Chile y Argelia: una historia de mutua solidaridad que resistió el paso del tiempo (parte 2)
Relaciones Chile-Argelia, de la independencia a los gobiernos de Allende y Boumediéne
Las relaciones entre Chile y Argelia se desarrollaron desde el comienzo de la insurrección argelina a partir de una vinculación entre los movimientos sociales y sociedad civil chilena y el Frente de Liberación Nacional Argelino, a través de contactos y acciones que fueron constituyendo y tomando progresivamente la forma de una diplomacia de los pueblos.
A partir de la formalización del reconocimiento del Estado independiente argelino por parte del gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964), se inicia una nueva etapa en las relaciones chileno-argelinas. Pocos meses después del establecimiento de relaciones diplomáticas se instala la embajada de Chile en Argel, la que sería concurrente ante Túnez y Marruecos. En efecto, a pesar que Chile había establecido en 1961, relaciones diplomáticas con Marruecos, el gobierno priorizó las relaciones con Argelia porque por su peso político e influencia en la región era el más relevante de todos los países del Magreb.
Un nuevo marco en las relaciones chilenos argelinas
El establecimiento y desarrollo de las relaciones entre los pueblos y gobiernos de Chile y Argelia, se debe entender en el contexto mundial de la Guerra fría y del proceso de descolonización “tricontinental”. La relación chileno-argelina, en el marco de los importantes procesos de cambios en el orden internacional en el período, estuvo marcada por una concordancia de coincidencias y posiciones comunes en política internacional y de las relaciones exteriores a partir de una común pertenencia a los países en desarrollo y al tercer mundo ([i]) .
El inicio de las relaciones entre Chile y Argelia estuvo influenciado por la valoración que sectores del gobierno y políticos chilenos de la época, tenían respecto de la importancia del proceso de la descolonización y del impacto que ello tenía en el orden mundial. Eugenia Palieraki ([ii]), historiadora, que ha investigado de modo particular las relaciones entre los pueblos y los Estados de Chile y Argelia, señala específicamente: “En el proceso de establecimiento de relaciones diplomáticas entre Chile y Argelia en 1963, las movilizaciones sociales y políticas juegan un papel secundario. En el gobierno del conservador de Jorge Alessandri estas relaciones se crean porque su ministro de relaciones exteriores, Carlos Martínez Sotomayor (integrante del Partido Radical) tenía una visión poco ortodoxa y clásica de las relaciones exteriores. Martínez Sotomayor consideraba que la descolonización era uno de los procesos más importantes del período y deseando desarrollar una política internacional que no fuera sólo pro-Estado Unidos, sino que abriera Chile a otras regiones del mundo y se decidió abrir la embajada en Argelia, que era un país cuyo proceso de descolonización y la guerra de Argelia, fue emblemática y lo sigue siendo hasta el día de hoy”. ([iii])
El surgimiento de nuevos Estados y la independencia de territorios que estaban bajo protectorado, producto de la descolonización y la constitución de un nuevo modelo de relaciones, y en particular, el reconocimiento de Chile a Argelia y el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, marcó el desarrollo de la política internacional chilena particularmente, en el perodo 1962 a 1973. La profesora Palieraki, lo plantea en los siguientes términos, para del gobierno de Alessandri y sobre todo en el gobierno de Frei (1964-1970), donde se expresará de un modo más claro, establecer relaciones y abrir embajadas en los nuevos países surgidos del proceso de descolonización permite a Chile acercarse a un fenómeno que para éste es claro que va a cambiar totalmente el escenario internacional, perfilando así, la posibilidad de ejercer una política internacional diferente. Esto es especialmente importante para países como Chile, el cual tenía una cierta práctica, tradición y experiencia diplomática de lo que era el escenario internacional, pero como aquella experiencia había pasado fundamentalmente por sus relaciones con Estados Unidos y con Europa Occidental, las descolonizaciones “son como un terremoto”. Es una revolución respecto de la manera como se percibía en la manera en que percibían hasta entonces el escenario internacional ([iv]).
