Escritor, crítico cultural, literario y cinematográfico, activista marxista primero, libertario y pacifista después; e estudió en la Phillips Exeter Academy y en la Universidad de Yale. Después de empezar como becario en Macy’s, se incorporó rápidamente al Time donde su antiguo compañero de Yale Henry Luce le ofrece un puesto.
A partir de 1929, Macdonald es redactor en jefe adjunto de Fortune. Como numerosos periodistas de Fortune, las opiniones políticas de Macdonald se radicalizan con la Gran Depresión. Abandona Fortune en 1936 por desavenencias editoriales. Estuvo muy ligado con la figura de Victor Serge al que ayudó al igual que a los surrealistas para que pudieran exiliarse de la Francia ocupada por los nazis, así como también de escritores como Hannah Arendt, Albert Camus, George Orwell, Nicola Chiaromonte, Mary McCarthy o Norman Mailer. Aunque muy poco conocido por aquí, está considerado fue uno de los intelectuales norteamericanos más importantes del siglo XX.
A mediados de los años treinta participa en el Socialist Worker en la segunda mitad de los años treinta en un tiempo en el que este grupo gozaba de una significada influencia en el partido socialista de Norman Thomas y tuvo un papel capital en la creación de la última internacional, también escribe en The Partisan Review que animó en los EEUU los apoyos al «Manifiesto por un arte revolucionario e Independiente» que unía a surrealistas, los comunistas democráticos llamados por Stalin «trotskistas», libertarios, muralistas e incluso psiquiatras.
La revista que reunía a la izquierda marxista y libertaria de la acabó en los tentáculos del congreso por la Libertad de la Cultura, una historia que Macdonald vive intensamente en un debate prolongado con el propio Trotsky en cuya defensa contra el estalinismo había militado con pasión….
En 1944 Dwight fundó la revista “Polítics”, adoptando posturas cercanas al anarquismo y el pacifismo. En la década de 1950 alcanza notoriedad como crítico literario para The New Yorker y The New York Review of Books, y como crítico de cine en la NBC, su influencia es muy amplia, es admirado por autores como Alexander Mackendrick (El quinteto de la muerte, Viento en las velas).
Sin dejar nunca de lado su denuncia del estalinismo, vivirá una nueva fase de radicalización apoyando las protestas estudiantiles y por los derechos civiles en los años sesenta, participando en coloquios, conferencias y movilizaciones contra la guerra de Vietnam como la marcha al Pentágono de 1967, anteriormente fue invitado a la Casa Blanca donde comenzó a repartir octavillas contra la guerra del Vietnam por lo que otro invitado (Charlton Heston) le quiso golpear a pesar de su edad. Macdonald no dejó indiferente a nadie, Su manera de actuar le supusieron ganarse muchos detractores. «No tienes nada que decir, solo que anunciar» le dijo Gore Vidal. Leon Trotsky opinó: «Todo hombre tiene derecho a ser idiota pero el camarada Macdonald abusa de este privilegio.» Paul Goodman dijo, «Dwight piensa con su máquina de escribir.»
“La raíz es el hombre” es el primer libro de Macdonald que se publica en España, aunque en Argentina ya se tradujo “El cine soviético: una historia y una elegía” (Sur, 1956), obra muy citada entre los especialistas. Otras obras suyas fueron Against The American Grain: Essays on the Effects of Mass Culture (1962; reed. 2011), Politics Past (1970) [antes publicado como Memoirs of a Revolutionist: Essays in Political Criticism (1960)], y Discriminations: Essays and Afterthoughts 1938-1974 (1974)
Macdonald tuvo sus trifulcas con Trotsky que no era precisamente muy diplomático. Su evolución es bastante paralela a la de Victor Serge al que ayudó al igual que a los surrealistas para que pudieran exiliarse de la Francia ocupada por los nazis.
Fue uno de los nombres de la influyente The Partisan Review, que animó en los EEUU los apoyos al «Manifiesto por un arte revolucionario e Independiente» que unía a surrealistas, los comunistas democráticos llamados por Stalin «trotskistas», libertarios, muralistas e incluso psiquiatras. Muy influyente en los treinta-cuarenta la revista acabó en los tentáculos del congreso por la Libertad de la Cultura…
Considerado como adicto por el presidente Johnson, Macdonald fue invitado a la Casa Balnca donde comenzó a repartir octavillas contra la guerra del Vietam por lo que otro invitado (Charlton Heston) le quiso golpear a pesar de su edad…su vida y su obra es muy conocida en estos andurriales.
Su extensa necrológica sobre Trotsky está incluida en mi recopilación “El asesinato de Trotsky: antes y después” ((E. Hacer/Fundació Andreu Nin, Barcelona, 1990)