El Clarín de Chile
Durante la 27ª sesión del Comité sobre Desapariciones Forzadas de la ONU (CED), que empezó hoy en en Ginebra, Marruecos se somete por primera vez a examen. Durante este último, el CED de la ONU evaluará la información presentada tanto por el Estado marroquí como por la sociedad civil, la cual está denunciando la práctica marroquí de desapariciones forzadas hacía los saharauis así que la impunidad de la potencia ocupante hacía los ojos de la comunidad internacional.
Desde su invasión del Sáhara Occidental en 1975, Marruecos ha utilizado sistemáticamente las desapariciones forzadas como herramienta de represión y para suprimir el derecho del pueblo saharaui a la libre determinación. A pesar de estos crímenes en curso, Marruecos no ha rendido cuentas. Los autores de desapariciones siguen ocupando puestos clave en el ejército y el gobierno marroquíes, lo que perpetúa una cultura de impunidad y fomenta un estado de miedo y terror.
Antes de la revisión de Marruecos, la sociedad civil saharaui, representada por el Grupo de Trabajo sobre Derechos Humanos en el Sáhara Occidental Ocupado, apoyado por el Comité Noruego de Apoyo al Sáhara Occidental, presentó un informe de 114 páginas al CED de la ONU en el que se describe la cuestión de las desapariciones forzadas en el Sáhara Occidental. Al presentar el informe, la sociedad civil saharaui denunció la impunidad de que goza Marruecos y exigió la creación de un nuevo organismo independiente para revisar las violaciones cometidas por Marruecos como potencia ocupante en el Sáhara Occidental.
El Grupo de Trabajo también se reunió con expertos del CED de la ONU para expresar su preocupación y denunciar la impunidad de que goza Marruecos. Durante la reunión, Ghalia Djimi, ex víctima de desaparición forzada, explicó al Comité cómo las desapariciones forzadas han persistido en el Sáhara Occidental durante décadas, dirigidas contra activistas saharauis, civiles y sus familias. Describió el impacto duradero que han tenido las desapariciones forzadas en el pueblo saharaui, señalando cómo la incertidumbre en torno al destino de los desaparecidos crea un clima de miedo e intimidación. Las familias de los desaparecidos permanecen en un estado de limbo perpetuo, incapaces de hacer el duelo o seguir adelante debido a la falta de información sobre sus seres queridos. Este es también el destino de la propia Ghalia, que sigue buscando la verdad sobre la desaparición de su madre, al igual que cientos de otras familias.