El establecimiento de relaciones y la instalación de embajadas, no sólo permitía acercarse a los procesos de cambio en el escenario internacional, para el Estado chileno, significó también, conocer nuevos Estados, territorios, nuevas realidades, las que eran hasta fecha desconocidas o ignoradas por el estado chileno (pero conocidas desde la sociedad civil) en el escenario de las relaciones internacionales. Incluso las nuevas embajadas van a permitir conocer la realidad social, económica, cultural y política de los estados con los cuales se establecieron relaciones, si no que a partir de ellos conocer y establecer vínculos con otros estados emergentes que permitieron posteriormente establecer nuevas relaciones inter estatales y diplomáticas.
Sobre este aspecto, la investigación desarrollada por la historiadora Palieraki, le permite plantear que: “una de las principales tareas de los primeros embajadores chilenos en Argelia es escribir informes detallados sobre la política de Argelia, sobre los partidos políticos y los acontecimientos argelinos. Es un período para Argelia de grandes cambios políticos no sólo por la independencia, sino por la presidencia de Ben Bella, luego el golpe de estado de Boumediene, o sea, es un período muy movido para Argelia. Pero también es desde Argelia el punto de partida para viajar a otros países del África que les permitió tomar conocimiento sobre el continente africano, sobre otras realidades y de descolonizaciones en marcha y sobre sus líderes políticos. Todo ello para un Estado tan alejado geográficamente como el chileno es inédito” ([v]).
Adicional a lo anterior, para un gobierno de corte conservador como el de Alessandri y en un contexto de Guerra fría, la apertura de la embajada de Chile en Argel, permitía también seguir de cerca la presencia e influencia en el África subsahariana de países como Cuba y Brasil[vi].
La centralidad del Tercer Mundo en la visión argelina
La diplomacia argelina fue precursora y reconocida mundialmente antes de lograr constituir el Estado independiente de Argelia. Las delegaciones del Frente de Liberación Nacional (FLN) y del Gobierno Provisional Argelino (GPRA) fueron muy importantes para conseguir apoyo internacional para la guerra de independencia argelina ([vii]). Obtenida su independencia, el gobierno argelino estructuró su política internacional y de relaciones exteriores basada en la defensa del principio de la libre autodeterminación de los pueblos, del anticolonialismo y el no alineamiento con el objetivo de edificar un nuevo orden internacional.
Estos contenidos tienen tal fuerza e identidad, que su propia concepción de la lucha anticolonialista y de autodeterminación de los pueblos, quedó reflejada en el espíritu y los contenidos de la histórica Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de la ONU, sobre la Declaración de la Concesión de la Independencia a los países y pueblos coloniales del 14 de diciembre 1960 ([viii]).
Los ejes que conformaron la política internacional y las relaciones exteriores de Argelia en tanto Estado independiente, pueden resumirse en su concepción de la soberanía económica y la necesaria reapropiación para el país de los recursos estratégicos naturales y en el impulso de la cooperación sur/sur, para edificar modelos de desarrollo independientes y un nuevo orden económico mundial más justo. Esta política presupone, además, los planteamientos sobre la no injerencia imperialista, colonialista y neocolonialista; la no injerencia en los asuntos internos de los Estados; la solución pacífica de los conflictos y la pertenencia a una comunidad de pueblos y países del Tercer Mundo.
Durante el período de la guerra fría, los Estados que se constituyeron o independizaron a partir del proceso de descolonización, se comienzan a identificar con el tercer mundo como parte de una misma comunidad política imaginaria. Incluso en este período, se plantea la idea de que los países que forman al tercer mundo serían los motores de la revolución en la posguerra ([ix]). Los procesos de cambio ya no vendrían necesariamente de los países capitalistas del norte desarrollado, ni de los países del campo socialista del este, esto es, la revolución ya no va a venir desde de los países denominados desarrollados, sino que de los países periféricos en desarrollo. Desde América Latina y el Caribe la revolución cubana con Fidel Castro, jugó un rol estratégico en la difusión y operatividad de la solidaridad internacionalista y revolucionaria con las luchas de descolonización y liberación de los pueblos al realizar en enero de 1966, la “Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina” conocida como la Tricontinental.
