipo de sabotajes económicos y armados.
Es así que desde la derecha chilena, auspiciada por el gobierno estadounidense de Richard Nixon, se orquestó un Golpe de Estado que acabó de raíz con todos los avances que se habían logrados con Allende. El 11 de septiembre de 1973 se cometió uno de los actos más atroces en la historia de Latinoamérica, al dar un golpe de Estado militar contra el gobierno socialista democrático de Salvador Allende, quien murió aquel día defendiendo sus ideales en los ataques al Palacio de la Moneda.
De esta manera, es necesario retomar algunas de las palabras de Allende respecto a la juventud, pronunciadas el 2 de Diciembre de 1972 en la Universidad de Guadalajara, esto como una manera no solo de conmemorar la memoria del compañero presidente, marxista que asumió el gobierno de Chile por la vía democrática, sino también para recordar cuáles son las tareas y aptitudes que deben tomar las y los jóvenes que tienen la oportunidad de asistir a una universidad pública.
Allende entendía el hecho de que, ante las circunstancias de explotación, opresión y despojo que prevalecen en Latinoamérica, ser universitario es un privilegio extraordinario, razón por la cual algunos de estos jóvenes ven a la universidad como una “necesidad para preparar técnicos”, cuya única satisfacción es el título universitario que les da “rango social y arribismo social”, además de supuestos ingresos superiores al de la mayoría de las y los trabajadores, aunque la realidad indique que el salario de quienes egresan de la universidad no es muy diferente al de sus compañeros de clase. “Hay estudiantes que con un criterio estrictamente liberal, hacen de su profesión el medio honesto para ganarse la vida, pero básicamente en función de sus propios intereses”, dicta Allende, haciendo un llamado a las y los médicos, maestros, arquitectos y otros profesionales que no se preocupan por las carencias en la que viven millones de personas en Latinoamérica y en el mundo.
“¿Cuál es el destino de la juventud?”, se pregunta Allende, ante el gran déficit, la falta de trabajo, la alimentación, vivienda y salud precarias. ¿Cómo responder ante el imperialismo impuesto por las potencias capitalistas, comenzando por su cabeza, los Estados Unidos de Norteamérica? ¿Qué hacer si naciones potencialmente ricas en cuanto a producción de materias primas, se ven obligadas a importar artículos manufacturados, exportando mucho más capital del que ingresa, viviendo en la pobreza, y todo esto debido a la imposición del sistema económico donde las potencias capitalistas dictan las reglas del juego en cuanto al mercado y la comercialización de mercancías? Como jóvenes universitarios y universitarias, se debe comenzar por no sentirse superior solo porque se nos dio la oportunidad de ingresar a la universidad, adquirir conciencia social y saber que su responsabilidad está con su clase, el proletariado, y a sus intereses se debe responder. “Si se es arquitecto, es para que se construyan las casas necesarias que el pueblo necesita […] si es médico, levante su voz para reclamar que la medicina llegue a las barricadas populares”. Al final, quién si no las y los trabajadores asalariados son quienes pagan con sus impuestos la educación pública superior, aun cuando la presencia de hijos e hijas de campesinos y obreros alcanza un bajo nivel.
¿Cuál es la responsabilidad y obligación de la juventud? Para Salvador Allende, quien es joven y tiene la oportunidad de asistir a la universidad, su responsabilidad y obligación es “ser un factor dinámico del proceso de cambio […] de la realidad”. Si bien, como dice Allende, “la revolución no pasa por la universidad […] pasa por las grandes masas; […] la hacen, esencialmente, los trabajadores”, eso no significa que las y los universitarios tengan que renunciar a su papel en la revolución. Después de todo “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, diría Allende, y la juventud universitaria debe cumplir con su papel de agitación social, sin dejar de lado su lugar en la universidad, pues “ser agitador universitario y mal estudiante, es fácil; ser dirigente revolucionario y buen estudiante, es más difícil”.
Es así que las y los jóvenes deben contribuir a que se modifiquen las condiciones materiales en las que viven los pueblos explotados y oprimidos en Latinoamérica y el mundo. Y para ello, deben tomar en cuenta que no basta con ir a la universidad, sino que también hay que aprender del pueblo y vincularse con los sectores populares. “He aprendido mucho más de la Universidad de la vida: he aprendido de la madre proletaria en las barriadas marginales; he aprendido del campesino, que sin hablarme, me dijo la explotación más que centenaria de su padre, de su abuelo o de su tatarabuelo; he aprendido del obrero, que en la industria es un número o era un número y que nada significaba como ser humano, y he aprendido de las densas multitudes que han tenido paciencia para esperar”, sentencia Allende.
No queda más que recordar y poner en práctica las palabras de Salvador Allende. La juventud universitaria no debe escapar a las responsabilidades y obligaciones que tiene con la sociedad y su transformación: luchar contra la injusticia y desigualdad que existe en el mundo capitalista y contribuir a la construcción del Estado socialista que permita a los sectores populares tomar el poder político. Son tareas que necesariamente hay que cumplir para que se abran las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.