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Nueva Política de Defensa tiene enfrentadas a la Armada con el Ejército y la Fuerza Aérea

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Coletazos del Informe Dine

INTERFERENCIA 31/10/2020

Laura Landaeta

Visita protocolar del comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez, a su par de la Armada, Julio Leiva, el 21 de mayoVisita protocolar del comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez, a su par de la Armada, Julio Leiva, el 21 de mayo

Discusiones a gritos, denostaciones de funcionarios y hostigamiento son sólo algunos de los conflictos que se han presentado en el Ministerio de Defensa luego de que el subsecretario Cristián de la Maza Riquelme y sus asesores de la Armada y Renovación Nacional, modificaran la hoja de ruta de la defensa nacional, “a espaldas de las demás ramas de las FF.AA. y en directo beneficio de su institución”. 

El 1° de abril Ricardo Martínez, comandante en jefe del Ejército y el subsecretario de Defensa, Cristián de la Maza (un ex almirante), tuvieron una tensa reunión en la oficina de este último que terminó a los gritos. La razón: los roces generados por la política de defensa que regirá los próximos cuatro años y que, acusa el Ejército, los desfavorece frente a la Armada.

Hace unos días INTERFERENCIA relató el duro conflicto que se ha vivido al interior de las Fuerzas Armadas en los últimos meses y que tuvo como broche de oro la filtración de un informe que la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dine), le entregó al presidente Sebastián Piñera y cuyo contenido despertó duras críticas de todos los sectores por su falta de pulcritud y fuentes de dudosa calidad al sostener que existió “intervención extranjera de Cuba y Venezuela en el estallido social”.

Pero esa fue sólo la punta del iceberg.

La filtración del informe de la Dine ocurrió días después de que una nota de El Mercurio reviviera el penoso actuar de la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia), que hoy es dirigida por un ex funcionario de la Armada, Gustavo Jordán, en no prever el estallido social, así como en el escándalo por la recepción del famoso informe de Big Data entregado por privados y que acusaba hasta al movimiento K-Pop de a revuelta.

Leer ambas nota traslucía lo evidente: un conflicto mayor se fraguaba en las esferas militares.

Así lo pudimos comprobar luego de conversar con diversas fuentes de las tres ramas de las fuerzas armadas, evidenciando en ellos una fractura que tiene una sola gran causa: La Nueva Política de defensa nacional.

El 24 de julio de 2019 en el Congreso se aprobó la nueva ley de financiamiento de las capacidades estratégicas de las Fuerzas Armadas y que entre otros puntos señala: “Se establece una política de Defensa como criterio orientador de las capacidades estratégicas de la Defensa Nacional, que será presentada ante las comisiones técnicas de la Cámara y el Senado. Esta política concretizará la planificación para el Desarrollo de la Fuerza que tendrá una duración no inferior a ocho años. Esta planificación derivará en un plan cuatrianual de inversiones”.

Una política de elevado costo; la específica del año 2020 tiene un costo superior a los US$ 2 mil millones. Se trata de una estrategia de implementación que define los lineamientos de la modernización de las Fuerzas Armadas, así como también redistribuye tareas entre cada rama. Una política, además, que entrega mucho poder e información clasificada a quienes estén a cargo de áreas de desarrollo claves. Una política, al fin, que se ha construido de «sospechosa forma», según acusan algunos oficiales del Ejército y de la Fuerza Aérea (FACh); todo esto “en directo beneficio de la Armada”.

La Nueva Política de Defensa

La Subsecretaría de Defensa dirigida por el almirante en retiro Cristián de la Maza Riquelme, se ha hecho cargo de la creación de los parámetros de esta Nueva Política de de Defensa, pues le corresponde administrativamente.

En conjunto con los cuatro representantes de las ayudantías militares (uno por cada rama de las Fuerzas Armadas y uno por Carabineros), el equipo asesor del subsecretario y el equipo asesor técnico del Ministerio de Defensa comenzaron a darle forma a esta gran hoja de ruta que incluye entre sus tópicos la seguridad interna y externa, los servicios secretos, la compra de insumos bélicos, y la inteligencia.

Desde un inicio se veía una ligera carga en favor de la Armada, pues De la Maza puso en todos los cargos estratégicos de su administración a ex funcionarios de esa institución y a militantes de Renovación Nacional (RN), partido con el que la Armada ha estrechado un vínculo en los últimos años, habiendo puentes directos con los senadores de la Región de Valparaíso Kennet Pugh -un ex vicealmirante, independiente por cupo RN- y Francisco Chahuan. 

Pero lo que era una ligera inclinación hacia la Armada, fue pronunciándose con los meses, al punto en que fuentes en el Ejército y la FACh acusan que “esta administración quebró el balance histórico entre ramas de la Fuerzas Armadas”.

