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Los traumas de la niñez pueden provocar ciertas enfermedades y problemas de la adultez

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Por Adán Salgado Andrade

Los traumas de la niñez, son muy determinantes en cómo nos comportamos de adultos. Niñas o niños abusados, maltratados, que hayan vivido o experimentado experiencias traumáticas, familias disfuncionales, pueden mostrar distintas conductas en su adultez, desde ser tímidos, violentos, tener baja autoestima, problemas de lenguaje y hasta enfermedades, como mostró un estudio efectuado en Estados Unidos, entre 1995 y 1997, realizado por el CDC (Centros para el control de las enfermedades de Estados Unidos, por sus siglas en inglés) y el instituto Kaiser Permanente, también de dicho país. Fue conducido por los doctores Robert Anda y Vincent Felitti. La investigación se denominó Adverse Childhood Experiences, ADE (Experiencias adversas de la niñez), pues dichos investigadores hallaron, en varios experimentos con personas con traumas de la niñez, que eran más propensas a padecer ciertas enfermedades.

El estudio es descrito en el libro The Body Keeps the Score escrito por el doctor Bessel van der Kolk, un extracto del cual ofrece el sitio digital Delanceyplace.com, del que tomo la referencia (ver: https://us5.campaign-archive.com/?e=fa90d7d342&u=6557fc90400ccd10e100a13f4&id=aaf5995561).

Anda y Felitti analizaron a más de 50,000 pacientes, los cuales tenían que establecer si habían o no, sufrido traumas de la niñez, e indicar el nivel de severidad de tales traumas, los que los padecían, que iba de cero, ninguno, hasta diez, muy severo.

Y a partir de ese estudio, los investigadores establecieron que, en efecto, al abuso infantil era un factor que detonaba “las más graves crisis de salud de los tiempos actuales”.

Felitti, en 1995, estaba a cargo del Departamento de Medicina Preventiva, en San Diego, California, dependiente del Kaiser Permanente, que tenía uno de los más grandes programas para detectar enfermedades del mundo. También, estaba a cargo de una clínica de obesidad. Un día, se presentó una enfermera de 28 años, que tenía severos problemas de obesidad, pues pesaba ¡185 kilogramos!

“Felitti estuvo de acuerdo con el clamor de la enfermera, de que su sobrepeso era su principal problema”

La sometió, entonces, a un programa de 52 semanas, dietas, drogas y otros tratamientos, para bajar. Y lo logró, la chica perdió 125 kilogramos y quedó en 60. “Se sentía muy bien, una nueva vida para ella”, dice Felitti.

Gracias a eso, muchos hombres se fijaron en ella de nuevo. “Tuvo un novio, con quien se llevaba muy bien, pero cuando éste le pido que tuvieran sexo, la enfermera, de inmediato, volvió a comer en demasía. Cuando Felitti la vio meses más tarde, ella había engordado, incluso más que antes. Y al someterla a un interrogatorio, ella le confesó que había sido abusada sexualmente por su abuelo, cuando era niña. Por ello, no quería saber nada de eso y se puso a engordar nuevamente, para que ni su novio, ni otro hombre, tuvieran sexo con ella, la rechazaran”.

Así que el trauma ocasionado por ese maldito abuelo abusador, le provocó a la enfermera un rotundo rechazo al sexo, que en situaciones normales, es muy necesario en una relación amorosa plena.

Dice Felitti, que para muchos con traumas, la obesidad es una “solución”. De hecho, como socialmente las personas con sobrepeso son rechazadas, muchas, al engordar, lo hacen justamente con ese fin, como la enfermera. “Doce años después, Felitti tuvo un reencuentro con ella. La chica le contó que se había operado el estómago, para resolver algo el sobrepeso. Bajo 43 kilogramos, pero como ya no podía engordar por su encogido estómago, comenzó a tener pensamientos suicidas. La hospitalizaron cinco veces y tuvo que tomar tres sesiones de electroshocks para controlar sus deseos de suicidarse”.

La reciente cinta “La Ballena”, de Darren Aronofsky, protagonizada por el gran actor Brendan Fraser, sobre un hombre con mórbido sobrepeso, más de 250 kilogramos, supongo, es un buen ejemplo de cómo la obesidad sirve para muchos, como una forma de hacer que los demás los rechacen, como en el caso de Charlie, que tomaba de pretexto su exagerada obesidad, para no mostrarse ante sus estudiantes de literatura, a los que daba clases por línea, pero con la cámara apagada, justificando que “no servía”. Y tanto sobrepeso, lo había adquirido luego de que había abandonado a su familia, para tener una relación amorosa con uno de sus alumnos, quien había fallecido cuando ya eran pareja. El trauma de su muerte, aunado al de haber abandonado a su esposa y, sobre todo, a su hija de ocho años, lo llevó a ganar tanto peso, para sentirse castigado y rechazado.

