«… Intentaré resumir mi vida. Nací el 2 de enero de 1920 en un lugar montañoso de la hacienda La Constancia, en el distrito de Chocope, antigua provincia de Trujillo que hoy se denomina Ascope. Mi padre se llamó Wulmar de Leoncio Donasor Bueno Tello, originario de San Marcos, en Cajamarca. Mi madre era una morena muy saludable que se llamaba Sara Barrantes Matos. Mi papá era un trabajador golondrino, es decir, venía de vez en cuando a la hacienda en la época de siembra y cosecha de la caña de azúcar. Debido a su condición de domador de caballos, este golondrino se hizo amigo de mi abuelo, conoció a mi madre y se la levantó. Entre gallos y medianoche, se fueron a una zona montaraz, donde se dedicaba a cortar la leña… «.
Leoncio Bueno ha trascendido en y al tiempo. Feliz día camarada.
Leoncio Bueno: Soldado viejo (extracto)
El Comercio, 24/09/2017
Por Eloy Jáuregui
(…)
“En el taller de Casagrande, el maestro le dijo a mi mamá que yo era un chico muy ignorante, que estaba muy atrasado en aritmética, y que comprara una pizarrita para que él me enseñara. Eso me avergonzó mucho. Entonces yo me dije: ‘Me voy a educar en forma autodidacta, voy a leer libros, voy a prepararme por mí mismo. No necesito maestro’. Y así agarré poesía y lucha social de raigambre campesina. Luego la vida me llevó a ser invasor de barriadas en la capital, soldado de caballería, obrero, mecánico, periodista y portero”, cuenta. Y recuerda también a sus maestros anarcosindicalistas. Entonces él también quiso ser un buen orador, polemista y escritor, y dar la pelea en los sindicatos, en los partidos. Y jura que su anarquismo travieso se hizo militancia aprista por la personalidad del líder.
Luego, por estar contra el estalinismo que se había instalado en los partidos comunistas latinoamericanos, Leoncio Bueno se hizo trotskista. Un asunto extraño porque él era obrero; y los trotskistas, de clase media. De pronto, se vinculó a poetas tan disímiles como Emilio Adolfo Westphalen, Xavier Abril y César Moro, con quienes creó el Grupo Obrero Marxista; y con Víctor Mazzi, Eliseo García Lazo, José Guerra Peñaloza y Carlos Gómez Loayza, quienes dieron vida al Grupo Primero de Mayo. Fue militante del Partido Comunista Peruano, pero debido a un choque con la cúpula durante la huelga general de 1944, fue expulsado. Luego de eso, coincidirían en toda marcha, huelga o llamado al activismo político.
Los poetas de los setenta lo reconocíamos por sus versos de La guerra de los runas, libro fundamental en su obra e hito de la poesía de la migración, iniciada por José María Arguedas. Este canto nacional sentó las bases de una nueva estética que luego estalló con toda su vibración. Bueno devino en fundador de una poética del desarraigado y de la esperanza. Aunque es considerado por la crítica y los lectores como un poeta “de los de abajo”, Bueno es un hombre cultísimo, un vanguardista que en aquellos años recomendaba leer sobre el estructuralismo y el pensamiento posmoderno. Era especialista en Barthes y en Foucault.