La Subsecretaría, que cuenta con cuatro divisiones, tiene hoy dos de ellas controladas por la Armada, una por el Ejército y una por el mundo civil. De todas ellas, la de Planes y Política, que es la principal en lo que se refiere a la creación de esta política de defensa, hoy la dirige el capitán de navío Abel Weber, brazo derecho de De la Maza en la Armada.

En este escenario, una fuente de la FACh comenta: “El subsecretario tiene todo el poder real, el hace avanzar la agenda, crea políticas. La derecha nunca ha pescado el Ministerio de Defensa, nunca le ha interesado. Trabajar en este ministerio requiere tener claridad sobre estrategia, leer mucho, conocer los códigos y eso nunca ha sido importante para ellos. Entonces, Piñera le entregó el control de la agenda a la marina, porque el Ejército está desacreditado cuando él asumió, porque Martínez no era de su gusto y no consideraron a la FACh, pues se venía el cambio de mando”. 

Una fuente castrense en tanto agrega que “a la marina lo que le importa es controlar las lucas, porque al final de esto se trata todo: las lucas y el poder; quién compra más tecnología y quién puede hacer su trabajo con mejores implementos y presupuestos”.

Los dueños de la pelota

Según señala el protocolo de trabajo para generar esta Nueva Política de Defensa, la redacción de esta hoja de ruta tenía tres fases. La primera duró cinco meses entre junio y noviembre de 2019, en ella se generó un documento conjunto entre los cuatro representantes de las ayudantías militares, asesores del subsecretario y otros expertos del ministerio. “Fue un trabajo duro, costó llegar a consenso, porque cada rama quería cosas puntuales que iban en su directo beneficio, pero finalmente se consensuó un documento que se sellaba con las cuatro firmas de los ayudantes”, comenta una de las fuentes para este reportaje.  

Luego de consensuar un manuscrito, se elevó el documento al gabinete del subsecretario y del entonces ministro Alberto Espina en lo que se llamó fase dos y que ocurrió en enero de 2020. El ministro “se preocupó solamente de la parte jurídica”, señala una fuente castrense; y le encargó la parte de la implementación de la política como tal al subsecretario De la Maza, quien desapareció con este documento conjunto por varios meses hasta que llegó con la versión final recién a finales de agosto de este año, la cual, al ser revisada por los integrantes de esta comisión que originalmente debía crearla, era totalmente diferente.

“Cuando revisamos el resultado, nada de lo generado con esta discusión inicial estaba en el documento final. Prácticamente la incineraron e hicieron otra cosa, que se basa en las zonas de defensa que actualmente ocupa la Armada”. 

En la política generada en equipo se consignó la necesidad articular la compra de tres puntos trascendentes, uno por rama: Primero, equipamiento y tecnología para la defensa de la frontera terrestre, luego la frontera marina y finalmente la compra de radares y un satélite para la FACh.

Según una de las fuentes consultadas, que participó de las primeras fases, el documento final hecho por De la Maza y su equipo, consigna como prioridad el Océano Pacífico, argumentando que la frontera terrestre es labor de la PDI, sólo con respaldo del Ejército, lo que implica menor inversión para esta rama. Respecto de los radares, estos fueron pospuestos, y si bien se mantiene vigente la necesidad de comprar el satélite, no se pone fecha ni monto para la transacción. «Vi con sorpresa que todo el trabajo fue desperdiciado”, comenta. 

La gallera de De la Maza

Consultadas las fuentes de este reportaje sobre por qué no se hizo ver el malestar al subsecretario en el acto, ellos argumentan casi al unísono que la Defensa funciona como un cuartel, “los militares somos respetuosos de la jerarquía y nadie iba a enfrentar al subsecretario si no lo hacían nuestros comandantes en jefe”.

Fue antes de agosto, a mediados de marzo de 2020, que Arturo Merino, comandante en jefe de la FACh y Ricardo Martínez, comandante en jefe del Ejército, se enteraron de este golpe de timón de la Armada. Dice un aviador que Merino no quiso entrar en polémica pero hizo saber su malestar directamente al ministro Espina y al propio Presidente. En cambio, Martínez sí se enfrentó a De la Maza en dos ocasiones, una en abril y la otra en agosto. 

En una de ellas terminaron a los gritos, señala un testigo: “El Ejército está desmoralizado, se ha instalado una supremacía moral de la Armada. En las filas hay mucha desmoralización. Ellos se han sentido pasados a llevar. Ha habido peleas grandes entre el subsecretario y el comandante en jefe del ejército y esas peleas han trascendido. Ha habido reuniones a los gritos, una de las más duras fue la del 1° de abril pasado. Los lazos están súper cortados”.

