Por Gustavo Espinoza M.
En política suele decirse que solo, es peor que mal acompañado. Y es verdad. Quedarse solo en un escenario concreto, es perder cualquier posibilidad operativa. Y, en el caso de un gobierno, es virtualmente la antesala de su caída.
Hace unos días, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos dio cuenta de sus primeras conclusiones referidas al Perú, y registró el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades, un conjunto de acciones represivas injustificadas; numerosas detenciones ilegales; a más de decenas de ejecuciones extrajudicialmente y centenares de heridos. Por todo ello, conminó al Estado Peruano a presentar los descargos pertinentes, y le brindó un plazo de 60 días para ese efecto.
Por si todo eso fuera poco, el Sub Secretario de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, Brian Nichols -“rectificación” incluida- expresó la voluntad de su gobierno para adelanto de elecciones en el Perú y cese en sus funciones de Dina Boluarte y los Congresistas, que hoy cuentan con un 93% de rechazo ciudadano. Vigilando el tema, el Presidente Biden “sigue atentamente lo que ocurre”. Así lo aseveró el Diplomático USA. ¿Retirará Dina al embajador peruano en Washingtom?
El golpe resultó tan categórico que un afiebrado defensor “de lo que ya existe” -es decir el gobierno actual y su Congreso- no tuvo más alternativa que admitirlo, y refugiarse en una frase latina: “Roma locuta, causa finita”. En otras palabras, en el tema de la “gobernancia” en el Perú, la Casa Blanca es la que tiene la última palabra. Lo que diga, es lo que vale. Y eso, los primeros en admitirlo, son los cipayos de siempre.
Unida a eso, la Unión Europea inquiere sobre Derechos Humanos y España nos “corta” la venta de armas #no letales”. Así, se cierra el circulo, con Dina adentro. Y en verdad, lo que “peligra” es la renovación de los Contratos-Ley que vencen este año. La ilegalidad del gobierno peruano, no garantiza nada.
El extremo del aislamiento al que ha llegado la administración de Lima, tiene dos razones enlazadas. La presencia de un régimen irrito, desconocido y repudiado por el pueblo; y, la ejecución de acciones extremadamente torpes, que han conducido al país al más extremo aislamiento. En esa materia, Torre Tagle se lleva el premio mayor.
Ana Cecilia Gervasi (Herr Nazi, le dicen en redes a la Canciller peruana) ha mostrado singular maestría en el arte de pelearse con todos. En la región, la cosa fue con Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, México y hasta Honduras. En unos casos retiró embajadores y descendió el nivel de los vínculos diplomáticos casi a cero.
En otros, simplemente atacó e injurió a mandatarios de países amigos alentando a sus áulicos para que el Congreso los declare “Personas No Gratas”. Ante el Señor del Norte, sin embargo, ha enmudecido. Después de todo, pudría ser su salvavidas.
Como era previsible, todo eso ha derivado en un aislamiento que preludia un ominoso fin, pero que podría aligerarse si es que USA le brinda protección y amparo a la precaria titular de la devaluada Casa de Pizarro, para librarla de la prisión que le corresponda luego del juicio por las casi 70 víctimas registradas entre diciembre y febrero. ¿Joe Bien obrará en esa línea, o se arriesgará a que el Congreso Peruano lo declare “Persona No Grata” por inmiscuirse en asuntos internos de nuestro país, mismo Petro?.
Hace unos días, se reinició en Lima y otras ciudades, país la movilización ciudadana que insiste en su Programa de Lucha. El primero, plantea la renuncia de Dina; y el segundo, el cierre del Congreso.
Pero a diferencia de la tierra de Morelos, donde los manifestantes pueden reunirse en el Zócalo de la Capital Federal –es decir la Plaza Principal de México- aquí los apalean en todas partes y no les permiten congregarse en la Plaza de Armas o San Martin, ni en Parque Universitario, avenida Abancay, Plaza Dos de Mayo, ni en el Parque Kennedy. Y luego afirman que la nuestra, es Democracia.
En esta “Democracia”, Yaneth Navarro Flores y sus compañeras, siguen presas por nada; y sepultan en procesos judiciales a Pedro Castillo, a ver si lo liquidan.
En este tenso ambiente, la Segunda Toma de Lima bien puede no quedar en una frase, y generar más bien un movimiento social de gran envergadura que finalmente, dé al traste con el escenario actual y abra las puertas a una, aunque fuera precaria, solución de la crisis.
Por lo pronto, la cosa hace agua por todas partes. El Congreso se hunde inexorablemente y sin remedio, en su propio estiércol. La renuncia de José Cevasco, el Oficial Mayor, así lo indica. Y aunque los parlamentarios se aferran a sus puestos anhelando llegar al 2026 a cualquier precio, crece en calles y plazas la indignación ciudadana, que los escupe al paso.
Por lo demás, los “Partidos” que lo integran hacen pingues negocios con la plata de los contribuyentes. Avanza País, Renovación Nacional y Fuerza Popular hacen uso delictivo de esos recursos. Todos lo saben.
Por su parte, la Fiscal de la Nación, la señora Patricia Benavides, comienza a darse cuenta que no es la reina de Saba, y que está obligada a guardar las formas y cumplir las leyes para que no la agarre la guadaña de la justicia.
Claro que esa Justicia, es extremadamente relativa. Y funciona de modo singular. Hace unos días, fue detenida en España una joven peruana de 18 años –Pamela Cabanillas Sánchez– acusada de estafa. Muy pronto será extraditada. El magno Juez Hinostroza Pariachi -acusado por muy graves delitos- seguirá feliz allí porque con él, no es la cosa. Las órdenes de captura, no parten de Lima. Y lo de Alejandro Toledo, seguirá en veremos.
En resumen, el gobierno del dúo maléfico -Boluarte / Otárola- queda solo, peor que mal acompañado
