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Mapuche, nación guerrera hija de la tierra

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Arturo Alejandro Muñoz

La Conquista de América por parte de la España Imperial fue una saga de invasiones, apropiación de recursos naturales y un verdadero genocidio de pueblos originarios. Un tras otra fueron cayendo las imponentes ciudades americanas, desde aztecas y mayas hasta incas. Tenochtitlán, Chichén-Itzá, Cusco, fueron saqueadas por las victoriosas armas hispánicas, las que comenzaban a dominar casi contrapesos mayores un vasto territorio que iba desde el México actual hasta  la zona central de Chile y de Argentina.

Nada detenía a las tropas imperiales europeas desde 1492 hasta….1589, año en que las huestes monárquicas hispanas sufrieron una absoluta y sangrienta derrota.

Ello ocurrió en el mes de diciembre del año 1589; para ser más exacto, fue en el día 23 de ese mes. ¿Dónde? En un lugar llamado Curalaba (o Kuralaba), a orillas del río Lumaco en la región de Angol, en el sur de Chile.

Ya habían experimentado años atrás amargas derrotas los hispanos en su avance por tierras mapuche  –también en el mes de diciembre pero en 1553-, cuando el gran toqui Lautaro y sus huestes derrotaron a una parte del ejército español y abatieron mortalmente al conquistador de Chile, capitán Pedro de Valdivia. Pero esta vez, en Curalaba, la derrota fue aún peor, y las consecuencias, históricas, ya que esa batalla marcó el final de la Conquista y el comienzo de la Colonia en Chile.

La corona española había nombrado Gobernador del Reyno de Chile a Martín García Óñez de Loyola. Según antiguos relatos, este personaje se distinguía más por sus parentescos que por otros méritos. Era sobrino de San Ignacio de Loyola, y casado con la princesa doña Beatriz, emparentada con la familia real de los Incas; adjetivos estos que lo colocaban en una especial situación ante sus similares venidos de la península.

Confiado en la capacidad guerrera de sus hombres y en lo que llamaba “la voluntad de Dios”, Oñez de Loyola decidió viajar hacia la ciudad de Angol, para asistir al corregidor de aquel poblado, además esperaba reclutar nueva gente para sus ejércitos en esos lugares.  Se le informó en varias oportunidades que el territorio hacia Angol estaba lleno de peligros, que los mapuche habían iniciado  un nuevo alzamiento, y que eran tres los toquis bravíos y decididos: Pelantarú, Anganamón y Huaiquimilla.  Pero Oñez de Loyola desoyó los consejos e inició el viaje.

 A este respecto, el respetado historiador chileno Diego Barros Arana, escribió lo siguiente:

<<El gobernador Martín García Oñez de Loyola pasó el verano de 1597-1598 sin enfrentar a los indígenas del sur, los cuales, por otra parte, se mantenían tranquilos. En abril se trasladó a Concepción para pasar el invierno junto a su familia y se dedicó al trabajo administrativo. Al venir la primavera impulsó una nueva campaña, de forma que incluso los vecinos de Santiago debieron contribuir con jinetes. En esa misma estación hizo una visita a las ciudades del sur. Fue entonces cuando el corregidor de Angol le informó acerca del levantamiento de los habitantes de Purén, de manera que salió el 21 de diciembre desde La Imperial y tomó camino hacia Angol. El camino era en sí peligroso, pero el gobernador estaba confiado en la superioridad de sus hombres.

<<En el camino arribaron a un lugar llamado Curalaba, situado en las orillas del río Lumaco, donde se entregaron al descanso y sin tomar las medidas de precaución pertinentes. El caudillo de los indígenas de la región era Pelantarú, quien reunió a un grupo grande de guerreros con el fin de asaltar el campamento español. Aprovecharon la noche para acercarse a este recinto y en la madrugada del día 23 de diciembre cayeron sobre los europeos. Estos últimos trataron de defenderse, pero sus esfuerzos fueron inútiles; de hecho, allí pereció la mayoría de ellos, incluyendo el gobernador Oñez de Loyola.

<<Con este hecho comenzó un levantamiento general en Arauco, el cual puso en peligro toda la obra de la conquista de Chile. Una después de otra fueron cayendo las plazas que se habían establecido al sur del río Biobío, por lo cual los europeos advirtieron que la frontera sur del reino de Chile iba a ser ese curso fluvial. Este gran desastre de las armas españolas determinará la creación de un Ejército permanente y el establecimiento de una línea de fuertes a lo largo del Biobío>>

Después de esa batalla, los españoles se vieron obligados a replegarse hacia el norte del Bío-Bío abandonando a su suerte las ciudades que habían fundado al sur dese cauce, muchas de las cuales fueron saqueadas e incendiadas por las huestes de Pelantarú. Para España comenzaba lo que se denominó “la guerra defensiva”, la cual duró trescientos años sin conocer vencedor ni vencido, pero obligaron a la corona española a enviar finalmente ejércitos profesionales a este territorio que carecía de metales preciosos y que exigía a la soldadesca europea enormes sacrificios y permanente valentía para sobrevivir en un territorio hermoso que ofrecía también la decidida y constante resistencia de un pueblo valiente y temerario que jamás mostró siquiera un somero intento de rendición.  

Para la nación mapuche, ella fue la victoria de Curalaba. En cambio, para la historia de España fue “el desastre de Curalaba”.

La nación mapuche, guerrera por antonomasia, e hija de la tierra, sería finamente sometida –aunque nunca totalmente- por los ejércitos de Chile independiente. Ello acaeció a mediados del siglo diecinueve, y muchas de aquellas tropas que adquirieron experiencia bélica en las batallas contra el pueblo mapuche sirvieron luego al país andino en la guerra que este sostuvo contra Perú y Bolivia, el año 1879.

Mapu= tierra  //  Che = gente

Mapuche=  gente de la tierra, hijos de la tierra

 

 

 

 

 

 

 

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