Según relata otra fuente castrense “el Ejército no se ha hecho valer porque el subsecretario es naval y toda su cofradía. Aquí se rompió el equilibrio que había por ejemplo con Oscar Izurieta en esa subsecretaría, donde todas las reuniones eran en mesa redonda y colaborábamos todos por igual. Hoy además no sólo nos hemos sentido pasados a llevar por la forma en que nos han secuestrado la política de defensa estos señores, sino que, además, la convivencia se ha visto afectada al interior del Ministerio”.

De hecho, existen en la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) algunas denuncias internas en el Ministerio de Defensa que se están investigando respecto de algunos de los funcionarios de la cartera que se sienten hostigados y maltratados por sus jefes.

Uno de ellos relata: “La convivencia está rota. Hay una colega hija de milico casada con milico y la han denostado en forma sistemática, en la división de Planes y Política, y eso no ocurría antes”. 

La situación incluso ha salpicado a funcionarios que el mismo De la Maza llevó a trabajar a su gabinete, como es el caso de una abogada que, viendo el maltrato que se tenía y la denostación constante de los trabajadores de la Subsecretaría, decidió renunciar.

Una fuente antigua del Ministerio comenta que se ha instaurado una política donde el subsecretario es “dios”: “ahora, todas las instancias pasan por él. Él ordena los sumarios, el fiscal investiga y propone una pena, pero que él decide si es la correcta y la establece. Y si quieres apelar, debes hacerlo con él. Entonces tiene amedrentado a todo el equipo, civil y uniformado”.

La segunda vuelta presidencial y la politización de la Armada 

Una de las fuentes entrevistadas reconoce que la Armada es hoy la rama de las Fuerzas Armadas más politizada. Tanto es así que negoció compartir lista con Francisco Chahuan de RN en la Región de Valparaíso, llevando como candidato a Kennet Pugh, y logrando sacar ambos escaños en el Senado. 

De esta movida surgió un compromiso por unificar los votos de las Fuerzas Armadas en segunda vuelta para que Piñera no perdiera contra Alejandro Guillier en la presidencial de 2017. Algo importante, pues en la primera vuelta gran parte de los uniformados había expresado intenciones de votar por José Antonio Kast y el traspaso a Piñera no era del todo claro. 

Lo anterior es relevante, pues según fuentes que han estudiado los grupos de extrema derecha, estos se nutren de la Armada más que de ninguna otra rama de las Fuerzas Armadas.

De tal modo, se gestaron -dicen fuentes castrenses- dos reuniones con los altos mandos de la FACh y el Ejército, de los cuales surgió la promesa de Piñera de indultar a algunos criminales de Punta Peuco y comprar un satélite para modernizar el trabajo de la FACh.

A cambio de este cónclave, organizado por la Armada, Piñera se comprometió a entregar la Subsecretaría de Defensa; pieza clave en Defensa, ya que es la encargada de manejar los planeas de desarrollo, definir las compras, y manejar presupuestos y fondos. 

Tras el estallido social, la ANI quedó en manos del ex almirante Gustavo Jordán Astaburuaga, quien fue duramente cuestionado en la interna por la poco transparente forma en la que se llenaron los cargos de inteligencia (ANI) a nivel nacional con una buena proporción de ex marinos, utilizando el viejo truco de llamar a postular el día 22 de diciembre de 2019 y ponerle fin al proceso al día siguiente a las 3 de la tarde, requiriendo para ello una gran cantidad de documentos.

Por su parte, el subsecretario De la Maza formó su equipo asesor con puros militantes y simpatizantes de RN: Fernán Lecaros, como jefe de gabinete; Carolina López, encargada de la parte jurídica; Marianca Egaña, jefa de administración y gestión interna, y David González, encargado de modernización digital. Todos ellos, de la férula del partido.

El motivo por el cual tanto fuentes del Ejército como de la FACh han decidió hacer público este tema es que actualmente la política de defensa ha entrado en Fase 3 en la cual el subsecretario De la Maza y su equipo de asesores “están intentando legitimar esa política, hecha entre cuatro paredes, sosteniendo conversaciones en ministerios y cancillería para la firma final del presidente», dice una fuente de la FACh.

«Además, con el apoyo de Pugh, el representante de la Armada en el congreso, se ha hecho lobby con parlamentarios para que no sea materia de objeción, aunque la última palabra la tiene Sebastián Piñera”, señala la misma fuente.

“Esta política de defensa se ha hecho fuera de la Subsecretaria ¿dónde y quiénes la hicieron?… no se sabe, pero no es producto de la instancia gubernamental que se llama Subsecretaria de Defensa, donde debía trabajarse», dice una fuente del Ejército.

Hoy la Armada mantiene el control político de todo el espacio de la Defensa. Soy amigo de muchos civiles y siento que no está bien. La marina tiene el control de todo el Ministerio de Defensa y es super peligroso, más con lo que se está viviendo ahora”, concluye este militar.

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