Pueblos unidos para la soberanía económica.
Al asumir como presidente de Chile en 1970, Salvador Allende buscó desarrollar como política de Estado, los lazos previamente construidos con Argelia en torno a los grandes diseños compartidos.
Lo primero que hizo fue designar a un embajador de su confianza, nombrando a Eduardo Salum como embajador de Chile ante Argelia. Salum no era un diplomático de carrera, sino un intelectual con quién Allende compartía principios y posiciones políticas claras y definidas. Salum, socialista de origen chileno-sirio, era un activo militante anticolonialista, hermano del diputado Marco Antonio Salum, presidente en la década de los 50 del comité chileno pro-autodeterminación de Argelia.
Salvador Allende fue el primer presidente de Chile que visitó Argelia, (y hasta ahora el único). Recibido en el aeropuerto de Argel por el propio presidente Boumediéne, Este desarrolló con su anfitrión argelino un intenso diálogo y agenda. Su presencia en Argel coincidió con el regreso a Chile del célebre poeta Pablo Neruda luego de recibir el premio nobel de literatura. Allende desde Argelia le envió un caluroso mensaje en homenaje por su contribución a la cultura universal.
En su política internacional y en la dimensión bilateral, compartió una visión estratégica con el gobierno del presidente Houari Boumediéne sobre la nacionalización de los recursos naturales estratégicos para asegurar el desarrollo y la soberanía económica, como fueron la nacionalización del Cobre para Chile y la de los hidrocarburos para Argelia. Más allá de la distancia geográfica que los separa, Chile y Argelia se proyectaron como países representativos del Tercer Mundo en lucha por su liberación, definiendo su propia vía socialista fundada en una efectiva autodeterminación y en la independencia económica, social y cultural.
La vía chilena al socialismo según la concepción de Allende “con sabor a vino tinto y empanadas”, encontraba así un correlato e identificación con la revolución argelina de Boumediéne que señalaba que: “Nuestro socialismo está inspirado en la filosofía del tercer mundo” ([x]).
En el gobierno de la Unidad Popular la revolución argelina tuvo una importante difusión en los medios de comunicación estatales chilenos([xi]). Importantes delegaciones del gobierno argelino visitaron nuestro país y tuvieron una destacada participación en los trabajos preparatorios y en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, (3ra UNCTAD, abril-mayo de 1972).
En el Encuentro internacional del Consejo Mundial Por la Paz, realizado en octubre de 1972 en Santiago y presidido por la destacada líder anticolonialista chilena Olga Poblete, una delegación del FLN argelino participó junto a representantes de otros movimientos de liberación anticolonialistas y organizaciones políticas y sociales del tercer mundo, en el encuentro internacional, que dada su relevancia, fue clausurado por el presidente Salvador Allende ([xii]).
En Argel, la representación diplomática chilena, dirigida por el embajador Salum era un foco dinámico y activo, en coherencia con las definiciones e importantes convergencias de los gobiernos de Argelia y Chile, en solidaridad con las luchas anticolonialistas y de liberación y en particular con la causa palestina y vietnamita, así como la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y la descolonización de los países lusofonos del África[xiii]. En consecuencia, Argelia jugó un rol central en la evolución de política exterior del Chile de Allende en su acercamiento y relación con África, lo que le permitió afianzar relaciones con los movimientos anticolonialistas y de liberación africanos y con sus principales líderes ([xiv]).
