por Héctor Testa Ferreira:
La salida de capitales desde Chile se dispara y alcanza récord en hogares y empresas.
La expatriación de recursos totaliza US$50 mil millones en los últimos 24 meses móviles terminados a agosto, lo más alto en 10 años. La mitad de esa cifra corresponde a hogares y empresas, según el BC, un monto histórico. Economistas relacionan este flujo hacia el exterior con la mayor incertidumbre política, económica e institucional del país. En contraste, la repatriación de dineros ha sido liderada por el gobierno y las AFP, que liquidaron activos internacionales para hacer frente a la pandemia y a los retiros de fondos previsionales»…
Decir que el Producto Interno Bruto de Chile el año 2020 fue de 250 mil millones de dólares, y el 2019 un poco más (279,4 mil millones de dólares). Es decir, en 2 años, ítem «Hogares y empresas» ha sacado del país casi un 10% de lo que ha producido toda la economía chilena en igual período.
Así, como si nada y obviamente ninguna política del Estado destinada a frenar esta salida de capitales, la minoría del rechazo sigue dando pasos en el entrampamiento, ataque, y boicot al proceso constituyente y el proceso de cambios que exigen las mayorías de los pueblos de nuestro país.
Es por esto, entre otras razones, que los procesos constituyentes se hacen con un órgano constituyente que está promovido a la vez parte de las fuerzas que están en el Gobierno. En otras palabras, es poco usual un proceso constituyente con un gobierno contrario a él, pues la generalidad es que el poder gubernamental esté en manos de quienes han impulsado el proceso constituyente, o al menos, que haya un gobierno interino, provisional, de transición.
En esta particularidad de la actual experiencia chilena, esto le está dando tiempos de respuesta y reacción importantes a los sectores dominantes del orden que se intenta comenzar a reemplazar.
Esta tendencia a la fuga de capitales, de continuar, debilita a más no poder los que siempre han sido débiles resortes de la economía chilena a la neoliberal, dependientes de que nada se toque, y todo sea extraordinariamente ventajoso para el capital transnacional y las oligarquías internas.
Y eso es precisamente lo que urge cambiar. En lo inmediato, lo que pase en las próximas Elecciones Presidenciales y Parlamentarias es de una importancia infinita, tanto para asegurar las condiciones del proceso constituyente y la soberanía de las decisiones que tome, como para frenar este riesgo creciente de fuga masiva de capitales».
