por Franklin Machiavelo
Que no se equivoquen los candidatos del mercado,
ni los gerentes de las urnas maquilladas:
el alma de Chile no se subasta,
ni el pueblo chileno es mercancía en feria electoral.
Otra vez vienen con promesas gastadas,
con el mismo libreto escrito por Pinochet
y bendecido por la escuela de los Chicago Boys,
con sonrisas falsas y manos manchadas de entreguismo.
Nos quieren vender patria en cuotas,
entregar el agua, el litio y la dignidad al mejor postor,
pero Chile no se vende,
porque aún hay memoria, rabia y futuro en las calles.
El continuismo neoliberal no es destino,
es traición con corbata.
Y aunque se disfracen de progresistas,
siguen administrando la herencia maldita del dictador.
No olvidamos. No perdonamos.
Y sobre todo: ¡NO NOS VENDEMOS!
Porque el pueblo chileno vale más que cualquier voto comprado
y más que cualquier modelo impuesto a sangre y fuego.