Escribe: Milciades Ruiz
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Hay malos augurios sobre la economía peruana que, lejos de crecer se ha contraído -0,45% en lo que va del año. No es mucho, pero si no hay crecimiento, los problemas sociales se agudizan, sobre todo en los sectores más indefensos. No podemos esperar mucho de este gobierno, ni supeditarnos a lo que haga. Hay que prepararse para afrontar lo que se viene, con iniciativas de lucha eficiente.
El sistema globalizado nos hace pagar culpas ajenas. El enfrentamiento actual entre bloques hegemónicos, causa estragos en la economía mundial que, ha perdido movilidad (ralentización). Caen como naipes, muchas actividades que dependen de los motores principales, afectando a los más débiles. Perú, sufre las consecuencias, los negocios caen, hay inflación, desempleo, mayor delincuencia, la política se degrada, el descontento social crece, etc.
Esta situación se ha empeorado porque al mismo tiempo, el sol se ha recalentado aumentando la intensidad de su radiación sobre los planetas cercanos. La prensa aumenta la preocupación alarmando sobre un “Niño” global, “Niño costero” y otros anuncios catastróficos. Pero el fenómeno de “El Niño”, es otra cosa. Lo tenemos todos los años en el solsticio de verano, cada 21 de diciembre, como lo saben los pescadores peruanos que acuñaron ese nombre por su cercanía a la Navidad.
El asunto es que, en esa rutina la corriente marina de Humboldt que viene del sur, se encuentra con una corriente cálida que viene de Ecuador, en momentos en que llegan al norte peruano el oleaje cálido empujado por los vientos desde el centro del océano Pacífico, dado lugar al “Niño”. Puede ser un evento débil y a veces catastrófico cuando ocasiona lluvias torrenciales. Es lo normal.
Pero ahora resulta que, desde junio empezó una tormenta solar cuyas “llamaradas” se extendieron más de lo normal recalentando nuestra atmósfera, cuando ingresábamos al invierno como ocurre cada 21 o, 22 de junio. En ese momento el planeta se había alejado del sol y su inclinación nos quitaba alumbramiento solar, como sucede cada año. Es por eso que al hemisferio sur no le ha afectado tanto como al hemisferio norte, que la tormenta lo agarró en pleno verano.
Los astrónomos del Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) comprobaron que el pasado 14 de julio, ocurrió una tormenta solar “CME”- caníbal. La segunda eyección se detectó un día después con una alta velocidad y el 18 de julio, se produjo otra tormenta solar caníbal que incluso afectó los satélites artificiales. Pero la tormenta continúa, previéndose que se prolongará hasta el 2025.
El asunto es que, el calentamiento de la temperatura en nuestro país, trastorna los ciclos biológicos y los ciclos industriales pues al no haber frío no hay demanda de ropa de invierno, etc. La campaña agrícola anual termina en junio con las últimas cosechas. A partir de julio se van acabando las existencias y los precios suben.
En el caso de la papa la sierra abastece hasta julio. Es cuando entra la papa de la costa. Pero este año, por el alza de la temperatura, no se ha sembrado en costa como en otros años, y entonces los precios se han elevado por desabastecimiento. Pero el calor afecta también la floración de los frutales, como el limón y otros cultivos, disminuyendo su producción. Entonces los precios suben considerablemente, contribuyendo a una mayor inflación y gasto familiar en todos los productos.
No está en nuestras manos controlar el clima ni el conflicto en torno a Ucrania, ni la recesión económica mundial. Son factores externos y tampoco podemos echarle la culpa al gobierno de esos factores adversos. Pero sí, está en manos del gobierno resolver el desabastecimiento. La exportación de alimentos también, desabastece el mercado interno provocando inflación. El año pasado se ha exportado más 4 millones de toneladas de productos agropecuarios (SUNAT).
Por ejemplo, la cebolla fresca se exporta más de 12 mil toneladas mensuales sobre todo a EE UU, a un precio promedio de US$ 0.35 kilo. Favorecemos a los “gringos” a costa de empobrecernos. Limón fresco se exporta más de 300 toneladas mensuales a un precio de US$ 1.30/kilo. Pero también se exporta miles de toneladas en jugo de limón y otros derivados. La lista de alimentos exportados es larga. Lógicamente, esto provoca escasez y altos precios.
En este caso, si esto hace daño a la economía popular, se tiene que regular para combatir la inflación. Aunque, valgan verdades, no hemos acostumbrado a la comida barata en perjuicio de los campesinos que producen alimentos. Pero hay formas de gobernar equitativamente y esto sí podemos exigir a los gobernantes. La justicia social no cae del cielo, hay que lucharla hasta conseguirla.
En el cuarto trimestre sabremos con mayor certeza cuan fuerte será “El Niño” y mientras los ciudadanos costeños piensan en los desastres que podrían ocurrir, los agricultores, que son mayoría nacional, estarán esperando un año agrícola bueno, con abundante agua. Las lluvias torrenciales causan desastres pasajeros en la costa, pero luego hasta los áridos cerros reverdecen, la vida florece en todas partes, habrá buenas cosechas y, resucita la economía.
“No hay mal que bien, no venga”, es la dialéctica popular.
Agosto 22- 2023