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Perú – PROPUESTAS DE POLÍTICA POPULAR

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Escribe: Milciades Ruiz, Perú

¿Qué hacer cuando una entidad, edificio, programa y, cualquier edificación, funciona mal? La respuesta es obvia, según la dimensión de las fallas. Reorganizar será lo mínimo y reconstruir desde los cimientos lo máximo. Pero, ¿Por qué se omite estas respuestas respecto a lo mal que funcionan los organismos y poderes públicos?

Marcha

Se sabe que la organización gubernamental en todo el país es un desastre, pero no se pide la reparación de cada órgano malogrado sino, solo el cambio de los manejadores, como si cambiando al piloto se arreglaría el avión averiado. En sentido figurado, el Perú es una nave en la que sus habitantes, corren el riesgo de una mala conducción y de las malas condiciones de la nave.

Por más pericia que tengan los conductores, de poco sirve si la nave es de lo peor. Y si, ambos factores fallan, nuestra suerte será desgraciada. Con la conquista del Tahuantinsuyo, se reorganizó el régimen social imperante. Se implantaron las encomiendas para la dominación de la sociedad andina, pasándose luego a la organización virreinal de los corregimientos, cuyos abusos generaron rebeldía nativa que, desbordó con la gesta de Túpac Amaru II.

Se tuvo que reorganizar los corregimientos y se implantaron las intendencias, que tenían bajo su jurisdicción a las sub delegaciones o partidos (ex repartimientos). Las siete intendencias se dividieron en 55 partidos, con sus respectivas doctrinas o parroquias. La extensión territorial de cada intendencia era por acaparamiento, a diferencia de la organización ecológica andina.

Los colonialistas fundadores de la república, mantuvieron el mismo esquema de gobierno, bajo el nombre de “Departamentos” y, de provincias a las subdelegaciones, bajo el mando de Prefectos y sub prefectos. Hemos llegado a 24 departamentos por acaparamiento político de los descendientes colonialistas, cometiendo aberraciones ecológicas. Estos tienen mapas incoherentes.

Las familias andinas que habitan en torno al río Santa, por ejemplo, pertenecen a departamentos distintos, según la orilla en la que nazcan o, habiten. Para hacer sus gestiones ante las autoridades unos tienen que ir a Trujillo en la costa, mientras las de la otra orilla, tienen que viajar a Huaraz en la serranía. Lo mismo sucede con otros valles que limitan con varios departamentos.

Actualmente, a esos departamentos se les llama falsamente regiones que, no lo son. El colmo de la aberración es que, en el departamento de Lima tenemos tres regiones: Región Callao, Región Lima Provincias y, región Lima metropolitana. Se hizo esto por demagogia política en nombre de una descentralización que no existe. Los gobiernos regionales no son autónomos y funcionan como sucursales del centralismo. ¿Por qué no arreglar esta institucionalidad defectuosa?

Esta descentralización es un engaño y no funciona como tal. Otro tanto podemos decir de las municipalidades provinciales y distritales que tampoco tienen autonomía real. Pero en general, el esquema de gobierno republicano es ya obsoleto. Han pasado más de dos siglos y siguen funcionando las prefecturas departamentales y sub prefecturas como botín político, aunque no se necesiten estas dependencias. El costo de esto, es muy alto y, le quita presupuesto a desarrollo nacional.

Y así, hay muchos organismos que ya no tienen razón de ser. Ya no corresponde al momento histórico que estamos viviendo. Pero ningún partido incluye en su plataforma el reordenamiento territorial de gobierno, para una democracia coherente. ¿Será que no es necesario arreglar lo que anda mal? ¿Es que todo funciona bien?

Todos nos quejamos de lo mal que funciona el estado o aparato administrativo de gobierno, en todo nivel, en todos los ámbitos, con mucha corrupción y son botín político, gobierno tras gobierno. Pero nadie plantea reorganizar el estado para que funcione correctamente desde el nivel distrital hasta el nivel nacional en los diversos ministerios.

Pero el aparato administrativo responde al gobierno que le da las órdenes, en cada alternancia de mandatos. Entonces, corresponde plantear la reorganización de la forma de gobierno del país, en cada nivel y ámbito. Pero tampoco se cuestiona esto. Estamos en una nave sin rumbo. Nadie sabe hacia dónde nos dirigimos, porque no tenemos un proyecto nacional de desarrollo. Vamos a la deriva sin horizonte que nos sirva de guía para construir nuestro destino.

Y así, podríamos mencionar las innumerables piezas de gobierno que están en estado calamitoso. Pero es necesario precisar que, no es lo mismo cambiar una pieza o vestimenta que parchar lo que tenemos. Si las fallas son de origen, aunque le pongamos parches, seguirá funcionando mal. No se cuestiona el régimen electoral ni se plantea su renovación con miras a lograr una democracia verdadera. La que tenemos es una seudo democracia que es segregacionista y no es representativa de las mayorías nacionales.

Nuestra tradición comunitaria andina aún conserva la democracia directa interna, pero esta, se la niega en la legalidad pública para la toma de decisiones locales. La población nativa está obligada bajo pena de multa, a someterse a las reglas antidemocráticas que, dan exclusividad a los partidos políticos venidos de afuera de la localidad. ¿Por qué no dejar que se autogobiernen siguiendo sus tradiciones orgánicas? ¿Por qué no darles la opción de otras formas de organicidad política?

El presidente de la república puede ser culpable de atrocidades contra el pueblo, pero al término de su mandato tiene sueldo vitalicio. Puede indultar a su antojo a presos interfiriendo las decisiones judiciales y goza de privilegios monárquicos. ¿Por qué no eliminar los privilegios y facultades negativas? El Congreso se da a sí mismo sueldos, bonificaciones, regalías y otras facultades, siendo juez y parte. Nombra los miembros de otros poderes del estado supuestamente autónomos. ¿Por qué no postular la eliminación de tanta arbitrariedad optando por otro sistema neutral que evite los abusos de poder?

Son pues, muchas las defecciones de nuestra institucionalidad política que requieren ser reorganizadas y otras que precisan ser reedificadas desde sus cimientos. Ustedes tendrán también, su lista de enmendaduras estructurales para que la maquinaria nacional funcione idealmente. Del debate de cada caso podrán surgir propuestas que enriquecerán nuestra propuesta política. El pueblo estará agradecido.

Febrero 25/2025

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