Argelia y Chile en el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL)
En septiembre de 1971, el presidente Salvador Allende, integró a Chile al Movimiento de Países No Alineados (MNOAL). Para el gobierno de la Unidad Popular, el MNOAL encarnaba los principios de la solidaridad con las luchas de liberación de los pueblos ante el colonialismo y la dominación imperialista y proporcionaba un marco para promoción de la cooperación entre los pueblos del sur, desde su pluralidad ideológica. Para Allende, aquellos principios con los cuales se identificaba plenamente, hicieron necesaria la integración de Chile en la comunidad de los No Alineados.
El presidente Allende anunció la pertenencia de Chile al MNOAL ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972. Una vez integrado al MNOAL, el gobierno chileno participó activamente en las reuniones de Georgetown, Guyana, y luego en la Conferencia de Argel, celebrada en septiembre de 1973. A esta última e importante Cumbre, el presidente Allende se proponía asistir, lamentablemente, la compleja coyuntura nacional se lo impidió, enviando a su ministro de relaciones exteriores Clodomiro Almeyda, para representarlo personalmente en la Cumbre.
En el discurso pronunciado por el canciller Clodomiro Almeyda, el día 9 de septiembre de 1973, en la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno del MNOAL celebrada en Argel y presidida por el Presidente Boumediéne – expresó la posición de Chile respecto de los principios que inspiran al MNOAL y sus objetivos para edificar de un nuevo orden económico mundial. En su intervención, señaló expresamente:
“Compartimos la convicción de que el papel principal del movimiento de países no alineados es aportar toda su influencia para la conservación de la paz y la seguridad mundial es dentro de los principios de las Naciones Unidas. Para ello el movimiento de los no alineados enfatiza la necesidad de luchar por la distensión mundial combatiendo las causas últimas que mantienen la pobreza en el mundo y que conducen a la inseguridad ya la guerra causas que se anidan en la naturaleza irracional e injusta de la estructura económica internacional y de la buena parte todavía de los ordenamientos sociales y políticos de las sociedades nacionales».
En su intervención el representante personal de Allende definió al MNOAL como parte de “una poderosa corriente de Estados, pueblos y movimientos de liberación que se reúnen a través de los principios del no alineamiento y que junto a los Estados socialistas y a la clase obrera internacional constituyen las fuerzas promotoras del Progreso y de la paz en nuestro planeta.”
“Una de las tareas principales de los países del tercer mundo articulados en el Movimiento de Países No alineados es luchar por el “acceso de los pueblos al desarrollo obstruido por una injusta estructura económica internacional que favorece a los países capitalistas avanzados y que perjudica a la gran mayoría de la población de la Tierra. Luchar en contra de injusto orden internacional es luchar contra el imperialismo que lo sostiene y que se beneficia de él.”
“El imperialismo continúa siendo el principal obstáculo de los pueblos al desarrollo para afianzar su independencia expandir sus economías y emancipar a sus pueblos” ([xv]).
Esa misma noche Almeyda regresaría desde Argel en el África del Norte hacia América del Sur, aterrizando en Santiago en la madrugada del mismo día del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Pocas horas después, el presidente Salvador Allende, quien resistía en el palacio presidencial de la Moneda, sería rodeado y atacado por tanques y bombardeado por la Fuerza Aérea. Rechazando rendirse ante los golpistas, moriría digna y heroicamente defendiendo la soberanía popular y el gobierno del pueblo.
Almeyda sería tomado prisionero y trasladado a un campo de concentración. Luego del sangriento episodio, Argelia no reconocería al nuevo gobierno dictatorial y rompería toda relación diplomática. Se iniciaría así una nueva e inédita etapa, sin precedentes, en la relación entre Chile y Argelia. Un nuevo momento histórico marcado por la solidaridad del pueblo argelino con la resistencia democrática del pueblo chileno, capítulo que será abordado en la tercera parte de este artículo.
