Por Elizabeth Borrego Rodríguez*
La Habana (Prensa Latina) El alegato de defensa del joven Fidel Castro tras el asalto el 26 de julio de 1953 a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, es reconocido como el documento que marcó la ruta de la Revolución cubana.
En sus palabras de autodefensa, en el juicio celebrado el 16 de octubre de aquel año, el líder cubano adelantó las proyecciones que caracterizarían la agenda política y social después del triunfo rebelde, en contraste con la precaria situación del país caribeño entonces.
Más de seis décadas después, el manifiesto es considerado uno de los textos principales del pensamiento político en América Latina, donde Fidel Castro expuso atropellos y corrupción de la tiranía de Fulgencio Batista (1952-1958).
Además, denunció los crímenes cometidos contra los asaltantes prisioneros, detalló la forma en que se planificaron las acciones y destacó el pensamiento del héroe nacional José Martí como guía intelectual en estos sucesos.
UNA DENUNCIA A LA CUBA DE ENTONCES
El documento contiene seis problemas fundamentales para la Cuba de esa etapa: la tierra, la industria, la vivienda, la salud, la educación y el desempleo; a la vez que reconoce como fundamental la toma de poder por el pueblo para erradicarlos.
‘(?) he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política’, aseveró el entonces joven abogado.
Las estadísticas recogidas en el alegato testimoniaban un país sumido en la pobreza, con el beneficio para empresas extranjeras que lo convertían en monoproductor y monoexportador, en concordancia con intereses comerciales.
De acuerdo con el texto, el 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos pagaba renta y sufría la amenaza del desalojo, 400 mil familias del campo y la ciudad vivían hacinadas mientras que el 90 por ciento de los niños del campo eran devorados por parásitos.
Más de la mitad de las mejores tierras estaban en poder de compañías extranjeras, casi dos millones y medio de la población urbana pagaba altos alquileres por las casas que ocupaban y una gran proporción de la población era analfabeta.
Sin embargo, en el alegato Fidel no solo estableció aquellos males conocidos de la República neocolonial, sino que además, fijó un plan para retomar el destino de una nación libre.
‘Los problemas de la República sólo tienen solución si nos dedicamos a luchar por ella con la misma energía, honradez y patriotismo que invirtieron nuestros libertadores en crearla’, aseguró en el juzgado.
De acuerdo con Marta Rojas, testigo excepcional de los sucesos del 26 de julio, la difusión de este documento resultó el primer triunfo rotundo de la acción armada.
‘La primera victoria estratégica derivada de la acción del Moncada, apoyada por 153 combatientes bien entrenados, aunque mal armados con escopetas de caza, sería el alegato que posteriormente cobró forma de libro’, señaló después la destacada periodista y escritora.
El documento se imprimió y distribuyó clandestinamente en la isla a partir de 1954, con el título ya universalmente conocido de La Historia me Absolverá, palabras que marcaron para siempre el devenir de Cuba.
LA LARGA MIRADA DE FIDEL
En el año del centenario del nacimiento de José Martí, aquel grupo de jóvenes se lanzaron el 26 de julio de 1953 al rescate de la República.
El cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, era la segunda fortaleza militar de entonces, sin embargo, la llamada Generación del Centenario se mostraba dispuesta a desencadenar la lucha armada contra la dictadura de Batista.
Mientras, en la ciudad de Bayamo, actual provincia Granma, otro comando pretendía desviar la atención de los adversarios para evitar el envío de refuerzos de esa ciudad a la vecina Santiago.
Los asaltantes no pudieron tomar ninguna de las dos fortalezas. Muchos de los sobrevivientes fueron asesinados.
‘No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen’, expresó ante el estrado el acusado devenido acusador.
El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros, agregó.
La operación marcó el inicio de la posterior etapa que incluyó la cárcel, el exilio de los principales líderes, la lucha en la clandestinidad, el desembarco del yate Granma, la etapa armada y la toma del poder el 1 de enero de 1959.
Marta Rojas enfatizó la relevancia histórica de La Historia me Absolverá para las etapas posteriores.
Quizás su mayor valor esté en el cumplimiento rebasado del programa revolucionario, la ratificación de la larga mirada del joven abogado Fidel Castro sobre Cuba, también extendida a los problemas cruciales de la humanidad y en particular del Tercer Mundo.
Durante la distribución clandestina de La Historia me Absolverá, el propio Fidel Castro reconoció en carta a las revolucionarias Melba Hernández y Haydée Santamaría la relevancia del texto para la lucha.
‘La importancia del mismo es decisiva; ahí está contenido el programa y la ideología nuestra sin la cual no es posible pensar en nada grande; además la denuncia completa de los crímenes que aún no se han divulgado suficientemente y es el primer deber que tenemos para con los que murieron’, escribió desde el Presidio Modelo, en Isla de Pinos.
arb/ool/ebr
*Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.
Muy reducido. Leí el libro y no se cómo, nuestro Fifo, pudo hablar tanto en un juicio.
Salud