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Ninguno de los dos candidatos punteros en las elecciones presidenciales de Brasil logró superar el 50% de los votos, por lo cual se celebrará una segunda vuelta de los comicios el próximo domingo 30 de octubre. Ese día se definirá quién será el próximo mandatario del pueblo brasileño.
El candidato del Partido de los Trabajadores, Lula da Silva, obtuvo el 48,39% de los sufragios, mientras que su rival más cercano, el presidente del país y candidato del Partido Liberal, Jair Bolsonaro, consiguió el 43,23% de los votos, de acuerdo con los resultados finales del Tribunal Superior Electoral.
Tras la publicación de los resultados, el exmandatario brasileño de izquierda se reunió con sus colegas y simpatizantes en Sao Paulo, donde pronunció un discurso y aseguró que ganará en la segunda vuelta, que se llevará a cabo porque ninguno de los dos candidatos superó el 50% de los votos.
«Ayer dije que en todas las elecciones quiero ganar en la primera vuelta, pero no siempre es posible. Me motiva la creencia de que nada sucede por casualidad. Siempre me pareció que íbamos a ganar y vamos a ganar. Esto es tan solo una prórroga», dijo Lula.
Jair Bolsonaro, por su parte, declaró a medios locales que «vencimos la mentira, ahora tenemos un segundo tiempo por delante».
«Entiendo que hay voluntad da cambio por parte de la población, pero hay ciertos cambios que pueden ser peores», aseveró el actual mandatario brasileño en una conferencia de prensa.
La diferencia entre ambos candidatos fue de poco más de cinco puntos porcentuales, es decir, de más de seis millones de votos.
Las mesas de votación para la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil abrieron sus puertas a las 8:00 hora local (11:00 GMT) y permanecieron abiertas hasta las 5:00 de la tarde (20:00 GMT) para que casi 156 millones de ciudadanos pudieran sufragar.
Lula da Silva fue el primero de los candidatos favoritos en ejercer su derecho al voto. Con una formación de izquierda, los puntos clave de su campaña son luchar contra el hambre y la pobreza, además de la defensa de la Amazonía y la reactivación económica. Fue presidente de Brasil de 2003 a 2010, en dos mandatos, pero tiempo después se vio envuelto en un escándalo por corrupción y acabó en la cárcel, donde permaneció más de 18 meses hasta su liberación en noviembre de 2019.
Jair Bolsonaro votó poco después de Lula. Durante su campaña por la reelección afirmó que la agroindustria es más importante para «la seguridad alimentaria del mundo» que la protección de la Amazonía. También planea eliminar todos los impuestos federales sobre la gasolina. Sus políticas se identifican más con la derecha y el conservadurismo. En las semanas previas a las elecciones, emprendió algunos ataques verbales y críticas en contra del sistema electoral brasileño, al que ha tildado de ineficaz.
Además de elegir presidente, los brasileños también votaron para renovar la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. También escogerán a los gobernadores de los 27 estados del país y a los diputados de sus respectivas asambleas legislativas.