Codigorojo. 14 abril 2025.

La candidata del correísmo a la Presidencia de Ecuador, Luisa González, no aceptó los resultados que le dan la derrota frente al presidente Daniel Noboa en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, y aseguró que “Ecuador está viviendo una dictadura y el fraude más grotesco de su historia”.
En su primera declaración tras conocerse los resultados, que le dan un 44,08% de los votos válidos frente al 55,92% de Noboa con el 89,59% de las actas electorales, González anticipó que pedirán que se abran nuevamente las urnas y se vuelvan a contar las papeletas.
“Denuncio ante mi pueblo, los medios y el mundo, que Ecuador está viviendo una dictadura y estamos viviendo el fraude electoral más grotesco de la historia de la República del Ecuador”, dijo González .
Boric apoya a Noboa.
Por su parte el presidente Gabriel Boric felicitó este lunes a Daniel Noboa por su reelección en las presidenciales en Ecuador, en las que se impuso a la candidata correísta Luisa González por cerca de un millón de votos.
“Desde Chile saludamos al pueblo ecuatoriano por su participación democrática el día de ayer. Felicito al Presidente electo Daniel Noboa por este nuevo periodo que comienza, y reconocemos también a quienes, como Luisa González, han contribuido a fortalecer el debate democrático con visión y coraje”, publicó Boric en redes sociales.
Reacciones en la Región.
Argentina, Perú, Paraguay, Costa Rica, Guatemala y figuras políticas como Iván Duque y Edmundo González saludaron la victoria del presidente ecuatoriano. Daniel Noboa triunfó en las urnas y tuvo una respuesta casi inmediata de varios líderes políticos.
“Felicitaciones a Daniel Noboa, quien será un gran líder para el maravilloso pueblo ecuatoriano. ¡No los defraudará!”, escribió este lunes el presidente estadounidense Donald Trump, en su red Truth Social.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, evitó este lunes pronunciarse sobre el triunfo en la segunda vuelta electoral que reeligió al mandatario, Daniel Noboa, en Ecuador y dijo que esperará al conteo final para dar alguna opinión.

Organismos internacionales han alertado sobre el carácter fraudulento del proceso. La Organización Internacional Antifascista ha calificado lo ocurrido como «un golpe a la democracia», señalando el uso de métodos propios de las peores dictaduras. Mientras tanto, la rápida felicitación de Estados Unidos y la OEA a Noboa evidencia el respaldo internacional a este proyecto neoliberal.
Noboa
Daniel Noboa ganó las elecciones hace dos años por descarte. Hijo del hombre más rico del país –el magnate Álvaro Noboa–, el joven diputado no figuraba entre los principales aspirantes a la presidencia. Fue un hecho trágico, el asesinato del periodista y candidato presidencial Fernando Villavicencio, a manos presumiblemente del narcotráfico, lo que distorsionó una campaña electoral marcada por la violencia. Contra todo pronóstico, Noboa se coló en la segunda vuelta y, con el apoyo de todo el arco conservador y la gran patronal, derrotó a Luisa González y alcanzó la presidencia para completar el mandato de otro dirigente derechista, Guillermo Lasso, quien renunció antes de tiempo acosado por graves denuncias de corrupción. En este año y medio, Noboa ha sido incapaz de frenar la violencia que atenaza al país desde que los cárteles mexicanos y colombianos aterrizaron en Ecuador por su privilegiada ubicación geográfica y la falta de control de los gobiernos neoliberales poscorreístas (Lenín Moreno y Lasso) sobre el blanqueo de capitales.
Tras la reelección de Noboa se abre un horizonte de incertidumbre en Ecuador. El correísmo y el movimiento indígena suman un escaño más que el oficialismo en el Congreso. Pero Noboa ha dado muestras ya de su falta de respeto hacia la institucionalidad del poder legislativo. La impunidad de la familia presidencial y el régimen de represión impuesto por el mandatario son señales inequívocas de que el país se encamina hacia una suerte de autocracia similar a la de El Salvador, donde Bukele ha pisoteado los derechos humanos de miles de ciudadanos amparándose en la lucha contra el narcotráfico. En ese tránsito antidemocrático, El Salvador y Ecuador han logrado instalar la trampa de la seguridad a cualquier coste y se configuran como los dos principales polos autocráticos en América Latina.