Inicio Historia y Teoria La vida pasa, el tiempo no perdona y vamos quedando solos

La vida pasa, el tiempo no perdona y vamos quedando solos

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Arturo Alejandro Muñoz

Ayer murió el ‘Feña’. Eso me han informado desde Santiago… y lo han hecho con respeto, con decoro, sabiendo que mi corazón se resentiría.

Éramos los últimos de aquella estirpe de duros huesos viejos y de recuerdos idos que hoy pocos quieren sacar a la luz…porque molestan, porque desnudan, porque acusan.  Manolo, la Grana, Josefo, el Maito, la Sussy, Tadeo, el Johnny, Braulio, la Tuca, el Feña y el loco Archie. Ese era el grupo que tanto escozor y vergüenzas provocó a carabineros, al milicaje y al pinochetismo de vereda instalado en algunos barrios allá por los años 1982-1985. 

Uno a uno fueron abandonando este mundo…uno tras otro… hasta que sólo quedábamos Feña y el suscrito. Hoy ya nadie más resta del grupo, nadie, excepto yo. La maldita diabetes se llevó a Feñita, logrando un triunfo que les fue ajeno a fascistas y pacos golpeadores.

Nuestra “guarida” estaba en el corazón de la población La Victoria, casi frente al domicilio de mi querido amigo Ángel A.A. que nos brindaba apoyo y escondite cuando las papas comenzaban a quemar demasiado fuerte.

En esos tres años la CNI nos buscó incesantemente, sin resultados para ella. Ninguno de los nombrados vivía en La Victoria. Todos éramos jóvenes profesionales universitarios con domicilios en otros barrios. Los aparatos de inteligencia de la dictadura sabían que éramos abiertos opositores al régimen totalitario, así como sabían también que algunos de nosotros formábamos parte activa de directivas sindicales o gremiales, y del mundo de la cultura que en aquellos años se encontraba minimizado a punta de bayonetas.

Algún día escribiré la historia de ese valeroso grupo. Algún día saldrá a la luz la información respecto a la unidad del grupo con ciertas pandillas poblacionales, como la de los “chaquetas negras”.  Se conocerá entonces lo que la CNI jamás pudo determinar: ¿Quién fue el responsable de tumbar de un perfecto hondazo en el ojo al paco que disparaba contra las casas esa noche de junio de 1983, en el sector de Lo Hermida,  en plena protesta nacional? ¿Quiénes –y cómo- lograron dejar en ridículo a los tres agentes CNI que se movilizaban en un Chevrolet Opala la madrugada del 24 de Agosto de 1985 en el sector del Club de Polo, en Santiago Oriente? Pero no publicaré nada de ello,  ya que sólo se podrá hacer una vez que el último de los integrantes haya fallecido…vale decir, después de mi muerte;  está en mi testamento, mis hijos o mis nietos habrán de encargarse.

El Feña murió hoy. Todos se han ido. De ese ignoto grupo sólo quedamos los recuerdos y yo, sorbiendo nostalgias y llorando esperanzas… y para morderme los puños pues debo seguir luchando, pero en este caso, esa lucha es ahora contra esos mismos náufragos que alguna vez ayudé a rescatar  y que se montaron en las esferas del poder político dispuestos a traicionar a sus salvadores.   

Estoy solo. La vida pasa y el tiempo no perdona. Sin embargo, pareciera que desde algún lugar de un mundo etéreo el Feña me está diciendo. “hey, maluco… fuerza y ánimo, mira que la lucha recién comienza”.

 

 

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