Notas
([i]) La concepción y noción tercer mundista en el Chile de la década de los 60 era compartida por las izquierdas, movimientos populares y fuerzas de inspiración social cristiana y desarrollistas como se puede apreciar con la intervención del Jefe de la bancada de senadores del partido Demócrata Cristiano, José Foncea, en nombre del principal partido del gobierno de Eduardo Frei en homenaje a la República Árabe Unida : “En el plano internacional, Nasser, junto a Nehru y Tito, encabeza lo que se ha dado en llamar Tercer Frente, destinado a aglutinar a los países no comprometidos con ninguna forma de imperialismo, en apoyo de la paz, en abierta lucha contra el colonialismo y en defensa de la autodeterminación”. Senado de Chile, Sesión 27, del 27 de julio de 1965.
([ii]) Palieraki, Eugenia (2020) Chile, Algeria, and the Third World in the 1960s and 1970s. Revolucion Etangled. En: Tomas C Field Jr, Stella Krepp, Vani Pettina (2020) Latin America and the Global Cold War. The University Of North Carolina Press. Estados Unidos.
([iii]) En: entrevista dada por Eugenia Palieraki a Esteban Silva en el marco de la investigación “Chile y Argelia: una historia de mutua solidaridad que resistió el paso del tiempo”, 14 de octubre de 2020.
([iv]) IBID.
([v])IBID.
[vi] IBID
([vii]) Grimand Nicole (1994). La Politique extérieure de L’Algérie. Rahma, Alger. Pg. 144
([viii]) https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/Independence.aspx
([ix]) Op. Cit.
([x]) Francos Ania y Séreni J.(2017). Un Algérien nommé Boumediéne. Éditions ASSNNI, Algeria. p293
([xi]) La Empresa Editora Nacional del Estado “Quimantú” editó y difundió a nivel nacional un completo reportaje especial sobre Argelia, “La Independencia de Argelia” (1972) número especial de la Revista “Hechos Mundiales”, N°51, 64 páginas.
([xii]) Al respecto resulta muy ilustrativo y edificante el relato del periodista Mario Dujisin que me fue transmitido por su colega Lidia Baltra: “Como funcionario de La Moneda y con el apoyo decisivo de Juan Ibáñez, que abrió esa puerta, tuve la oportunidad de presentar a Allende a Marcelino dos Santos (Mozambique), Vasco Cabral (Guinea-Bissau/Cabo Verde) y aManuel Soares de Silva (Angola), que viajaron a Santiago en 1972, para el Congreso Mundial de la Paz. Antes de eso, en agosto de 1971, visité Argelia, donde conocí al embajador Eduardo Salum, y le presenté al dueño de la casa donde estaba hospedado, el Dr. Gentil Traça, posteriormente ministro de salud de Angola, y a Manuel Soares da Silva (representante del MPLA en Argel). Eduardo se hizo muy amigo de ellos dos y a partir de entonces, decidimos, él y yo, hacer “lobby” por las luchas de liberación de las entonces colonias portuguesas”… “En fin, siguiendo con esa historia, te cuento que, a partir de entonces, Allende quiso siempre estar informado sobre los acontecimientos en los luso-africanos”.
[xiii] Países bajo la dominación colonialista de Portugal: Angola, Mozambique, Cabo Verde, Guinea Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Cabo Verde y Timor Oriental.
([xiv]) En el imaginario de los revolucionarios africanos Argelia juega un rol comparable al ocupado por Cuba en el imaginario de los insurgentes y revolucionarios latinoamericanos: la revolución Argelina es la referencia histórica, la fuente de esperanza, el archivo de las informaciones de los revolucionarios contemporáneos del África negra o subsahariana. (La traducción es nuestra). Ziegler Jean (1983) Contre L’ordre du monde. Les rebelles. Editions du Seuil. Paris. pg. 591
([xv]) Intervención del canciller de Chile Clodomiro Almeyda Medina, en la 4 Cumbre del Movimiento de Países de los No Alineados en el Palacio realizado en la ciudad de Argel, Argelia el día 9 de septiembre de 1973. Transcrito de la grabación fílmica del archivo de la radio difusión-televisión argelina (RTA).
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