EL CLARÍN DE CHILE
Desde su instalación, el gobierno de Sebastián Piñera ha impulsado una serie de reformas en contra de los intereses de las y los trabajadores y sectores populares. Por ejemplo, se ha propuesto una serie de reformas al actual Código del Trabajo, que busca anular la eficacia real de la huelga como método de presión y flexibilizar de manera brutal la jornada de trabajo. En materia previsional, se intenta mantener el cuestionado sistema de AFP, a través del engaño, la mentira y el desconocimiento de la propuesta alternativa de los trabajadores: un sistema previsional tripartito y de reparto solidario. Todas estas medidas, sabemos que, de aprobarse, nos harán retroceder cien años en conquistas y derechos.
En la cuenta pública, sin ninguna autocritica por el asesinato del mapuche Catrillanca, el escandaloso montaje y el robo de cerca de 30.000.000.000 de pesos en Carabineros, se anunció el fortalecimiento de la opción policial para enfrentar los problemas sociales relacionados con las comunidades mapuche, la migración, los estudiantes y la juventud popular.
El otro eje de los anuncios fue que se profundizarán los incentivos a la inversión de capital privado en los sectores de Previsión, Salud, Vivienda, Obras Pública, Transporte y Educación. Vale decir, se reducirán los derechos sociales en estos sectores para aumentar el lucro de los empresarios, a través de la venta de servicios básicos transformados en mercancías.
Se debe recordar que Piñera llegó al gobierno con la promesa electoral de más crecimiento económico y más trabajo para la gente. Sin embargo, el crecimiento en 2019 ha sido de 1% y la cesantía sobrepasa el 6%. El propio gobierno reconoció que las cifras no mejorarán en adelante. Además, el desprestigio de las instituciones se mantiene o aumenta. Esto es, dicha profundización neoliberal se pretende realizar en momentos en que las expectativas ciudadanas de los “tiempos mejores” comienzan a chocar de frente con el empeoramiento de sus condiciones laborales y de vida.
No obstante, si los movimientos de trabajadores, pobladores y sociales en general no expresan su rechazo efectivo, en las calles, plazas, puertos, centros de trabajo y estudio, nada detendrá este avance autoritario del neoliberalismo.
Nuestras fuerzas por separado no son suficientes para enfrentar esta arremetida del capital contra el trabajo. No son tiempos para competir o desconfiar entre nosotros y nosotras. Hoy están en huelga y movilizados en la calle las y los profesores, mañana serán los trabajadores de la minería o portuarios, pasado mañana las familias sin casa… el camino debe ser la articulación concreta en la lucha por nuestros derechos laborales y sociales.
Contra la profundización del neoliberalismo autoritario anunciada por Piñera, convocamos a una jornada de lucha por la defensa de la democracia y por la recuperación de nuestros derechos laborales y sociales.
Con la nacionalización del Cobre en la memoria y un trabajo y vida digna en el horizonte, decimos: ¡BASTA YA!
Por un sistema previsional tripartito y de reparto solidario
Por la defensa de la educación pública, en especial del profesorado
Por el fin al código laboral de Pinochet
Por el fortalecimiento de las organizaciones de trabajadores
Por una Constitución Política democrática, nacida de una asamblea constituyente
Por el derecho a la vivienda y la ciudad
11 de julio: Jornada de lucha por los derechos laborales y sociales.
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