El caso de la enfermera, fue la base para que Felitti y sus colegas, emprendieran el ADE.

Lo que hallaron fue una fuerte conexión con adicciones y enfermedades de la adultez, en aquéllos participantes que habían sufrido abusos físicos, sexuales, rechazo físico o emocional o que procedían de familias disfuncionales, como padres divorciados, con enfermedades mentales o en prisión. “Comprobaron que las experiencias traumáticas de la niñez o adolescencia, son más comunes de lo que esperaban”. Hubo de todos los niveles económicos, con vidas financieramente seguras, “pero sólo un tercio, reportaron no tener traumas de la niñez”.

La mayoría de los traumados, digamos, se calificaron con cuatro o más, de la citada escala de nulo trauma o distintos niveles. “Uno de cada seis, reportaron niveles de cuatro o más”.

Con esos datos y los reportes de enfermedades y adicciones que padecían los encuestados, el ADE pudo establecer una fuerte relación.

Uno de los males que más prevalecieron fue la depresión crónica, “sufrida por un 66 por ciento de mujeres y un 35 por ciento, por los hombres, comparada con sólo 12 por ciento, para personas que no reportaron trauma alguno de la niñez. Y también halló el estudio que los antidepresivos o los analgésicos, son menos efectivos en personas traumadas”.

También, las personas con traumas de la niñez, son siete veces más proclives a volverse alcohólicos que las que no los tienen. Igualmente, tienen un 4,600 por ciento más probabilidades de usar drogas, incluso, intravenosas, que los que no padecen tales traumas.

Las violaciones a chicas en su niñez, también influyen en su comportamiento adulto. “Las que indicaron no tener traumas, un 5 por ciento, fueron violadas. Pero las que anotaron un nivel de traumatismo de cuatro o más, fueron violadas el 33 por ciento. Y hay la tendencia entre ellas a sostener relaciones violentas y destructivas de adultas. Los hombres que reportaron violencia doméstica, tienen siete veces más posibilidades de convertirse en maltratadores de sus parejas, ya de adultos”.

Más del 12 por ciento de la gente con traumas, dijeron que se debieron a que veían las golpizas que sus padres les daban a sus madres.

Por supuesto que un ambiente familiar violento, influye mucho en el estado de ánimo de niños y/o adolescentes. Eso explica porqué, muchos de ellos, tienen poco o nulo interés en ir a la escuela. Son pasivos, introvertidos. Y si aunamos un ambiente exterior violento, con asaltos, asesinatos, secuestros… es lo que está destruyendo aceleradamente el tejido social en México y en todo el mundo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/12/con-tratos-autoritarios-e-inhumanos.html).

También se halló que las personas con traumas infantiles, son más propensas a fumar, tomar, a tener sobrepeso, embarazos no deseados, tener varias parejas sexuales, así como padecer enfermedades de transmisión sexual. “Y son los que más padecen las diez enfermedades que provocan muertes en Estados Unidos, entre las que se incluyen enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedades cardiacas isquémicas y daño pulmonar. Tienen el doble de probabilidades de sufrir cáncer y cuatro, de enfermar de enfisema. El continuo estrés corporal, tiene sus consecuencias”.

Aunque, el lado bueno, señalan los investigadores es que algunas personas sí se cuidan, sabiendo qué tipo de enfermedades pueden adquirir.

Pero concluyeron los investigadores que si no se atienden los traumas de la niñez, esos problemas prevalecerán. “Si se redujeran los traumas infantiles en Estados Unidos, se disminuiría la depresión a la mitad, el alcoholismo, en dos tercios, en tanto que el suicidio, la violencia doméstica y las drogas intravenosas, en tres cuartos, además de que se mejoraría el comportamiento en la escuela, el trabajo y se reducirían bastante los encarcelamientos”.

Pues muy relevante el estudio.

Sí, en efecto, los traumas de la niñez son determinantes de nuestra vida adulta y si no son tratados convenientemente, mediante tratamientos psicológicos, como vimos, puede significar la diferencia de ser un adulto, digamos, “normal”, a convertirse en un asesino serial, en el extremo más grave.

Por eso, si tienen hijos, proporciónenles una niñez adecuada, feliz, tolerante, comprensiva…

Eso vale más que atiborrarlos de cosas materiales, que de nada valen, si no se les da el necesario afecto y cariño.

Al tener cosas materiales, sólo se vuelven consumistas – algo muy conveniente para este sistema de consumo –, autómatas-consumidores, pero no seres sensibles, pensantes y, sobre todo, libres de traumas.

Contacto: studillac@hotmail.com

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